Meditación: 2 Tesalonicenses 1,1-5.11-12
Los cristianos de Tesalónica perseveraron en su fe, a pesar de la gran hostilidad y persecución que sufrían a manos de sus vecinos paganos.
El ejemplo de los tesalonicenses fue una fuente de luz para otras iglesias, porque eran testigos no sólo de la perseverancia de los cristianos, sino de la poderosa obra de Dios que veían en ellos (2 Tesalonicenses 1,3-4).
La persecución que enfrentaron los tesalonicenses fue muy real: los judíos, junto a quienes antes habían adorado a Dios, los rechazaban por afirmar que Jesús era el Mesías. Cuando los cristianos comenzaron a formar comunidades muy unidas con otros cristianos, la sociedad también empezó a mirarlos con creciente recelo. Sus sufrimientos no se debían a que ellos llevaran una conducta reprensible, sino a que sus opositores rechazaban su testimonio cristiano. Pero Dios utilizó incluso estas circunstancias para fortalecer a los tesalonicenses y prepararlos para la vida celestial venidera.
Aquellos cristianos pudieron soportar la persecución porque tenían la mirada centrada en el glorioso regreso de Jesús, feliz ocasión en la cual serían recompensados por todas las injusticias que sufrían y premiados con la corona de la vida.
¿Cómo es el testimonio que dan hoy en día nuestras parroquias e iglesias? Debería ser también claro y eficaz, como el de los tesalonicenses. Ahora bien, a juzgar por la conducta de los católicos de hoy ¿se ve la acción del Señor cuando compartimos nuestro testimonio de vida y cuando servimos? ¿Se percibe la fe, el amor y el perdón en nosotros y en los demás fieles de nuestra parroquia?
Si la respuesta es afirmativa, ¡felicitaciones! ¡Bien hecho, servidores buenos y fieles! Si es negativa, podemos adoptar como nuestra la oración que hace San Pablo por los cristianos de Tesalónica (2 Tesalonicenses 1,11-12) para crecer en amor y fidelidad al Señor y al prójimo. Ser cristianos es realmente un privilegio que Dios quiere que reconozcamos y atesoremos siendo auténticos seguidores suyos. También podemos orar pidiendo que Dios cumpla en nosotros las obras y buenos propósitos que nos inspire la fe. Las acciones de bondad glorifican el nombre de Jesús en la era actual, y nosotros seremos glorificados con Cristo cuando Él retorne a la tierra para asumir su reinado.
“Señor, oramos para que nuestras iglesias locales sean resplandores de luz en nuestras comunidades. Concédenos, Señor, que tu Iglesia sea una esposa fiel y fecunda y que, por ella, tu santo nombre sea siempre glorificado.”
Salmo 96,1-5
Mateo 23,13-22
Tomado de: La_Palabra.com
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