Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



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En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

20 de agosto de 2010

CAMINO MISIONERO 20/08/2010



  • LA PUERTA ESTRECHA
  • XXI Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 13, 22-30) - Ciclo C: Muchos intentarán entrar y no podrán
  • Encuentros con la Palabra: Domingo XXI Ordinario – Ciclo C (Lucas 13, 22-30) – 22 de agosto de 2010
  • Inundado de “un no sé qué”
  • LIBERTAD CRISTIANA
  • XXI Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 13, 22-30) - Ciclo C: Jesús no nos pide nada que Él no haya hecho primero
  • LA PUERTA ESTRECHA DE UN CORAZÓN MUY GRANDE
  • Evangelio Misionero del Dia: 20 de Agosto de 2010 - SEMANA XX DURANTE EL AÑO
  • Lecturas y Liturgia de las Horas: 20 de Agosto de 2010
Posted: 19 Aug 2010 08:28 PM PDT


Por José Antonio Pagola
XXI Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 13, 22-30) - Ciclo C


Hay frases en el evangelio que nos resultan tan duras y molestas que, casi inconscientemente, las encerramos en un cómodo paréntesis y las olvidamos para no sentirnos demasiado interpelados.

Una de ellas es, sin duda, ésta que escuchamos hoy de labios de Jesús: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha».

Estamos caminando hacia una sociedad más tolerante y permisiva. Y esto que, sin duda, tiene aspectos grandemente válidos y enriquecedores, está provocando lo que algunos llaman «involución moral».

Muchos comportamientos éticamente reprobables que antes permanecían en la esfera de lo privado, son aireados y exhibidos públicamente.

Por otra parte, está imponiéndose en determinadas áreas, una permisividad jurídica cada vez mayor (infidelidad matrimonial, aborto...). Y, naturalmente, cuando la ley civil es suavizada o se hace más tolerante, se produce un «vacío moral» en aquellos que han tomado erróneamente la ley civil como guía de su conducta.

Pero, la crisis moral tiene raíces más profundas. La sociedad actual está haciendo nacer un tipo de «hombre amoral».

Esta sociedad de consumo ataca el núcleo moral de la persona y lo desmoraliza, colocando en primer término el valor de las cosas y empobreciendo el espíritu humano de las personas.

Se toman en serio las banalidades y se pierde de vista lo profundo. El hombre se afana por demasiadas cosas y se le escapa el alma. «Es difícil en verdad que en el hombre-masa crezcan los valores éticos».

La competencia se transforma en agresividad. Las relaciones humanas se desintegran. La producción se reduce a la búsqueda implacable de lucro. El amor se degrada y la sexualidad se convierte en un producto más de consumo.

Pero, precisamente en esta sociedad, hay hombres y mujeres que están descubriendo que es necesario entrar por la «puerta estrecha», que no es un moralismo raquítico y sin horizontes, sino un comportamiento lúcido y responsable.

La puerta por la que entran los que se esfuerzan por vivir fielmente el amor, los que viven al servicio del hermano y no tras la posesión de las cosas, los que saben vivir con sentido de solidaridad y no desencadenando agresividad y violencia.
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.
Posted: 19 Aug 2010 08:04 PM PDT


Publicado por Servicios Koinonia


Is 66, 18-21: De todos los países traerán a todos sus hermanos
Salmo 116: Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio
Heb 12, 5-7.11-13: El Señor reprende a los que ama
Lc 13, 22-30: Muchos intentarán entrar y no podrán

Jesús continua su viaje a Jerusalén hacia la cruz, pasando por pueblos y aldeas en los que enseñaba. En este contexto uno pregunta a Jesús: Señor, ¿son pocos aquellos que se salvaran? La pregunta como se ve, apunta al número: ¿ Cuántos vamos a salvarnos, pocos o muchos? La respuesta de Jesús traslada la atención del "cuántos" al " Cómo" nos salvamos.

Es la misma actitud que notamos a propósito de la parusía: los discípulos preguntan "cuando" se producirá el retorno del Hijo del hombre y Jesús responde indicando "cómo" prepararse para ese retorno, qué hacer durante la espera (Mt 24,3-4). Esta forma de actuar de Jesús no es extraña ni poco cortés; es la forma de actuar de alguien que quiere educar a los discípulos y pasar del plano de la curiosidad al de la sabiduría, de las preguntas ociosas que apasionan a la gente a los verdaderos problemas que sirven para el Reino. Entonces Jesús aprovecha la oportunidad, en este evangelio, para instruir a los discípulos sobre los requisitos de la salvación. La cosa nos interesa naturalmente en sumo grado también a nosotros, discípulos de hoy que estamos frente al mismo problema. Pues bien, ¿ qué dice Jesús respecto del modo de salvarnos? Dos cosas: una negativa, una positiva; primero, lo que no sirve y no basta, después lo que sí sirve para salvarse. No sirve, o en todo caso no basta, para salvarse el hecho de pertenecer a determinado pueblo, a determinada raza o tradición, institución, aunque fuera el pueblo elegido del que proviene el Salvador: "Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas... No sé de donde son ustedes" en el relato de Lucas, es evidente que los que hablan y reivindican privilegios son los judíos; en el relato de Mateo, el panorama se amplía: estamos ahora en un contexto de Iglesia; aquí oímos a cristianos que presentan el mismo tipo de pretensiones: " Profetizamos en tu nombre (o sea en el nombre de Jesús), hicimos milagros... pero la respuesta de Señor es la misma: ¡ no los conozco, apártense de mí! (Mt 7, 22-23). Por lo tanto, para salvarse no basta ni siquiera el simple hecho de haber conocido a Jesús y pertenecer a la Iglesia; hace falta otra cosa.

Justamente esta "otra cosa" es la que Jesús pretende revelar con las palabras sobre la " puerta estrecha". Estamos en la respuesta positiva , en lo que verdaderamente asegura la salvación. Lo que pone en el camino de la salvación no es un título de propiedad ( no hay títulos de propiedad para un don como es la salvación), sino una decisión personal. Esto es más claro todavía en el texto de Mateo que contrapone dos caminos y dos puertas - una estrecha y otra ancha - que conducen respectivamente una al vida y una a la muerte: esta imagen de los dos caminos Jesús la toma de (Deut 30,15ss) y de los profetas (Jer 21,8); fue para los primeros cristianos, una especie de código moral . Hay dos caminos - leemos en la Didaché - uno de la vida y otro de la muerte; pero la diferencia entre los dos caminos es grande. Al camino de la vida le corresponden el amor a Dios y al prójimo , el bendecir a quien maldice, el mantenerse alejado de los deseos carnales, perdonar a quien te ofende, ser sincero, pobre; en suma; los mandamientos de Dios y las bienaventuranzas de Jesús. Al camino de la muerte le corresponden, por el contrario, la violencia la hipocresía, la opresión del pobre, la mentira; en otras palabras lo opuesto, a los mandamientos y a las bienaventuranzas.

