Santos: Santos: Tomás de Villanueva, obispo; Paulino de York, obispo; Hugolino y compañeros, mártires. Feria (Verde)
LOS VERDADEROS HIJOS DE ABRAHÁN
Ga, 3, 7-14; Lc 11,15-26
En la experiencia creyente del apóstol san Pablo se operó una evolución
significativa. La mitad de su vida había sido adiestrado en el cumplimiento de
la ley de Moisés. En la rigurosa observancia de la misma estaba puesta su
esperanza de alcanzar la justificación delante de Dios. Como puntilloso
observante de la ley mosaica había hecho una fulgurante carrera en las filas de
la escuela farisea. El encuentro con Jesús resucitado fue un profundo desgarrón
en su vida. Se resquebrajaron sus certezas más profundas y surgió una nueva
cimentación espiritual: la fe en Cristo Jesús. En el Evangelio de san Lucas
aparece una discusión a propósito de los exorcismos. Según sus oponentes, Jesús
no parece ser adversario sino aliado de Satanás. Ante una acusación tan frágil,
Jesús reivindicó la función reveladora de tales acciones. La llegada del Reino
tendría que autentificarse a través de acciones eficaces que desataran a las
personas de cualquier situación alienante.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sb 11, 24. 25. 27)
Señor, tú tienes misericordia de todos y nunca odias a tus creaturas;
borras los pecados de los hombres que se arrepienten, y los perdonas, porque
tú, Señor, eres nuestro Dios.
ORACIÓN COLECTA
Escucha, Señor, nuestra oración y perdona nuestros pecados, para que recibamos,
juntamente, tu perdón y tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Los que viven según la fe serán bendecidos, junto con Abraham, que le creyó
a Dios.
Te alabamos, Señor.
De San Pablo a los Gálatas ( Gal 3,7-14 )
Hermanos: Entiendan que los hijos de Abraham son aquellos que viven según
la fe. La Escritura, conociendo de antemano que Dios justificaría a los paganos
por la fe, le adelantó a Abraham esta buena noticia: Por ti serán bendecidas
todas las naciones. Por consiguiente, los que viven según la fe serán
bendecidos, junto con Abraham que le creyó a Dios.
En cambio, sobre los partidarios de la observancia de la ley pesa una maldición, pues dice la Escritura: Maldito aquel que no cumpla fielmente todos los preceptos escritos en el libro de la ley. Y es evidente que la ley no justifica a nadie ante Dios, porque el justo vivirá por la fe. Y ciertamente la ley no se basa en la fe, porque, como dice la Escritura: Sólo vivirá quien cumpla los preceptos de la ley.
Además, Cristo nos redimió de la maldición de la ley, haciéndose objeto de maldición por nosotros, puesto que la Escritura dice: Maldito sea aquel que cuelga de un madero. Esto sucedió para que la bendición otorgada por Dios a Abraham llegara también, por Cristo Jesús, a los paganos y para que recibiéramos, por medio de la fe, el Espíritu prometido.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
En cambio, sobre los partidarios de la observancia de la ley pesa una maldición, pues dice la Escritura: Maldito aquel que no cumpla fielmente todos los preceptos escritos en el libro de la ley. Y es evidente que la ley no justifica a nadie ante Dios, porque el justo vivirá por la fe. Y ciertamente la ley no se basa en la fe, porque, como dice la Escritura: Sólo vivirá quien cumpla los preceptos de la ley.
Además, Cristo nos redimió de la maldición de la ley, haciéndose objeto de maldición por nosotros, puesto que la Escritura dice: Maldito sea aquel que cuelga de un madero. Esto sucedió para que la bendición otorgada por Dios a Abraham llegara también, por Cristo Jesús, a los paganos y para que recibiéramos, por medio de la fe, el Espíritu prometido.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Vivir de fe
El tono de la primera lectura es fuerte. Pablo, casi más que enseñar,
parece estar dando consignas y criterios de acción. La situación, como hemos
comentado en otros lugares, no era para menos. Los gálatas, confundidos por la
llegada de algunos predicadores posteriores a la evangelización que había hecho
Pablo, empieza a creer que su fe estaba incompleta si no empezaban a obedecer
la Ley de Moisés. El apóstol escribe con líneas de fuego porque le arde el
corazón de pensar que el mensaje central de su enseñanza está por perderse.
