Nuestra Señora del Pilar
Santos: Serafín de Ascoli o de Montegranaro, religioso y
Edwin de Northumbria, rey. (Verde)
EL BANQUETE ESTÁ PREPARADO
Is 25, 6-10; flp 4, 12-14,
Mt 22, 1-14
El
profeta Isaías describe con un tono más esperanzador que el mismo evangelista
san Mateo, la celebración de un banquete. Para Isaías nadie se quedará fuera,
el banquete está preparado para todos los pueblos. No hay boleto de entrada ni
traje de fiesta que se requiera para ingresar. Dios está "echando la casa
por la ventana" y el motivo es digno del aparente derroche, vinos
generosos y platillos sabrosos en abundancia. La muerte, el llanto y toda señal
de sufrimiento han sido triturados. No habrá más lágrimas ni penas que
soportar. Dios ama tanto a sus creaturas que las acogerá en la plenitud de su
vida. El tono exigente del anfitrión del banquete que nos narra san Mateo, pone
de manifiesto la resistencia de quienes se enfadan con la bondad desmedida del Señor.
En ningún rostro volverá a manifestarse la pena, ni el sufrimiento.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr.
Sal 129, 3-4)
Si conservaras el recuerdo de nuestras
faltas, Señor, ¿quién podría resistir? Pero tú, Dios de Israel, eres Dios de
perdón.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos,
Señor, que tu gracia continuamente nos disponga y nos acompañe, de manera que
estemos siempre dispuestos a obrar el bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
El Señor preparará un banquete y enjugará las
lágrimas de todos los rostros.
Del libro del profeta
Isaías: 25, 6-10
En
aquel día, el Señor del universo preparará sobre este monte un festín con
platillos suculentos para todos los pueblos; un banquete con vinos exquisitos y
manjares sustanciosos. Él arrancará en este monte el velo que cubre el rostro
de todos los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones. Destruirá la
muerte para siempre; el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros y
borrará de toda la tierra la afrenta de su pueblo. Así lo ha dicho el Señor.
En aquel día se dirá: "Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que
nos salvara. Alegrémonos y gocemos con la salvación que nos trae, porque la
mano del Señor reposará en este monte".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Un banquete lleno de luz
Una expresión nos llama la
atención en la primera lectura: el día del banquete es el día de las
revelaciones; es el día en que se arranca "el velo que cubre el rostro de
todos los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones."
Nosotros no asociaríamos
espontáneamente comer y recibir una luz o revelación especial. La cosa suena
más razonable en el contexto de los banquetes de los reyes. Mucha gente nunca
podía ver al rey, o sólo lo veía de muy lejos. Un banquete era la ocasión única
de ver el rostro del rey, que quedaba grabado en la memoria como un tesoro,
pues la época no tenía ni muchos retratos fiables ni cámaras de fotografía.
Dios se revela en su banquete.
Es el rey que hemos estado esperando, el que siempre hemos querido contemplar.
Verlo a él, saciarnos en su belleza, saber que es verdad todo lo que nos
prometió: todo ello es más valioso y delicioso que los mismos alimentos y
bebidas. Y sin embargo, el banquete es todo eso a la vez.
Del salmo 22 R/. Habitaré
en la casa del Señor toda la vida.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y
hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas. R/.
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque
camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu
cayado me dan seguridad. R/.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza
con perfume y llenas mi copa hasta los bordes. R/.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré
en la casa del Señor por años sin término. R/.
Todo lo puedo unido a aquel que me da fuerza.
De la carta del apóstol
san Pablo a los filipenses: 4, 12-14. 19-20
Hermanos:
Yo sé lo que es vivir en pobreza y también lo que es tener de sobra. Estoy
acostumbrado a todo: lo mismo a comer bien que a pasar hambre; lo mismo a la
abundancia que a la escasez. Todo lo puedo unido a aquel que me da fuerza. Sin
embargo, han hecho ustedes bien en socorrerme cuando me vi en dificultades.
Mi Dios, por su parte, con su infinita riqueza, remediará con esplendidez todas
las necesidades de ustedes, por medio de Cristo Jesús. Gloria a Dios, nuestro
Padre, por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra
de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN (Cfr. Ef 1,
17-1 8) R/. Aleluya, aleluya.
Que el Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestras mentes, para que
podamos comprender cuál es la esperanza que nos da su llamamiento. R/.
Conviden al banquete de bodas a todos los que
encuentren.
Del santo Evangelio según
san Mateo: 22, 1-14
En
aquel tiempo, volvió Jesús a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los
ancianos del pueblo, diciendo: "El Reino de los cielos es semejante a un
rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que
llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir.
