Santos: Francisco de Asís, fundador; Amón "el Grande" de Nitria, anacoreta; Áurea u Oriana de París.
Vísperas I del domingo: 3a semana del Salterio. Tomo IV: pp. 945 y 331. Para los fieles: pp. 642 y 418. \ Edición popular: pp. 202 y 482. Memoria (Blanco)
LO HAS REVELADO A LA GENTE
SENCILLA
Jb 42, 1-3. 5-6. 12-16; Lc
10, 17-24
Las cuestiones más profundas de la existencia creyente no se
pueden ventilar desde la objetividad y el conocimiento racional. En ese terreno
el hombre se adentra en el misterio y camina a tientas, tropezando con sus
limitaciones. Job reconsidera su punto de vista y recapacita con toda humildad.
Su conocimiento de Dios tenía una severa limitante puesto que lo conocía de
oídas. Las lecciones aprendidas de boca de los sabios eran como él mismo lo
decía, "proverbios polvorientos" que no resistían la prueba de la
experiencia. En el episodio del tercer Evangelio, san Lucas muestra la clave
fundamental para acceder al misterio del Reino: mantener un corazón modesto y
confiado en Dios. En la tradición bíblica de Israel existe la convicción de que
el saber humano engríe el corazón; por esa razón, la gente sencilla consigue
mantenerse abierta a la novedad de Dios. Su corazón no está henchido de la
auto-suficiente vanidad.
MISA DE SANTA MARÍA EN
SÁBADO
ANTÍFONA DE ENTRADA
(Sedulio)
Te aclamamos, santa Madre de Dios, porque has dado a luz al Rey
que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos.
ORACIÓN COLECTA
Padre bueno, Dios nuestro, que en María, primicia de la redención,
nos has dado una madre de inmensa ternura, abre nuestros corazones a la alegría
del Espíritu Santo y haz que, a imitación de la Virgen, sepamos alabarte por
las maravillas realizadas en Cristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Ahora te han visto ya mis ojos, por eso me
retracto.
Del libro de Job: 42, 1-3.
5-6. 12-16
Job le dijo al Señor: "Reconozco que lo puedes todo y que
ninguna cosa es imposible para ti. Era yo el que con palabras insensatas
empañaba la sabiduría de tus designios; he hablado de grandezas que no puedo
comprender y de maravillas que superan mi inteligencia. Yo te conocía sólo de
oídas, pero ahora te han visto ya mis ojos; por eso me retracto de mis palabras
y me arrepiento, echándome polvo y ceniza". El Señor bendijo a Job al
final de su vida más que al principio: llegó a poseer catorce mil ovejas, seis
mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil burras. Tuvo siete hijos y tres hijas;
la primera se llamaba Paloma, la segunda Canela y la tercera Azabache. No había
en todo el país mujeres más bellas que las hijas de Job. Su padre les asignó
una parte de la herencia, al igual que a sus hermanos. Y Job vivió hasta los
ciento cuarenta años y vio a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos. Murió
anciano y colmado de años.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
La gran paradoja de Job
Job aparece en la Biblia como un hombre justo. Es alguien que
practica escrupulosamente la Ley, como se ve claramente en los largos diálogos
que tiene con sus amigos. Sin embargo, llegados al final del libro que lleva su
nombre, oímos algo sorprendente: este hombre que sólo puede ser calificado de
muy religioso sólo conocía a Dios "de oídas."
La gran paradoja de Job es que está lleno de religión y vacío de
Dios. Aunque "vacío" es un calificativo extremo, tal vez. Algo tiene
de Dios, pero es sólo la noticia externa. Otros le han dicho. Tiene noticia de
Dios y ha deducido muchas cosas de lo que Dios "debe" ser pero en
realidad no se ha encontrado con él.
Por cierto, muchos protestantes usan un argumento semejante a este
en contra de los católicos, pues arguyen que la mayor parte de los católicos
saben de religión pero no conocen el poder de la redención ni la obra personal
de Cristo en ellos. Aunque el nivel de su ataque y las intenciones que ellos
tengan pueden cuestionarse, creo que es saludable que nos dejemos cuestionar
por Job, y sobre todo: es muy necesario que pidamos al Espíritu Santo la gracia
de una experiencia viva, real, palpable del amor divino en nuestras vidas.
Del salmo 118 R/.
Enséñame, Señor, tus mandamientos.
Enséñame a gustar y a comprender tus preceptos, pues yo me fio de ellos. Sufrir
fue provechoso para mí, pues aprendí, Señor, tus mandamientos. R/.
Yo bien sé que son justos tus decretos y que tienes razón cuando me afliges.
Todo subsiste hasta hoy por orden tuya y todo está a tu servicio. R/.
Yo soy tu siervo: instrúyeme y conoceré tus preceptos. La explicación de tu
palabra da luz y entendimiento a los humildes. R/.
ACLAMACIÓN (Cfr. Mt 11,
25) R/. Aleluya, aleluya.
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los
misterios del Reino a la gente sencilla. R/.
Alégrense de que sus nombres estén escritos
en el cielo.
Del santo Evangelio según
san Lucas: 10, 17-24
En aquel tiempo, los setenta y dos discípulos regresaron llenos de
alegría y le dijeron a Jesús: "Señor, hasta los demonios se nos someten en
tu nombre".
Él les contesto: "Vi a Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les
he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda la
fuerza del enemigo, y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los
demonios se les sometan. Alégrense más bien de que sus nombres están escritos
en el cielo".
En aquella misma hora, Jesús se llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó:
"¡Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido
estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente
sencilla! ¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha
entregado mi Padre y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es
el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".
Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven
lo que ustedes ven. Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron
ver lo que ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo
oyeron".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comenario:
¿Hay que alegrarse de vencer al diablo?
Un conocido predicador laico católico gusta de usar expresiones
vigorosas en sus pláticas. Dice por ejemplo, cuando mucha gente entra en
alabanza gozosa a Dios, que "el demonio ha sido apaleado", y lo dice
con evidente gusto. ¿Es esto bueno?
Digamos, ante todo, mirando al evangelio de hoy, que es
perfectamente explicable. Aún más: es muy "humano". Es como sentir
que por fin alguien (y ese "Alguien" es Dios) pone en su sitio al que
nos hacía y pretende seguir haciéndonos tanto daño. Pero tal sentimiento de
"revancha" quizá no es lo mejor para un cristiano, y por eso Jesús
nos enseña a situar nuestra alegría no tanto en el hecho de que el demonio
"pierda" su presa, que éramos nosotros, sino en que Dios
"gane"a sus hijos, que somos nosotros.
Aprender a alegrarse por la acogida que Dios nos da es aprender a
tener los sentimientos de Dios, por decirlo de algún modo, y eso nos hace mayor
bien que el simple constatar la derrota del diablo.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Padre lleno de bondad, que nos socorra el inmenso amor de tu Hijo
unigénito para que, quien al nacer de la Virgen María, no menoscabó la
integridad de la Madre, sino que la consagró, nos libre de nuestras culpas y
haga acepta a ti nuestra oblación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Prefacio de
Santa María Virgen.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
(Cfr. Lc 11, 27)
Dichosa la Virgen Maria, que llevó en su seno al Hijo del eterno
Padre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Señor, al recibir el sacramento celestial en esta conmemoración de
la santísima Virgen María, te pedimos que nos concedas celebrar dignamente, a
imitación suya, el misterio de nuestra redención. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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