La enseñanza sobre el camino estrecho encuentra un desarrollo muy pertinente en la segunda lectura de hoy: "El Señor corrige al que ama... " el camino estrecho no es estrecho por algún motivo incomprensible o por un capricho de Dios que se divierte haciéndolo de esa manera, sino que se puesto por medio el pecado, porque ha habido una rebelión, se salió por una puerta; el conflicto de la cruz es el medio predicado por Jesús e inaugurado por él mismo para remontar esa pendiente, revertir esa rebelión y "volver a entrar"

Pero ¿porqué camino "ancho" y camino " estrecho"? ¿acaso el camino del mal es siempre fácil y agradable de recorrer y el camino del bien siempre duro y cansador? Aquí es importante obrar con discernimiento para no caer en la misma tentación del autor del salmo 73. También a este creyente del antiguo testamento le había parecido que no hay sufrimiento para los impíos, que su cuerpo esta siempre sano y satisfecho, que no se ven golpeados por los demás hombres, sino que están siempre tranquilos amasando riquezas , como si Dios tuviera, además, preferencia por ellos; el salmista se escandalizó por esto, al punto de sentirse tentado de abandonar su camino de inocencia para hacer como los demás. En este estado de agitación, entro en el templo y se puso a orar, y de repente vio con toda claridad ; comprendió "cuál es su fin" o sea el fin de los impíos, empezó a albar a Dios y darle gracias con alegría porque todavía estaba con él. Por consiguiente, la luz se hace orando y considerando las cosas desde el fin, o sea, desde su desenlace.

Volvamos al hilo del discurso; Jesús rompe el esquema y lleva el tema al plano personal y cualitativo no solo es necesario pertenecer a una determinada "comunidad" ligada a una serie de practicas religiosas que nos dan la garantía de la salvación. Lo importante es atravesar la puerta estrecha es decir el empeño serio y personal por la búsqueda del reino de Dios, esta es la única garantía que nos da la certeza que se está en el camino que nos conduce a la luz de la salvación. Jesús ha repetido muchas veces este concepto " no todos los que me dicen Señor, Señor entraran en el Reino de los cielos, sino aquel que hace la voluntad de mi Padre que esta en los cielos".

Comer y beber el cuerpo y la sangre de Señor, escuchar su Palabra, multiplicar las oraciones es importante pero no es suficiente para alcanzar la Salvación, porque como afirma Dios por boca del profeta Isaías " no puedo soportar falsedad y solemnidad" (1,13) al rito se debe unir la vida, la religión debe impregnar toda la vida la oración debe orientarse a la practica de la caridad, la liturgia debe abrirse a la justicia y al bien de otra manera como han dicho los profetas el culto es hipócrita y es incapaz de llevarnos a la salvación, y escucharemos las palabras de Jesús "aléjense de mi operarios de iniquidad, el acento esta en las obras, expresión de una vida coherente con la fe que profesamos.

La imagen que Jesús usa inicialmente es aquella de la "puerta estrecha" ella representa muy bien el empeño que es necesario para alcanzar la meta de la salvación, el verbo griego usado por Lucas agonizesthe es traducido por "esforzarse" indica una lucha, una especie de "agonía " incluye fatiga y sufrimiento, que envuelve a toda la persona en el camino de fidelidad a Dios.

La vida Cristiana es una vida de lucha diaria por elevarse a un nivel espiritual superior; es erróneo cruzarse de brazos y relajarse después de haber hecho un compromiso personal con Cristo. No podemos quedarnos estancados en nuestra fidelidad al reino de Dios.

Creer es una actitud seria y radical y no solo se reduce aciertos actos de devoción, estos pueden ser signos de una adhesión radical; finalmente al Reino de Dios son admitidos todos los justos de la tierra que han luchado, amado y se han esforzado por su fe con sinceridad de corazón, esto significa que el cristianismo se abre a todas las razas, a todas las culturas, a todas las expresiones sociales y personales sin ninguna restricción.

El evangelio de hoy no está recogido en la serie «Un tal Jesús», pero en ella puede encontrarse varios episodios relacionados con el contenido de ese evangelio: www.untaljesus.net


Para la revisión de vida

"Al final, el que se salva sabe y el que no, no sabe nada", decía el adagio clásico. Las verdades eternas pueden requerir mucha relectura y actualización, pero en su sustancia siguen siendo verdaderas. ¿Cómo voy caminando hacia el más allá de esta vida? Auscultar en mi corazón la presencia de la salvación.
¿De qué sirve al ser humano ganar todo el mundo si al final se malogra a sí mismo?


Para la reunión de grupo

- El tema de la "salvación eterna" fue en otros tiempos el tema clave de la vida cristiana. ¿Cómo está ese tema hoy entre nosotros: un tema extraño, obsesionante, frecuente, descuidado, mágico...? Pedir la ayuda de alguien experto.
- ¿Tenemos preguntas "curiosas" sobre la salvación, o son las nuestras una preguntas vivas y existenciales".
- "El camino ordinario [por mayoritario] de salvación son las religiones no cristianas", decía Karl Rahner. Comentar y debatir.


Para la oración de los fieles

- Para que el Señor nos dé una visión confiada y optimista en el triunfo de la salvación en el mundo, más allá de toda frontera religiosa o eclesiástica, roguemos al Señor.
- Por todos los teólogos de las diferentes religiones, para que ayuden a las comunidades religiosas universales a dialogar y a acercarse, sabiendo que el "Dios de todos los nombres" nos amó primero y sin división...
- Para que el ecumenismo se realice no sólo en las cúpulas teológicas o jerárquicas, sino en el "diálogo de vida" entre las comunidades religiosas...
- Por todos los que encaran su vida pensando simplemente en este mundo anterior a la muerte personal, para no dejen de escuchar la voz de Dios que les llama desde lo hondo de su corazón a vivir en plenitud de vida y de respeto a la vida...
- Para que cada uno de nosotros recuerde que es más importante no malograrse a sí mismo, que conquistar todo el mundo...


