Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



SI AL CRUCIFIJO Tu quita un Crucifijo y nosotros pondremos mil

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados
En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO
NOTICIAS SOBRE S.S.FRANCISCO

Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

30 de octubre de 2010

Tesoros de la Iglesia. La serpiente de bronce


Suscitado por Dios para libertar al Pueblo Elegido de la esclavitud en Egipto, Moisés fue sin duda uno de los más grandes hombres conocidos por la Historia. 

Para cumplir esa misión humanamente imposible, realizó prodigios como nadie. Para doblegar al Faraón, desencadenó las diez plagas. En la conducción del pueblo hacia la tierra prometida, abrió las aguas del Mar Rojo, haciendo que los hebreos lo atravesaran sin mojarse los pies; hizo brotar agua de las rocas y caer maná del cielo, culminando todo con las Tablas de la Ley, en que el mismo Dios le transmitió los Diez Mandamientos. 

No obstante, el pueblo israelita –testigo y beneficiario de todos esos prodigios– no correspondía con gratitud. 

En la peregrinación de cuarenta años por el desierto, con mucha frecuencia dudaba de la infinita bondad o de la omnipotencia de Dios, y se ponía a murmurar y reclamar contra los cielos y contra Moisés. 

Dudas, desconfianzas y murmuraciones
Así, tan sólo tres días después de cruzar milagrosamente el Mar Rojo, empezaron las murmuraciones – “¿Qué vamos a beber?” (Ex 15,24)– porque eran amargas las aguas de Mara, donde habían llegado. Entonces Moisés, por indicación del Señor, arrojó al agua un madero que la transformó en agua dulce. 

Transcurridos menos de dos meses recomenzaron las dudas y reclamos: “¡Ojalá el Señor nos hubiera hecho morir en Egipto, cuando nos sentábamos junto a las ollas de carne y nos hartábamos de pan! Pero ustedes nos trajeron a este desierto para hacer morir de hambre a toda esta muchedumbre.” (Ex 16,3). 

En respuesta, Dios les envió una nube de codornices, y a partir de ese día hizo caer todas las mañanas el maná del cielo, sabroso y nutritivo, que por 40 años alimentó a 600 mil hombres aptos para la guerra, además de mujeres y niños. 

En la siguiente etapa del largo caminar, nueva recaída: “¿Por qué nos hiciste salir de Egipto, para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestros ganados?”. Entonces Moisés elevó esta plegaria al Señor: “¿Qué voy a hacer yo con este pueblo? Poco más y me apedrean” (Ex 17, 3-4). 

Las muestras de desconfianza, de murmuración y de rebeldía irrumpían, por así decir, en cada etapa del trayecto. ¿Solamente contra Moisés? 

No; también contra el mismo Dios: “[El Señor] ha oído sus murmuraciones contra él; pues nosotros, ¿qué? No van contra nosotros las murmuraciones de ustedes, sino contra el Señor”. (Ex 16,8) Dios, paciente y misericordioso, atendía siempre las súplicas de su Profeta y perdonaba al pueblo de “dura cerviz”. A veces, por su propio bien, le mandaba un saludable castigo. 

“Envió serpientes muy venenosas que los mordían y murió mucha gente de Israel”
Uno de esos castigos fue el de las mortíferas serpientes. 

Tan luego como fue favorecido por el Señor de los Ejércitos con una victoria sobre los cananeos, el pueblo hebreo partió en dirección al Mar Rojo. 

En el camino perdió el valor y, una vez más, empezó a murmurar contra Dios y Moisés: “¿Por qué nos sacaste de Egipto para morir en este desierto? 

No hay pan ni agua, y estamos ya hartos de un tan ligero manjar como éste”. (Nm 21,5)
Entonces el Señor les envió serpientes muy venenosas que los mordían, y murió mucha gente de Israel. Ante la evidencia de la molestia divina, reconocieron su pecado y recurrieron a la intercesión de Moisés: “Hemos pecado, murmurando contra el Señor y contra ti; pide al Señor que aleje de nosotros las serpientes” (Nm 21,7). 

El Profeta intercedió por ellos y fue prontamente atendido, como siempre. 

Pero Dios, en lugar de eliminar las serpientes, y queriendo dar una gran lección moral al pueblo, dijo a Moisés: “Hazte una serpiente de bronce y ponla sobre un asta; y cuantos mordidos la miren, sanarán” (Nm 21,8). Moisés mandó fundir una serpiente de bronce y fijarla en un asta. Y, dice el Libro de los Números, “cuando alguno era mordido por una serpiente, miraba a la serpiente de bronce y se curaba” (Nm 21, 9). 

Prefigura de Jesús y de María
Por lo tanto, al que recibía la picadura mortal de la víbora de nada le valía acudir directamente a Dios: “¡Señor, sálvame!”. Tampoco resolvía su situación pidiéndole ayuda a Moisés. 

No; si no quería morir, era indispensable mirar a la serpiente de bronce levantada en el asta. 

¿Por qué? Dios podría hacerlo todo directamente, sin intermediario alguno. Pero en su infinita Sabiduría, quiso servirse de intercesores y de símbolos, como Moisés y la serpiente de bronce, la cual simboliza al Divino Redentor, de acuerdo a lo dicho en el Evangelio de San Juan: “Lo mismo que Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, el Hijo del hombre tiene que ser levantado en alto, para que todo el que crea en él tenga vida eterna”. (Jn 3, 14-15) 

Es también un hermoso símbolo de la Virgen María, corredentora del género humano y Medianera de todas las gracias, hacia la que debemos mirar en todos los momentos de la vida. Eso nos enseña con palabras inflamadas el gran San Bernardo, exhortándonos a invocar a María, la Estrella del Mar: 

“Si el viento de las tentaciones se levanta, si el escollo de las tribulaciones se interpone en tu camino, mira la estrella, invoca a María. 

“Si eres zarandeado por el oleaje del orgullo, de la ambición, de la maledicencia, de la envidia, mira la estrella, invoca a María. 

“Si la cólera, la avaricia, los deseos impuros sacuden la frágil embarcación de tu alma, levanta los ojos hasta María. 

“En los peligros, en las angustias, en las dudas, piensa en María, invoca a María. 

“Siguiéndola no te extraviarás; rezándole no desesperarás; pensando en Ella, evitarás todo error.” 

Tomado de: Los Caballeros de la Virgen

No hay comentarios:

Publicar un comentario