Y tomando el tema por su raíz misma, se remonta hasta Abrahán. Si todo el
orgullo de los predicadores que le hacen la competencia a Pablo es lograr que
los gálatas se circunciden para que así empiecen a ser "hijos de
Abrahán," pues entonces examinemos qué es ser hijo de Abrahán. Nacer de
Abrahán es tener la vida que él tuvo, pues un hijo recibe vida de su padre. Y
lo que le dio vida a Abrahán, lo único que lo salvó de la esterilidad y con
ello de una vida absurda, fue la fe. Tener la vida de Abrahán es vivir de fe
como vivió Abrahán.
Del salmo 110 R/. Alabemos a Dios de todo corazón.
Quiero alabar a Dios, de corazón, en las reuniones de los justos. Grandiosas son las obras del Señor y para todo fiel, dignas de estudio. R/.
De majestad y gloria hablan sus obras y su justicia dura para siempre. Ha hecho inolvidables sus prodigios. El Señor es piadoso y es clemente. R/.
Acordándose siempre de su alianza, Él le da de comer al que lo teme. Al darle por herencia a las naciones, hizo ver a su pueblo sus poderes. R/.
Quiero alabar a Dios, de corazón, en las reuniones de los justos. Grandiosas son las obras del Señor y para todo fiel, dignas de estudio. R/.
De majestad y gloria hablan sus obras y su justicia dura para siempre. Ha hecho inolvidables sus prodigios. El Señor es piadoso y es clemente. R/.
Acordándose siempre de su alianza, Él le da de comer al que lo teme. Al darle por herencia a las naciones, hizo ver a su pueblo sus poderes. R/.
ACLAMACIÓN (Jn 12, 31-32) R/. Aleluya, aleluya.
Ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí, dice el Señor. R/.
Ya va a ser arrojado el príncipe de este mundo. Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí, dice el Señor. R/.
Si yo expulso a los demonios con el poder de Dios, eso significa que el
Reino de Dios ha llegado a ustedes.
Del santo Evangelio según san Lucas: 11, 15-26
En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos dijeron:
"Éste expulsa a los demonios con el poder de Belzebú, el príncipe de los
demonios". Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa.
Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: "Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Belzebú. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: 'Volveré a mi casa, de donde salí'. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes".
Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: "Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Belzebú. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios con el dedo de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: 'Volveré a mi casa, de donde salí'. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
El Espíritu Santo es más fuerte
Pasemos al evangelio de hoy. Un mensaje debe quedar claro: estamos en batalla.
Batalla espiritual. Y en esa batalla hay un ganador: Cristo Jesús, con el poder
del Espíritu Santo.
Cristo es el lugar de la victoria de Dios. El enemigo es fuerte y puede
hacer mucho daño. Pero Cristo es más fuerte y puede hacer mucho bien. Mayor es
su bien que el mal que puede infligirnos el enemigo.
Por otro lado: no reconocer el bien que nos llega en Cristo es
potencialmente peligroso. Puede llevarnos a perder la salvación después de que
ya era nuestra. Es en este contexto en donde podemos comprender la gravedad en
que incurre el que se acerca a Dios pero con un corazón dividido. Su suerte
queda bien descrita en la imagen impresionante del que arregló su casa sólo
para que fuera más confortablemente destruida.
Dos cosas entonces hemos de pedir a Dios: confianza en su poder y
resolución en nuestro camino de conversión hacia él.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza, para que
perdones nuestros pecados y dirijas hacia ti nuestro vacilante corazón. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Lc 15, 10)
Por un solo pecador que se convierta, dice el Señor, habrá gran alegría
entre los ángeles del cielo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Por nuestra participación en el sacramento del Cuerpo y la Sangre de tu
Hijo, nos has perdonado, Señor, nuestros pecados, concédenos tu gracia para
evitarlos de ahora en adelante y servirte con sincero corazón. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
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