Santos: Rafael Guízar y Valencia, obispo; Antonio María Claret, fundador; Luis Guanella, fundador. Fiesta (Blanco)
VIVAN A LA ALTURA DE SU
VOCACIÓN
Ef 4,1-6; Lc 12,5459
El capítulo cuarto de la carta a los Efesios abre la sección
exhortativa de la misma, es por esa razón que encontramos variadas invitaciones
a concretar la vocación cristiana. La paciencia, la corrección fraterna, el
amor y la sencillez son actitudes que permiten consolidar la vida de fe en
nuestras comunidades cristianas. Desde esa mirada, el cristiano sabrá ser
agente de comunión y de participación corresponsable. Cada bautizado ejerce su
única vocación cristiana desde su propia situación personal. Para descubrir
sensatamente la forma de concretar las urgencias que nuestra fe nos plantea en
las diferentes situaciones cotidianas, tenemos que desarrollar nuestra
capacidad de discernir. No hay respuestas universales ni prefabricadas. El
cristiano va madurando y aprendiendo a tomar decisiones que le permitan
responder de forma creyente a los desafíos propios de su momento histórico.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr.
Ga 6, 14)
Que nuestra única gloria sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo,
en quien está nuestra salvación, nuestra vida y resurrección y por quien hemos
sido redimidos y liberados.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que quisiste que tu Hijo muriera en la Cruz para
salvar a todos los hombres, concédenos aceptar por su amor la cruz del
sufrimiento aquí en la tierra, para poder gozar en el cielo los frutos de su
redención. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Un solo cuerpo, un solo Señor, una sola fe,
un solo bautismo.
De la carta del apóstol
san Pablo a los efesios: 4, 1-6
Hermanos: Yo, Pablo, prisionero por la causa del Señor, los
exhorto a que lleven una vida digna del llamamiento que han recibido. Sean
siempre humildes y amables; sean comprensivos y sopórtense mutuamente con amor;
esfuércense en mantenerse unidos en el Espíritu con el vínculo de la paz.
Porque no hay más que un solo cuerpo y un solo Espíritu, como también una sola
es la esperanza del llamamiento que ustedes han recibido. Un solo Señor, una
sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que reina sobre
todos, actúa a través de todos y vive en todos.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
El Camino Hacia la Unidad
La primera lectura, de la Carta a los Efesios, nos recuerda que,
si bien es cierto que Cristo ya derribó el muro de división entre judíos y
gentiles, nuevos muros están siempre pronto s a levantarse y por ello la unidad
es siempre don y siempre tarea.
De modo hermoso el documento conciliar Unitatis Redintegratio hace
un balance esperanzador del camino hacia la unidad visible de los cristianos.
Hoy es oportuno recordar algunas de aquellas palabras, tomadas de su n. 1:
"El Señor de los tiempos, que prosigue sabia y pacientemente el plan de su
gracia para con nosotros pecadores, últimamente ha comenzado a infundir con
mayor abundancia en los cristianos separados entre sí el arrepentimiento y el
deseo de la unión. Muchísimos hombres, en todo el mundo, han sido movidos por
esta gracia y también entre nuestros hermanos separados ha surgido un
movimiento cada día más amplio, con ayuda de la gracia del Espíritu Santo, para
restaurar la unidad de los cristianos. Participan en este movimiento de unidad,
llamado ecuménico, los que invocan al Dios Trino y confiesan a Jesús como Señor
y Salvador; y no sólo individualmente, sino también reunidos en grupos, en los
que han oído el Evangelio y a los que consideran como su Iglesia y de Dios. No
obstante, casi todos, aunque de manera diferente, aspiran a una Iglesia de Dios
única y visible, que sea verdaderamente universal y enviada a todo el mundo, a
fin de que el mundo se convierta al Evangelio y así se salve para gloria de
Dios."
En tono semejante nos enseñan también las palabras del Papa Juan
Pablo II cuando destaca la importancia de mantener abiertas las puertas del
diálogo: "En el ámbito del movimiento ecuménico, el diálogo teológico es
el modo apropiado de afrontar juntos las cuestiones por las cuales los
cristianos han estado divididos, y de construir juntos la unidad a la que
Cristo llama a sus discípulos (cf. Jn 17, 21). En este diálogo aclaramos
nuestras posiciones respectivas y examinamos las razones de nuestras
diferencias. Así, nuestro diálogo se convierte en un examen de conciencia, una
llamada a la conversión, en la que ambos interlocutores examinan en presencia
de Dios su responsabilidad con el fin de hacer todo lo posible para superar los
conflictos del pasado. El Espíritu nos infunde el deseo de confesar juntos que
hay "un solo cuerpo y un solo Espíritu, (...) un solo Señor, una sola fe,
un solo bautismo. Un solo Dios, Padre de todos, que lo trasciende todo, y lo
penetra todo, y lo invade todo" (Ef 4, 4-6). Sentimos esto como un deber,
como algo que debe hacerse para que "el mundo crea" (Jn 17, 21). Por
esta razón, el compromiso de la Iglesia católica en favor del diálogo ecuménico
es irrevocable" (Alocución a la Comisión Mixta Internacional de Diálogo
entre la Iglesia Católica y la Alianza Mundial de Iglesias Reformadas, Lunes 18
de septiembre de 2000).
Ya en tono de profeta había escrito en el n. 102 de su Encíclica
sobre el Ecumenismo, Ut Unum Sint: "La fuerza del Espíritu de Dios hace
crecer y edifica la Iglesia a través de los siglos. Dirigiendo la mirada al
nuevo milenio, la Iglesia pide al Espíritu la gracia de reforzar su propia
unidad y de hacerla crecer hacia la plena comunión con los demás cristianos.
¿Cómo alcanzarlo? En primer lugar con la oración. La oración debería siempre
asumir aquella inquietud que es anhelo de unidad, y por tanto una de las formas
necesarias del amor que tenemos por Cristo y por el Padre, rico en
misericordia. La oración debe tener prioridad en este camino que emprendemos
con los demás cristianos hacia el nuevo milenio. […] ¿Cómo alcanzarlo? Con la
esperanza en el Espíritu, que sabe alejar de nosotros los espectros del pasado
y los recuerdos dolorosos de la separación; El nos concede lucidez, fuerza y
valor para dar los pasos necesarios, de modo que nuestro empeño sea cada vez
más auténtico. Si nos preguntáramos si todo esto es posible la respuesta seria
siempre: sí. La misma respuesta escuchada por María de Nazareth, porque para
Dios nada hay imposible."
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él
habitan, pues Él lo edificó sobre los mares, Él fue quien lo asentó sobre los
ríos. R/.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto
santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso. R/.
Ése obtendrá la bendición de Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia. Ésta
es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob. R/.
ACLAMACIÓN (Cfr. Mt 11,
25) R/. Aleluya, aleluya.
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has
revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.
Si saben interpretar el aspecto que tienen el
cielo y la tierra, ¿por qué no interpretan entonces los signos del tiempo
presente?
Del santo Evangelio según
san Lucas: 12, 54-59
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "Cuando ustedes
ven que una nube se va levantando por el poniente, enseguida dicen que va a
llover, y en efecto, llueve. Cuando el viento sopla del sur, dicen que hará
calor, y así sucede. ¡Hipócritas! Si saben interpretar el aspecto que tienen el
cielo y la tierra, ¿por qué no interpretan entonces los signos del tiempo
presente? ¿Por qué, pues, no juzgan por ustedes mismos lo que les conviene
hacer ahora?
Cuando vayas con tu adversario a presentarte ante la autoridad, haz todo lo
posible por llegar a un acuerdo con él en el camino, para que no te lleve ante
el juez, el juez te entregue a la policía, y la policía te meta en la cárcel.
Yo te aseguro que no saldrás de ahí hasta que pagues el último centavo".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Los Signos de los Tiempos
Las palabras acres del Señor en el evangelio de hoy nos apremian a
descubrir los "signos de los tiempos". Es una exhortación que nos
envía a leer la vida, es decir, a no limitarnos a "escribir" cada día
una página de ese libro que es vivir: antes de escribir, ¿por qué no leer un
poco?
Kant dijo que el mundo, básicamente gracias a la Ilustración,
había llegado a su mayoría de edad. Parece que Jesucristo se le adelantó unos
siglos. La pregunta de Jesús en el texto de hoy nos llama a madurez, a edad adulta:
"¿Por qué, pues, no juzgan por ustedes mismos lo que les conviene hacer
ahora?".
Hay en esto una apelación a la propia conciencia, pero no sólo a
ella. Bernard Lonergan, eminente teólogo de la segunda mitad del siglo XX,
hablaba de los cuatro preceptos trascendentales, y creo que cabe citarlos aquí,
como un modo de disponernos a leer la vida. En ellos se trata básicamente de la
decisión de hacerse más atento, más inteligente, más razonable, más
responsable. Es decir: despertar y enriquecer nuestra atención, inteligencia,
razón y responsabilidad.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que este sacrificio que Cristo te ofreció sobre la Cruz
para borrar los pecados del mundo, nos purifique ahora de todas nuestras
culpas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn
12, 32)
Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí,
dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Señor nuestro Jesucristo, tú que nos has redimido por medio de tu
Cruz y nos has hecho partícipes de tu Cuerpo y de tu Sangre, concédenos
participar también de la gloria de tu resurrección. Tú que vives y reinas por
los siglos de los siglos.
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