Oración comunitaria

Oh Dios que quieres que todos los hombres y mujeres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad, inspíranos también el convencimiento de que tu Verdad es más amplia que la nuestra, y enséñanos tu paciencia pedagógica, para que nuestro testimonio de ti sea siempre amoroso, paciente, dialogante y dispuesto a la escucha y a aprender. Por J.N.S.
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Posted: 19 Aug 2010 07:31 PM PDT


“Procuren entrar por la puerta angosta”
Por Hermann Rodríguez Osorio, S.J.*


“Ancha es la puerta
- de los centros comerciales para adictos refinados;
- de los hoteles de lujo para le élite del negocio y del poder;
- de los que acuden a lavar los dólares del narcotráfico;
- de los sepulcros vacíos que cultivan fachadas y apariencias.

Estrecha es la puerta
- de los que sirven en las residencias millonarias;
- de los calabozos que reprimen a los justos;
- de los ranchos construidos con material de desperdicio;
- de las decisiones solidarias con los oprimidos.

Ancho es el camino
- de los latifundios que se pierden en el horizonte baldío;
- de las autopistas hacia las playas exclusivas;
- de la corrupción que se pasea en carros de lujo;
- de las multitudes domesticadas por la costumbre.

Estrecho es el camino
- de los que hunden la pala en los cimientos de los grandes edificios;
- de los callejones en los barrios marginados;
- de la nueva justicia abierta en medio de la selva legal;
- del futuro del Reino que no es noticia en ningún periódico.

Ancho es el camino
- que lleva a los sumos sacerdotes al templo de Jerusalén;
- de la casa de Herodes construida con impuestos populares;
- del palacio imperial de Pilato;
- de las aclamaciones de las multitudes ahítas de pan.

Estrecho es el camino
- que va de Belén a la cueva de los pastores;
- que sigue Jesús hacia los poblados perdidos de Galilea;
- que sube hasta el monte de la Transfiguración;
- de la callejuela que atraviesa Jerusalén y llega hasta el Calvario;
- de la decisión que conduce hasta Getsemaní en medio de la noche”.

Amplia es la calle que lleva a la perdición.
Qué estrecho es el callejón que lleva a la vida”

Nos viene muy bien recordar esta poesía de Benjamín González Buelta, S.J., cuando la liturgia nos propone el texto evangélico de Lucas en el que Jesús le recomienda a sus discípulos: “Procuren entrar por la puerta angosta; porque les digo que muchos querrán entrar y no podrán”. Es muy fácil que nos sintamos atraídos por las puertas y los caminos anchos que nos ofrece la sociedad de consumo. Es muy fácil que nos olvidemos que el callejón que lleva a la vida es estrecho y supone sacrificios. Cada quién tiene que revisar su vida y reconocer por dónde pasan estos caminos estrechos del seguimiento del Señor en nuestra propia historia.

* Sacerdote jesuita, Decano académico de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana – Bogotá
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Posted: 19 Aug 2010 07:22 PM PDT




La apariencia me oculta la realidad. Y sin embargo, si vuelvo a mirarla, respira “un no sé qué que queda balbuciendo”. Me miro al espejo y me veo más viejo. Sin embargo soy mucho más joven que hace unos años, pues la pared que separa de la luz es más fina, más traslúcida. Soy más presente.

Todo sabe a Dios,. Pero digo “Dios” y piensan en un señor con barbas; o en un ser superior que te vigila, gran maestro de escuela para darte un reglazo o un caramelo, superpolicía universal que te espía con con gran ojo amenazador, papá omnipresente con malas pulgas que puede regalarte un cochazo o mandarte una enfermedad, ser en todo caso distinto a tí y lejano, trascendente, dicen. Me da miedo ese dios. No me extraña que la gente se aleje.

Cuando me callo, hablo. Cuando hablo, me callo.

La realidad es Dios no distinta a mi, contenida no sólo en mi, es no tiempo en el tiempo. Se taladra desde el presente. Se malinterpreta desde el pasado y el futuro.

Nace cuando miro más allá del mirar y muere cuando convierto la fugacidad en permanencia, me ato a ella. Inmanencia-trascendencia, dicen. Presencia inaprensible, Luz en las venas de las cosas, vibración infinita en lo concreto.
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Posted: 19 Aug 2010 04:56 PM PDT


Por José María Díez Alegría


Hay razones para pensar que el Evangelio de Marcos es más antiguo de lo que se creía hace unos años.
Podría haber sido escrito, al menos en una primera redacción, hacia el año cincuenta de nuestra era.
De ser así, resultaría una consecuencia paradójica. Ese algo divertido, que vemos aparecer con frecuencia en las cosas de Yahvé Dios.
Lo digo, porque han sido los teólogos conservadores los que han tenido siempre mucho empeño en probar que los Evangelios sinópticos eran muy antiguos, mientras los teólogos más radicales tendían a demostrar que eran relativamente recientes.

Y ahora resulta que uno de esos Evangelios puede que sea tan antiguo como lo podían desear los teólogos más conservadores. Pero da la mala pata de que es el Evangelio de Marcos. Y resulta que este Evangelio es obra de una especie de comunidad de base contestataria.

Si pensamos en la situación de Italia, por ejemplo, con conflictos dolorosos y absurdos entre comunidades de base y jerarquías eclesiásticas, resulta que el documento posiblemente más antiguo, a quien les da la razón, es a las comunidades de base.

Pero a las comunidades de base más centradas en la fe en Jesús y con más intimo sentido de permanencia en la iglesia.

Marcos no niega el ministerio pastoral. A lo que se opone ferozmente, aunque sin ferocidad, es a las exageraciones del culto de la personalidad. Muy especialmente por lo que se refiere a Pedro.

Marcos parece querer prevenir de antemano todo intento de secuestro de Jesús por parte de la iglesia. Porque lo más íntimo del mensaje del Evangelio de Marcos es la soberanía de Jesús y el carácter inmediato y personalísimo (tú y yo) de la relación del creyente con Jesús.

