Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



SI AL CRUCIFIJO Tu quita un Crucifijo y nosotros pondremos mil

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

4 de octubre de 2014

Sábado de la 26ª semana del Tiempo Ordinario

Sábado de la 26ª semana del Tiempo Ordinario
1. Preparación
Señor, aquí estoy delante de ti. Ayúdame a tomar conciencia viva de que tú estás conmigo siempre. Esté donde esté, tu presencia amorosa me envuelve. Dame tu gracia para que este rato de oración me sea provechoso. Que vea claro qué quieres de mí. Dame un corazón nuevo, que me guíe por tus caminos de amor. Me pongo en tus manos, Señor. Soy todo tuyo. Haz de mí lo que tú quieras. Amén.
Ahora lee despacio la Palabra de Dios y las reflexiones que se proponen. Déjate empapar de la Palabra de Dios. Si con un punto de reflexión te basta, quédate ahí, no prosigas.
2. La palabra de Dios
En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús: - Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre. Él les contestó: - Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo. En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó: - Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquél a quien el Hijo se lo quiere revelar. Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: - ¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. (Lucas 10, 17-24 )

1.      Los setenta y dos discípulos que Jesús había enviado vuelven contentos de su correría apostólica. Han cumplido el encargo de anunciar el Reino de Dios y de curar los enfermos. Les han ido bien las cosas: la gente les ha escuchado y acogido sus palabras,  pero lo más importante es que han visto que, en nombre de Jesús, hasta las fuerzas demoníacas se les sometían. Ahora comparten con Jesús su gozo y alegría. Es la alegría del que hace la obra de Dios, y ve que otros acogen el Reino por su testimonio y anuncio del mismo. Pero Jesús les dice que lo que de verdad debe alegrar a los discípulos es que “vuestros nombres están inscritos en el cielo”. Sí, Señor, Jesús, ésta quiero que sea mi mayor fuente de alegría; no, otras cosas,  ni siquiera el éxito apostólico, sino saberme hijo de Dios y hermano de todos los hombres, amado del Padre, y que el Padre me espera en el cielo, donde estás tú, el Resucitado, cuya misión continuamos nosotros.

2.      Oyendo a los discípulos y viendo su alegría, Jesús experimenta que el corazón se le llena de ternura y gratitud hacia el Padre, y dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla”. Los sabios y entendidos – los doctores y conocedores de Ley, que eran tenidos por sabios y prudentes-  se han encerrado en su soberbia de sabios y poderosos, y se niegan a acoger el mensaje de amor de Dios que Jesús les anuncia; en cambio, los pobres y la gente sencilla del pueblo, los ignorantes que desconocen la ley y apenas cuentan, sí están acogiendo con alegría la Buena Nueva de la salvación que Jesús les proclama. Y entre estos pobres y débiles están los discípulos. Y nosotros ¿entre quiénes nos encontramos? Vacía, Señor, mi corazón de toda “sabiduría” engreída y soberbia y dame un corazón sencillo y humilde, confiado y abierto a tu amor. Que acoja tu evangelio sin reservas, sin ponerle “peros”, con el corazón generoso de Francisco de Asís, que decía que "el evangelio no se justifica, se vive...."  Así, sin más.

3.      Precisamente, hoy es la fiesta de san Francisco de Asís. Un hombre que  se encontró con Cristo y su evangelio, y esto cambió su vida. Y desde ese momento, su meta fue “vivir el evangelio de nuestro Señor Jesucristo.” Su biógrafo dice: “Francisco hizo de la Palabra de Dios la tienda de su intimidad con él”.  ¡Maravillosa tienda!... Y el encuentro con Cristo lo lanzó a recorrer los  campos y pueblos deseando a todos Paz y Bien e invitándoles a amar más al Señor.  "El Amor no es amado, el Amor no es amado", repetía a gritos. Unos bandoleros, al escucharlo, le preguntaron quién era, y Francisco con gozo respondió: “Yo soy el heraldo del gran Rey.” Y, en su afán de que  a todos llegue el anuncio del amor y la Palabra de Dios, escribe una preciosa carta a todos los fieles: “Puesto que soy siervo de todos –dice en ella-, a todos estoy obligado a servir y a suministrar las odoríficas palabras de mi Señor...” Buen ejemplo Francisco de Asís de cómo acoger y anunciar el  Reino. San Francisco, ruega por nosotros para  que acojamos la Palabra de Dios con la alegría que tú la acogiste, y, como tú, que nos sintamos impulsados a suministrar a todos las odoríficas palabras del Señor. 

Ven, Francisco, a tus hermanos, / visita a los pobrecillos;
ven, traspasado de amor / por las heridas de Cristo;
como nueva primavera / después del invierno frío, / ¡ven, Francisco!
Ven, que los hombres te vean / por el mundo peregrino:
liberado, sin alforja / y sin dinero en el cinto;
y anuncia la paz y el bien / con los labios florecidos, / ¡ven, Francisco!

Ven, con los brazos sin armas, / hermano suave y pacífico;
ven, menor de los menores, / de corazón compasivo;
profeta sin amargura, / ven con el ramo de olivo, / ¡ven, Francisco!
Ven, penitente gozoso, / que lloras de regocijo;
heraldo loco de amor / y paz de los enemigos;
ven por los barrios y plazas, / juglar del perdón divino, /¡ven, Francisco!
Ven, ángel de buenas nuevas, / háblanos de Jesucristo;
ven, boca del Evangelio, / cristiano sabio y sencillo;
hermano tan deseado, / Francisco tan bien querido, / ¡ven, Francisco!

3. Diálogo con Dios
A la luz de esta Palabra y estas reflexiones, pregúntate qué te pide el Señor... Háblale como a un amigo. Pídele perdón, dale gracias. … Escucha en tu corazón qué te dice el Señor. Pide que te ayude para poder llevar a la práctica los deseos que han surgido en tu corazón.
04/10/2014

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