Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



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En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

13 de julio de 2012

La puerta de la vida en plenitud


Acercándonos a conocer “La puerta de la fe”, Carta Apostólica en la que el Papa Benedicto convoca a la celebración de un Año de la Fe.

¿Ya has conocido la Carta Apostólica «Porta fidei» (La Puerta de la fe), en donde el Papa Benedicto XVI convoca al año de la fe que comenzará el 11 de octubre del 2012 y terminará el 24 de noviembre del 2013? Para prepararnos a la celebración de ese año de renovación, tenemos este tiempo para ir conociendo los contenidos en los que hemos de profundizar.

El Papa Benedicto ha convocado a todos los cristianos para celebrar un tiempo de redescubrimiento de nuestras propias convicciones y compromiso: es el Año de la Fe, oportuno para profundizar en el inmenso tesoro que Cristo nos ha confiado y nos ha mandado a comunicar al mundo entero. Al proclamar esta celebración, el Papa está consciente de que las consecuencias personales y sociales del compromiso de la fe suscitan hoy incomprensiones y negaciones: “Mientras que en el pasado era posible reconocer un tejido cultural unitario, ampliamente aceptado en su referencia al contenido de la fe y a los valores inspirados por ella, hoy no parece que sea ya así en vastos sectores de la sociedad, a causa de una profunda crisis de fe que afecta a muchas personas”.

Por todo esto se hace necesario dedicar un tiempo suficiente a la profundización, el estudio y el testimonio de las bellezas de nuestra fe cristiana. No podemos dejar que la sal se vuelva sosa y la luz permanezca oculta (cf. Mt 5, 13-16). Como la samaritana, también el hombre actual puede sentir de nuevo la necesidad de acercarse al pozo para escuchar a Jesús, que invita a creer en él y a extraer el agua viva que mana de su fuente (cf. Jn 4, 14).

                Tenemos que redescubrir que  «La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Pero sólo podremos transitar bien dicho camino en la medida en que somos más conscientes de lo que implica. Nuestro compromiso no puede ser ingenuo ni mucho menos despreocupado. Hace falta, por tanto, dedicarnos al estudio, el encuentro con las diversas manifestaciones de vida cristiana, la celebración común, la oración y el testimonio del tesoro que poseemos. Así nos haremos más conscientes de lo que nuestra fe implica y lo que puede ofrecer al mundo.
En nuestro tiempo la mayor necesidad de la humanidad es recibir “el testimonio creíble de los que, iluminados en la mente y el corazón por la Palabra del Señor, son capaces de abrir el corazón y la mente de muchos al deseo de Dios y de la vida verdadera, ésa que no tiene fin”. Nuestra fe implica responsabilidad de amor para quien está necesitado de entrar en contacto con ella. Es necesario comenzar por vivirla a plenitud para poder ofrecerla a quien nos pide razón de sus contenidos. Será a través de su anuncio gozoso como mejor podremos testimoniarla. Así concluye Benedicto XVI: La vida de los cristianos conoce la experiencia de la alegría y el sufrimiento. Cuántos santos han experimentado la soledad. Cuántos creyentes son probados también en nuestros días por el silencio de Dios, mientras quisieran escuchar su voz consoladora. Las pruebas de la vida, a la vez que permiten comprender el misterio de la Cruz y participar en los sufrimientos de Cristo (cf.Col 1, 24), son preludio de la alegría y la esperanza a la que conduce la fe: «Cuando soy débil, entonces soy fuerte» (2 Co 12, 10). Nosotros creemos con firme certeza que el Señor Jesús ha vencido el mal y la muerte. Con esta segura confianza nos encomendamos a él: presente entre nosotros, vence el poder del maligno (cf. Lc 11, 20), y la Iglesia, comunidad visible de su misericordia, permanece en él como signo de la reconciliación definitiva con el Padre.

Animémonos a redescubrir el inmenso tesoro de nuestra fe cristiana. Valoremos lo que ella significa dedicando tiempo para conocerla mejor y compartirla con quien tiene necesidad de ella. Tendremos más alegría al comunicarla y redescubrirla viva en quienes comparten con nosotros.

Revista Palabra y Vida
Caracas, enero 2012

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