Ni siquiera los discípulos más cualificados de Jesús, los doce pueden pretender monopolizarlo. El Evangelio de Marcos nos refiere un diálogo significativo, conservado también por el de Lucas:

Juan le dijo (a Jesús):

— Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y hemos intentado impedírselo porque no anda con nosotros.

Jesús respondió:

— No se lo impidáis, porque nadie que haga un milagro usando mi nombre puede a continuación hablar mal de mí. O sea, el que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y además, el que os dé a beber un vaso de agua por razón de que seguís a Cristo, no se quedará sin su recompensa, os lo aseguro»
(Marcos, 9, 38-41).

Se trata de creer en Jesús. Y basta. Sin más complicaciones.

Jesús «enseñaba con autoridad, no como los letrados» (Marcos, 1, 22).

Entre sus discípulos, pretender enseñar con demasiada autoridad sería caer en el ridículo. Porque al lado de la autoridad con que enseñó Jesús, cualquier otro intento de enseriar con autoridad sería necesariamente una caricatura. Y tampoco se debería enseñar como «los letrados», que eran legalistas y esclavos de tradiciones humanas.

Entre los discípulos de Jesús, todos deberían sentirse eso: «discípulos». Todos escuchándole a él, tratando de aprender de él, y ayudándose unos a otros a coger lo que él enseñaba con autoridad.

Claro que entre los discípulos los hay siempre aventajadillos, y éstos, si son buenas personas y no quieren darse pote y abusar, pueden ayudar a otros oyentes más torpes o principiantes. Así es como cabe un «ministerio» del anuncio o de la palabra. Con ese espíritu.

El Evangelio de Marcos fue escrito para que, entre los cristianos, nadie pretendiese arroparse la autoridad incomunicable de Jesús, y ninguno cayese, por otra parte, en la manera de aquellos letrados legalistas, que soltaban el mandamiento de Dios para aferrarse a su tradición, y fueron incapaces de comprender a Jesús (Marcos, 7, 1-23).

Nos narra este episodio:

«Un sábado pasaba Jesús por los sembrados y los discípulos, mientras andaban, se pusieron a arrancar espigas. Los fariseos le dijeron:

- Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?

El les replicó:

- ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió los panes dedicados, que nada más que a los sacerdotes les está permitido comer, y les dio también a sus compañeros.

Y añadió:

- El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado: así que el hijo del hombre es señor también del sábado»
(Marcos, 2, 23-28).

En las últimas palabras, «el hijo del hombre» es un hebraísmo que significa «el hombre», pero es también un título mesiánico escatológico que proviene del libro de Daniel.

Podrían, pues, significar las palabras que nos refiere el Evangelio de Marcos: «Yo, Jesús, hijo del hombre (en sentido mesiánico escatológico) soy señor también del sábado», o bien esto otro: «El hombre (en general) es también señor del sábado».

Este segundo sentido es el que corresponde a la frase inmediatamente precedente: «el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado». Pero los dos sentidos no se excluyen mutuamente, pues Jesús es el que viene a liberar al hombre de tantas ataduras, entre ellas las de tipo religioso. Jesús es señor del sábado y hace al hombre señor del sábado, devolviéndole su libertad.

El Jesús del Evangelio de Marcos hace curaciones y libra a la gente de posesiones demoníacas.

El lector puede tener la impresión de que en esos relatos hay algo de leyenda, efecto de la fuerza poemática del pueblo ante la figura y la realidad de Jesús. Por más que las referencias sean cronológicamente muy próximas a los acontecimientos históricos.

Pero las narraciones de curaciones y expulsiones de demonios son, en el Evangelio de Marcos, ante todo «significativas». Jesús es el que viene a libertar de los lazos que atenazan al hombre.

* * *

Pablo de Tarso, hacia el año 57 de nuestra era, escribe su carta a los gálatas, que es un himno a la libertad cristiana:

«Cristo nos libertó para que seamos libres; de manera que manteneos firmes y no os dejéis uncir de nuevo al yugo de la esclavitud»
(Gálatas, 5, 1).

La primera palabra de los escritos del Nuevo Testamento es, pues, la palabra libertad.

Es verdad que no se quiere que la libertad se convierta en libertinaje. Pero, para evitar esto, no se piensa ante todo en la «obediencia» y en el «orden jerárquico». Se piensa en el amor mutuo de los hombres:

«A vosotros, hermanos, os han llamado a la libertad: lo único que esa libertad no dé pie a los bajos instintos. Al contrario, que el amor os tenga al servicio de los demás, porque la ley entera queda cumplida con un solo mandamiento, el de amarás a tu prójimo como a ti mismo»
(Gálatas, 5, 13-14).
* * *

Iluminados por esta concepción básica del cristianismo que viene de Jesús, podemos atrevemos a afrontar una pregunta inoportuna.

La pregunta fue recibida hace poco en una revista católica española. Era esta: «¿Para qué sirven los obispos?».

Probablemente, al señor que hacía la pregunta le parecía que no servían para nada. Por eso lo preguntaba.

Y los redactores de la revista andaban buscando al guapo que se arriesgara a contestar. Probablemente porque tampoco a ellos se les ocurría una respuesta fácil.

Yo creo que la gente de la base cristiana no experimenta que los obispos les sirvan para gran cosa.

Muchos cristianos de los llamados progresistas, de verdad creyentes y que quieren mantenerse en comunión de fe con los creyentes, lo que desean de los obispos es que no les den un palo. A veces son ayudados por un obispo fraterno, que los acoge cuando han sido vapuleados por otro obispo o jerarca.

Un eclesiólogo escolástico tradicional respondería que los obispos sirven para muchísimas cosas, y enumeraría una lista abstracta de las cosas para las que los obispos deberían servir.

Pero yo veo, por ejemplo cuando hablo con militantes cristianos obreros, que son dos lenguajes más diferentes que lo pueden ser el sánscrito y el quechua. Porque los militantes obreros, y otros no obreros, preguntan para qué sirven de hecho.

Yo tengo algunos obispos amigos, que me ayudan mucho, porque creen, y su fe confirma la mía. Supongo que todos los obispos creen. Pero la fe de éstos que digo, yo la siento. Y esto me ayuda.

Claro que alguno dirá: ¡vaya una ayuda! Así todos los cristianes pueden ayudar.

Y yo le diría: pero ¿de qué otra manera piensas tú que puede un obispo ayudar a los demás, más que siendo cristiano?