Envió de nuevo a otros criados que les dijeran: 'Tengo preparado el banquete;
he hecho matar mis terneras y los otros animales gordos; todo está listo.
Vengan a la boda'. Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo,
otro a su negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los
insultaron y los mataron.
Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, que dieron muerte a
aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego les dijo a sus criados: 'La boda está preparada; pero los que habían sido
invitados no fueron dignos. Salgan, pues, a los cruces de los caminos y
conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren'. Los criados salieron
a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la
sala del banquete se llenó de convidados. Cuando el rey entró a saludar a los
convidados, vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta
y le preguntó: 'Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?' . Aquel
hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los criados: 'Átenlo de pies y
manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la
desesperación'. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
No todos querían ir al banquete
El evangelio toma la misma idea
con una variante: por razones que al principio se nos escapan los invitados no
están interesados en ir a ese banquete, a pesar el banquete del rey. ¿Suena
absurdo, no? Pero no es menos absurdo que nuestra negativa a acoger el amor de
Dios que invita. Además, las excusas de los invitados indican que ellos estaban
muy satisfechos con lo que tenían, y ese es el problema: la gente satisfecha ya
no tiene apetito para comer. La conclusión es que el llamado al Reino, o sea,
el llamado al Banquete, requiere que la gente tenga hambre, que sienta
necesidad, que esté insatisfecha.
Luego está el detalle,
probablemente agregado posteriormente, del que entró sin traje de fiesta.
También esto suena absurdo, pero debe recordarse que la indumentaria era parte
sobreentendida de la invitación, o como algunos comentaristas indican, era
provista muchas veces por el mismo anfitrión. Aún otra
interpretación es que el
"vestido de bodas" era sencillamente "el mejor vestido," o
sea, no la ropa de labor o ropa ordinaria. Cada una de estas interpretaciones
conduce a enseñanzas alegóricas útiles, por ejemplo, que si Dios nos invita a
él iremos no de cualquier manera, sino con lo mejor de nuestro corazón o lo más
puro y brillante de nuestra fe.
Se dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
El Señor nos ha invitado a su banquete. Nos
ha traído de los caminos y nos ha hecho entrar en la sala de la boda. Y ahora
nosotros, antes de participar de este alimento de vida, miramos hacia el mundo
entero.
Después
de cada petición diremos: Escúchanos, Padre.
Por la Iglesia, los hombres y mujeres de todos los pueblos de la tierra,
convocados por Dios a la vida plena de su Reino. Oremos.
Por los gobernantes y los políticos, por los responsables de la economía, por
los que tienen poder en este mundo. Oremos.
Por el pueblo judío, llamado también a participar de la mesa preparada por
Jesucristo. Oremos.
Por todos los que no tienen lo necesario para vivir. Oremos.
Por los que nos han ayudado a crecer en la fe. Oremos.
Por los
que estamos reunidos aquí para celebrar la Eucaristía, en la mesa del amor de
Dios. Oremos. Escucha, Señor, nuestra oración, y haz que la humanidad entera
pueda participar del banquete de tu vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, las súplicas de tus fieles
junto con estas ofrendas que te presentamos, para que, lo que celebramos con
devoción, nos lleve a alcanzar la gloria del cielo. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Prefacio para los domingos del Tiempo
Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
(Cfr. Sal 33, 11)
Los ricos se empobrecen y pasan hambre; los
que buscan al Señor, no carecen de nada.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Señor,
suplicamos a tu majestad que así como nos nutres con el sagrado alimento del
Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, nos hagas participar de la naturaleza divina.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA REFLEXIÓN PARA
NUESTRO TIEMPO.- Cuando el espíritu humano se resiste a la trascendencia y
se encajona en las expectativas del consumo, la diversión y los pasatiempos
desmedidos, está evadiendo las preguntas fundamentales que lo inquietan. Es la
prevalencia de la vieja sentencia que encandiló a los contemporáneos de Isaías
y sedujo también a los romanos: "comamos y bebamos que mañana
moriremos". El espíritu parece achaparrarse, recluyéndose en la
materialidad de lo efímero. En esa perspectiva no encuentra lugar la
preocupación por la construcción de mejores oportunidades de vida para los
excluidos; tampoco resulta desafiante promover el cambio social o la supresión
de las grandes injusticias. ¡Que cada quien se rasque con sus uñas! El tema del
banquete universal que Dios prepara para los suyos, es decir, para toda la
humanidad, lleva una carga de esperanza e inclusión que no se puede trivializar
ni enterrar. Es la esperanza cristiana que nos da identidad y sentido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario