En
la oración no se trata de pedir cosas a Aquel que todo conoce. La
oración no es para decirle a Dios lo que quieres sino para escuchar lo
que Él quiere para ti y que no es otra cosa que compartir lo que Él es:
Tranquilidad profunda, Beatitud, Paz, Bondad, Belleza, Amor …
No
se trata de pedir cosas sino de comprender que no necesitas nada más que
la presencia de Dios y descansar en esa morada llena de sus cualidades.
Antes
de orar debes de comprender que detrás de todos tus deseos de objetos o
de situaciones del mundo, solo hay un deseo: la paz profunda. Y ese
deseo último que tanto anhelas y que proyectas en los objetos y
situaciones del mundo solo lo puedes obtener en la interioridad. La
tranquilidad y la plenitud solo están en tu espíritu, que es el espíritu
de Dios.
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