* * *

De todos modos, quiero ensayar una respuesta más funcional. Porque en el fondo de esa pregunta: «¿para qué sirven los obispos?», está quizá implícita esta otra: «¿cómo nos bandeamos con los que nos han tocado en suerte?».

Entonces yo me atrevería a contestar (hablando en un plano analógico, es decir de cosas parecidas, pero no iguales): «Los obispos sirven como los médicos del seguro de enfermedad». La comparación con los médicos tiene raíz evangélica, pues Jesús mismo comparó su función a la del médico.

Entonces, ¿qué hace la gente? La gente quiere que haya seguro de enfermedad y que haya médicos del seguro. Y está encantada cuando los médicos del seguro la cuidan y atienden bien. Pero cuando, por lo que sea, aquello no funciona bien, y empiezan a temer que el médico del seguro los va a mandar al cementerio, se buscan por su cuenta ayuda médica. Pero ¡ojalá no tuvieran necesidad de esto! Así creo yo que piensa la gente.

Pues una cosa así debía pasar entre los cristianos conscientes de su fe y los obispos.

Es claro, según el Evangelio, que no debe estar el pueblo al servicio de los obispos, sino los obispos al servicio del pueblo. Porque Jesús les dice a los doce:

«Sabéis que los que pretenden gobernar a los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen, pero no ha de ser así entre vosotros; al contrario, el que quiera subir, sea servidor vuestro, y el que quiera ser el primero, sea esclavo de todos„ porque tampoco el hijo del hombre ha venido a que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por todos»
(Marcos, 10, 42-45).

El derecho de los obispos a ser obedecidos no es ni despótico ni incondicionado. Ni hace falta que lo sea, si su ministerio ha de ser de veras evangélico.

Pero libertad y obediencia (o, si se quiere, «resistencia y sumisión») serán posibles, si todos --empezando por los obispos— se empapan de que, en la comunidad cristiana, el punto de partida (y el de llegada) es la libertad con amor.

José María Díez Alegría

“Teología en serio y en broma”
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Posted: 19 Aug 2010 04:40 PM PDT


Por P. Félix Jiménez Tutor, escolapio


Érase una vez una mujer muy, muy malvada. Y el día en que murió nadie recordaba ningún gesto de caridad que hubiera hecho a lo largo de su vida.
Así pues el demonio la llevó al infierno. Su ángel de la guarda empezó a repasar su vida para ver si encontraba una buena acción para presentársela a Dios. Finalmente encontró una. Una vez arrancó una cebolla de su huerto y se la dio a un mendigo.
Dios le dijo al ángel de la guarda: "Toma una cebolla, enséñasela y que se agarre a ella, si la puedes subir hasta el paraíso que entre, pero si la cebolla se rompe se quedará en el infierno".
El ángel de la guarda corrió hacia ella y le dijo: Ven, agárrate y yo te salvaré.
Con mucho cuidado empezó a subir y ya estaba casi afuera cuando otros pecadores que la vieron ya casi salvada se agarraron a ella para salir también ellos.
Pero como era tan mala empezó a darles golpes y les dijo: "Me están sacando a mi, no a vosotros; es mi cebolla, no la vuestra. Soltadme". Al decir esto la cebolla se rompió. La mujer cayó de nuevo al infierno y allí sigue hasta hoy.
Su ángel de la guarda sigue llorando porque no pudo salvarla.
Hoy, le preguntan a Jesús si es verdad que son pocos los que se salvan.
Jesús no contesta a la pregunta de aquel hombre curioso. No dice si son muchos o pocos. Simplemente dice: "esfuércense por entrar por la puerta estrecha porque yo les digo que muchos tratarán de entrar y no lo lograrán.
Hay algunos grupos y predicadores que hablan de la salvación como si de un relajo se tratara, barra libre para todos, entrada gratis, precio gritar dos veces: gloria a Dios.
Hay otros grupos que dan a sus miembros un pasaporte azul, como el de USA, y es el único pasaporte para el cielo.
En la práctica casi todos los grupos afirman lo mismo, tiene la salvación asegurada si se hace miembro de nuestra iglesia.
Nosotros, hoy, nos vamos a olvidar de todas las recetas fáciles, adulteradas y fraudulentas de los predicadores charlatanes que tanto abundan y nos vamos a fijar en la respuesta de Jesucristo, la receta de Cristo.
"Esfuércense por entrar por la puerta estrecha".
Recuerden una cosa: Jesús no nos pide nada que Él no haya hecho primero.
Él fue el primero en entrar por la puerta estrecha.
"No mi voluntad sino la tuya, Padre.
La angustia del bautismo de sangre.
El fuego del Espíritu.
No la paz sino la división.
La cruz abrazada responsable y amorosamente.
La puerta estrecha de Jesús es una vida entera puesta al servicio de la liberación humana y espiritual de todos.
La puerta estrecha de Jesús es ayudarnos a nacer de nuevo y acercarnos a todos hasta el amor de su Padre.
Jesús no habla de la puerta del cielo, el cielo no tiene puertas.
De la puerta del cielo sólo hablan los malos predicadores para crear efectos especiales y asustar a los ignorantes.
"Esfuércense por entrar por la puerta estrecha".
No mañana. Hoy.
No el domingo. Todos los días de la semana.
No cuando se muere. Aquí en la tierra.
Aquí y ahora, en esta iglesia, en estas calles, en este barrio, con estos hermanos, con estos problemas, Jesús nos ofrece la salvación.
La salvación no está allá sino acá.
Jesús ya abrió la puerta de par en par. Jesús ya hizo todo lo que el Padre le mandó para que haya salvación para todos.
A nosotros nos toca pasar día tras día por la puerta estrecha de esta vida.
Y como la vieja malvada del cuento que hizo un gesto de amor, suficiente para ser salvada, nosotros llamados a hacer un gesto de amor a los hermanos. El amor a Dios y el amor a los hermanos es el único pasaporte válido para entrar en el Reino de Dios.
A todos los que presentan otro pasaporte, el de predicador, el de don de lenguas, el de oyente de su enseñanza, el de … les dirá: "No sé quiénes son ustedes".
Y el festín del Reino se llenará con los que aquí sirvieron y amaron.
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Posted: 19 Aug 2010 04:25 PM PDT

XXI Domingo del Tiempo Ordinario (Lc 13, 22-30) - Ciclo C
Por José María Maruri, SJ

1.- Entre los cromos pintados en tela de hule y enrollados como mapas de geografía, el Hermano Camilo nos enseñaba uno que mostraba en lo alto una estrecha puerta, la del cielo, a la que llegaba por un zigzagueante sendero un triste pelotón de almas, mientras por el valle corría un ancho camino que llevaba a un abismo de llamas a los alegres y divertidos caminantes.

No es exactamente de lo que habla este evangelio, no habla de corrupción moral, sino de manipulación religiosa, Jesús está contestando a una impertinente pregunta nacida de una mentalidad farisaica, porque esa pregunta implica aquella célebre frase: “lo que se dice al cielo al cielo iremos los de siempre”.

Porque para el fariseo el mero hecho de ser judío, el ser hijo de Abraham, el estar circuncidado, cumplir ayunos y lavatorios, eran otras tantas pólizas de seguros de salvación. Pólizas de seguros que hacen el camino al cielo amplio y fácil, confortable y seguro, ensanchan la puerta del cielo.

Todas las religiones y también nosotros hemos tenido la tentación y hemos caído en ella con frecuencia de convertir la puerta estrecha en una puerta automática, de esas que se abren solas, una puerta mágica ante la que el “abracadabra” que hay que entonar para que se abra es bautizarse, hacer la Primera Comunión y casarse en la iglesia, con eso, y no robar ni matar, la puerta se abre. Otro “abracadabra” han sido tantas promesas y devociones mal entendidas en que el mágico poder viene del número de veces, de los días del año, de los actos de piedad que hay que cumplir en ellos.

2.- La religión de Jesús no tiene ninguna de esas seguridades, camino del Reino de Jesús se estrecha al pasar por la puerta del corazón. El corazón es la fuente de toda bondad, el corazón tiene experiencias que no tiene la ley, bondad con amigos y enemigos, bondad hasta el olvido de si mismo, para ayudar a los demás, bondad que llene el día a día, y que por ser quehacer diario a la larga pesa como cruz, nos oprime con la estrechez de puerta pequeña, aunque en realidad ese pasar por este mundo haciendo el bien a todos sea lo único que merezca la pena.

La religión del Señor Jesús pasa por el corazón del hombre sin distinción de raza, nación ni religión, por eso vendrán de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur los verdaderos hijos de Abraham el Bueno.

3.- La pregunta no debió ser: “¿serán muchos los que se salven?, si no la pregunta del joven rico “¿Qué debo hacer yo para entrar en el Reino de los Cielos?”. Y la respuesta hubiera sido: “Entra por la puerta estrecha de un corazón grande que abrace a todos”, porque no todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el Reino, sino el que me dio de comer, el que me dio de beber, el que me vio enfermo y solo y estuvo conmigo en mis hermanos. ¡Entremos en el Reino por la puerta estrecha de un corazón muy grande!
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Posted: 19 Aug 2010 03:54 PM PDT

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 22, 34-40

Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?»
Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Éste es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas».

Compartiendo la Palabra
Por CELAM - CEBIPAL

Todo se resume en el verbo Amar
“Amarás…”

Un mandamiento dice qué es lo que Dios quiere de nosotros y primero de todos los mandamientos dice lo que fundamentalmente Dios quiere de nosotros. Ese es el sentido de la pregunta del fariseo que leemos hoy: “¿Cuál es el mandamiento mayor de la Ley?” (22,34). Es decir: “¿En qué debemos concentrar todas nuestras fuerzas de manera que la vida tenga sentido y alcance la eternidad?”.

Con su respuesta Jesús, citando Deuteronomio 6,5, coloca en primer plano el amor: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (22,37).

Por tanto la primera tarea es amar a Dios con todas las fuerzas que tengamos. Las facultades que aquí se mencionan son:
• El corazón: la dimensión volitiva del hombre, su “querer”, sus “decisiones”.
• El alma: que en la antropología bíblica es la “fuerza vital”.
• La mente: la dimensión intelectiva, nuestra capacidad de representar el mundo.

Con ello se quiere decir que debemos emplear todas nuestras fuerzas, sin excepción, en el amor de Dios. La entrega a él y por él debe ser total, por eso a cada dimensión enunciada se le añade el término “todo”.

Jesús agrega: “El segundo (mandamiento) es semejante a éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’” (22,39).

El amor que tenemos por nosotros mismos es el parámetro del amor que debemos tener por nuestros hermanos. Este amor por nosotros mismos no consiste en fuertes sentimientos y emociones, sino en la serena aceptación de nosotros mismos con todo lo que somos, lo que tenemos, lo que constituye nuestra personalidad, nuestras potencialidades y nuestras limitaciones. Cuando nos aceptamos a nosotros mismos le decimos “sí” al amor de Dios que nos ha creado, a ese amor que toma forma en nuestra persona.

El amor al prójimo debe ser de la misma naturaleza del amor por nosotros mismos. Esto es, aceptamos al prójimo en su singularidad, lo reconocemos en su existencia como un “otro” amado y creado por Dios. En esta igualdad se reconoce también la singularidad del otro. Por eso el amor al prójimo es también un reconocimiento a la voluntad creadora de Dios y la relación con él un motivo de alabanza a Dios.


Como concluye Jesús, de este mandato “pende” toda la Sagrada Escritura (22,40). Es decir que este tipo de amor es el que Dios quiere de nosotros: el amor total por él y el amor –desde la dinámica interna del reconocimiento de su valor– del prójimo.

Así es como nuestra vida alcanza su verdadero sentido, un sentido definitivo e indestructible.



Cultivemos la semilla de la Palabra en lo profundo del corazón

1. ¿Quién ha sido capaz de amar a Dios y ofrecerse a él con esa entrega “total”? ¿Deseo hacerlo?

2. ¿Mi relación con Dios parte de lo más profundo de mi ser, de mi fuerza vital, o la siento como un peso, como una obligación una rutina? ¿Me mueve hacia él la fuerza del amor?

3. ¿Cuál es el parámetro de mis relaciones con los demás? ¿Qué debo hacer?



“El cristianismo se resume entero en la palabra amor: es un deseo ardiente de felicidad para nuestros hermanos, no sólo de la felicidad eterna del cielo, sino también de todo cuanto pueda hacerle mejor y más feliz esta vida, que ha de ser digna de un hijo de Dios (…)
El hombre necesita pan, pero ante todo necesita fe; necesita bienes materiales, pero más aún necesita el rayo de luz que viene de arriba y alienta y orienta nuestra peregrinación terrena: y esa fe y esa luz, sólo Cristo y su Iglesia pueden darla. Cuando esa luz se comprende, la vida adquiere otro sentido, se ama el trabajo, se lucha con valentía y sobre todo se lucha con amor. El amor de Cristo ya prendió en esos corazones...”.
(P. Alberto Hurtado)
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Posted: 19 Aug 2010 03:44 PM PDT

SEMANA XX DEL TIEMPO ORDINARIO
Lectura de la profecía de Ezequiel 37, 1-14

La mano del Señor se posó sobre mí, y el Señor me sacó afuera por medio de su espíritu y me puso en el valle, que estaba lleno de huesos. Luego me hizo pasar a través de ellos en todas las direcciones, y vi que los huesos tendidos en el valle eran muy numerosos Y estaban resecos.
El Señor me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?»
Yo respondí: «Tú lo sabes, Señor».
Él me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, diciéndoles: "Huesos secos, escuchen la palabra del Señor. Así habla el Señor a estos huesos: Yo voy a hacer que un espíritu penetre en ustedes, y vivirán. Pondré nervios en ustedes, haré crecer carne sobre ustedes, los recubriré de piel, les infundiré un espíritu, y vivirán. Así sabrán que Yo soy el Señor"».
Yo profeticé como se me había ordenado, y mientras profetizaba, se produjo un temblor, y los huesos se juntaron unos con otros. Al mirar, vi que los huesos se cubrían de nervios, que brotaba la carne y se recubrían de piel, pero no había espíritu en ellos.
Entonces el Señor me dijo: «Convoca proféticamente al espíritu, profetiza, hijo de hombre, tú dirás al espíritu: "Así habla, el Señor: Ven, espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos para que revivan"».
Yo profeticé como Él me lo había ordenado, y el espíritu penetró en ellos. Así revivieron y se incorporaron sobre sus pies. Era un ejército inmenso.
Luego el Señor me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ellos dicen: "Se han secado nuestros huesos y se ha desvanecido nuestra esperanza. ¡Estamos perdidos!" Por eso, profetiza diciéndoles: "Así habla el Señor:
Yo voy a abrir las tumbas de ustedes, los haré salir de ellas, y los haré volver, Pueblo mío, a la tierra de Israel. Y cuando abra sus tumbas y los haga salir de ellas, ustedes, mi Pueblo, sabrán que Yo soy el Señor. Yo pondré mi espíritu en ustedes, y vivirán; los estableceré de nuevo en su propio suelo, y así sabrán que Yo, el Señor, lo he dicho y lo haré"».


Palabra de Dios.



SALMO RESPONSORIAL 106, 2-9

R. ¡Den gracias al Señor, porque es bueno!

Que lo digan los redimidos por el Señor,
los que Él rescató del poder del enemigo
y congregó de todas las regiones:
del norte y del sur, del oriente y el occidente. R.

Los que iban errantes por el desierto solitario,
sin hallar el camino hacia un lugar habitable.
Estaban hambrientos, tenían sed
y ya les faltaba el aliento. R.

Pero en la angustia invocaron al Señor,
y Él los libró de sus tribulaciones:
los llevó por el camino recto,
y así llegaron a un lugar habitable. R.

Den gracias al Señor por su misericordia
y por sus maravillas en favor de los hombres,
porque Él sació a los que sufrían sed
y colmó de bienes a los hambrientos. R.




Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 22, 34-40

Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?»
Jesús le respondió: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Éste es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas».


Palabra del Señor.


LITURGIA DE LAS HORAS
TIEMPO ORDINARIO
VIERNES DE LA SEMANA XX
Del común de los santos varones: para los santos religiosos. Salterio IV.


20 de agosto


SAN BERNARDO, abad y doctor de la Iglesia (MEMORIA)

Nació el año 1090 cerca de Dijon (Francia). Recibió una piadosa educación, y el año 1111 se unió a los monjes del Cister; poco después, fue elegido abad del monasterio de Claraval, cargo que desempeñó con gran provecho para sus monjes. A causa de las divisiones que aquejaban por entonces a la Iglesia, se vio obligado a viajar por Europa, con el objeto de restablecer la paz y la unidad. Escribió mucho sobre teología y ascética. Murió el año 1153.


LAUDES
(Oración de la mañana)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

INVITATORIO

Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Bernardo.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Himno: VOSOTROS SOIS LUZ DEL MUNDO.

Vosotros sois luz del mundo
y ardiente sal de la tierra,
ciudad esbelta en el monte,
fermento en la masa nueva.

Vosotros sois los sarmientos,
y yo la Vid verdadera;
si el Padre poda las ramas,
más fruto llevan las cepas.

Vosotros sois la abundancia
del reino que ya está cerca,
los doce mil señalados
que no caerán en la siega.

Dichosos, porque sois limpios
y ricos en la pobreza,
y es vuestro el reino que sólo
se gana con la violencia. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu firme.

Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO

Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con Espíritu firme.

Ant. 2. Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los pueblos.

Cántico: ACCIÓN DE GRACIAS POR LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO - Tb 13, 10-15. 17-19

Anuncien todos los pueblos sus maravillas
y alábenle sus elegidos en Jerusalén,
la ciudad del Santo;
por las obras de tus hijos te azotará,
pero de nuevo se compadecerá
de los hijos de los justos.

Confiesa dignamente al Señor
y bendice al Rey de los siglos,
para que de nuevo sea en ti
edificado su tabernáculo con alegría,
para que alegre en ti a los cautivos
y muestre en ti su amor hacia los desdichados,
por todas las generaciones y generaciones.

Brillarás cual luz de lámpara
y todos los confines de la tierra vendrán a ti.
Pueblos numerosos vendrán de lejos
al nombre del Señor, nuestro Dios,
trayendo ofrendas en sus manos,
ofrendas para el rey del cielo.

Las generaciones de las generaciones
exultarán en ti.
Y benditos para siempre todos los que te aman.

Alégrate y salta de gozo por los hijos de los justos,
que serán congregados,
y al Señor de los justos bendecirán.

Dichosos los que te aman;
en tu paz se alegrarán.
Dichosos cuantos se entristecieron por tus azotes,
pues en ti se alegrarán
contemplando toda tu gloria,
y se regocijarán para siempre.

Bendice, alma mía, a Dios, rey grande,
porque Jerusalén con zafiros y esmeraldas
será reedificada,
con piedras preciosas sus muros
y con oro puro sus torres y sus almenas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Alégrate, Jerusalén, porque en ti serán congregados todos los pueblos.

Ant. 3. Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.

Salmo 147 - RESTAURACIÓN DE JERUSALÉN.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Sión, alaba a tu Dios, que envía su mensaje a la tierra.

LECTURA BREVE Rm 12, 1-2

Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.

RESPONSORIO BREVE

V. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

V. Y sus pasos no vacilan.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El bienaventurado Bernardo, cuyo espíritu fue admirablemente iluminado por el resplandor del Verbo eterno, iluminó a su vez con su fe y enseñanzas a toda la Iglesia.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. El bienaventurado Bernardo, cuyo espíritu fue admirablemente iluminado por el resplandor del Verbo eterno, iluminó a su vez con su fe y enseñanzas a toda la Iglesia.

PRECES

Adoremos, hermanos, a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole que nos enseñe a servirle con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días, aclamémosle diciendo:

Tú solo eres santo, Señor.

Señor Jesús, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado,
compadécete de nuestras debilidades.

Señor Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del amor,
danos el progresar por caminos de santidad.

Señor Jesús, que nos quieres sal de la tierra y luz del mundo,
ilumina nuestras vidas con tu propia luz.

Señor Jesús, que viniste al mundo no para que te sirvieran, sino para servir,
haz que sepamos servir con humildad a ti y a nuestros hermanos.

Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,
haz que un día podamos contemplar la claridad de tu gloria.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Oremos ahora al Padre, como nos enseñó el mismo Jesús:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Dios nuestro, que hiciste que el abad san Bernardo, encendido en el celo de tu casa, no sólo ardiera en tu amor, sino que resplandeciera en tu Iglesia para iluminarla, concédenos, por su intercesión, que, animados de ese mismo espíritu, vivamos siempre como hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.



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VÍSPERAS
Oración de la tarde

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: FELIZ QUIÉN HA ESCUCHADO LA LLAMADA

Felíz quién ha escuchado la llamada
al pleno seguimiento del Maestro,
feliz porque él, con su mirada,
lo eligió como amigo y compañero.

Feliz el que ha abrazado la pobreza
para llenar de Dios su vida toda,
para servirlo a él con fortaleza,
con gozo y con amor a todas horas.

Feliz el mensajero de verdades
que marcha por caminos de la tierra,
predicando bondad contra maldades,
pregonando la paz contra las guerras. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.

Salmo 144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS.

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.

Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.

Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.

Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;

explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Día tras día te bendeciré, Señor, y explicaré tus proezas.

Ant. 2. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te invocan.

Salmo 144 II

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Los ojos de todos te están aguardando, Señor, tú estás cerca de los que te invocan.

Ant. 3. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Justos y verdaderos son tus caminos, ¡oh Rey de los siglos!

LECTURA BREVE Rm 8, 28-30

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

RESPONSORIO BREVE

V. El Señor es justo y ama la justicia.
R. El Señor es justo y ama la justicia.

V. Los buenos verán su rostro.
R. El Señor es justo y ama la justicia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es justo y ama la justicia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Bernardo, doctor melifluo, amigo del Esposo y admirable predicador de la Virgen Madre, brilló en Claraval como pastor preclaro.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Bernardo, doctor melifluo, amigo del Esposo y admirable predicador de la Virgen Madre, brilló en Claraval como pastor preclaro.

PRECES

Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que con la intercesión y el ejemplo de los santos nos ayude, y digamos:

Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.

Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,
haz que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus grandezas.

Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu beneplácito,
ayúdanos a dar fruto de buenas obras.

Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,
guárdanos en tu nombre para que todos seamos uno.

Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino,
haz que comiendo el pan que ha bajado del cielo alcancemos la perfección del amor.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos
y admite a los difuntos en tu reino para que puedan contemplar tu rostro.

Porque nos llamamos y somos hijos de Dios, nos atrevemos a decir:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Dios nuestro, que hiciste que el abad san Bernardo, encendido en el celo de tu casa, no sólo ardiera en tu amor, sino que resplandeciera en tu Iglesia para iluminarla, concédenos, por su intercesión, que, animados de ese mismo espíritu, vivamos siempre como hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.



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COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: CRISTO, SEÑOR DE LA NOCHE

Cristo, Señor de la noche,
que disipas las tinieblas:
mientras los cuerpos reposan,
se tú nuestro centinela.

Después de tanta fatiga,
después de tanta dureza,
acógenos en tus brazos
y danos noche serena.

Si nuestros ojos se duermen,
que el alma esté siempre en vela;
en paz cierra nuestros párpados
para que cesen las penas.

Y que al despuntar el alba,
otra vez con fuerzas nuevas,
te demos gracias, oh Cristo,
por la vida que comienza. Amén.

SALMODIA

Ant. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.

Salmo 87 - ORACIÓN DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia;
llegue hasta ti mi súplica,
inclina tu oído a mi clamor.

Porque mi alma está colmada de desdichas,
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido.

Tengo mi cama entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron arrancados de tu mano.

Me has colocado en lo hondo de la fosa,
en las tinieblas del fondo;
tu cólera pesa sobre mí,
me echas encima todas tus olas.

Has alejado de mí a mis conocidos,
me has hecho repugnante para ellos:
encerrado, no puedo salir,
y los ojos se me nublan de pesar.

Todo el día te estoy invocando,
tendiendo las manos hacia ti.
¿Harás tú maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las sombras para darte gracias?

¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla
o tu justicia en el país del olvido?

Pero yo te pido auxilio,
por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor, me rechazas
y me escondes tu rostro?

Desde niño fui desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu incendio,
tus espantos me han consumido:

me rodean como las aguas todo el día,
me envuelven todos a una;
alejaste de mí amigos y compañeros:
mi compañía son las tinieblas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.

LECTURA BREVE Jr 14, 9

Tú estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos abandones, Señor Dios nuestro.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Señor, Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.
Blog católico de oraciones y reflexiones pastorales sobre la liturgia dominical. Para compartir y difundir el material brindado. Crremos que Dios regala Amor y Liberación gratuita e incondicionalmente.

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