Dios es todopoderoso, omnipresente. El Supremo Hacedor, Él creó el universo y todo lo existente ¿Cómo, entonces, los católicos se les cruzaría por la mente que alguien tan poderoso, que no necesita de nadie para hacer su voluntad, consideraría la intercesión de uno de sus criaturas para que Él realice alguna acción? Dicha pregunta da la percepción de que los católicos pensamos que nosotros, los hijos de Dios, podemos mandar a nuestro Creador. Pero ¿Qué dice la siguiente cita bíblica? “Replicó Abraham: “¡Mira que soy atrevido de interpelar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza! Supón que los cincuenta justos fallen por cinco. ¿Destruirías por los cinco a toda la ciudad?” Replicó: “No la destruiré si encuentro allí cuarentaicinco”” Génesis 18, 27-28. Si usted lee Génesis 18 del versículo 23 al 33, sabrá que por intercesión de Abraham Dios accedió no destruir a Sodoma y Gomorra si encontrara ahí a diez justos, cuando inicialmente indicó que por cincuenta no destruiría las dos ciudades.
Si bien sabemos que Dios terminó destruyéndolas porque no encontró a los dichos diez justos, sí cambió de parecer en cuanto el número de personas que tenía que encontrar para no realizar tal acción, gracias a la intercesión de Abraham. ¿Esto quiere decir que nosotros los católicos teníamos razón en pensar que una criatura podía dominar las intenciones de su creador? No. Por dos razones, porque esto no es así, cosa que explicaremos a continuación, y porque nosotros los católicos no creemos tal cosa. Antes de comenzar tenemos que dejar tres cosas en claro. La primera es que cuando los evangélicos indican que no debemos pedir la intercesión de algún Santo, no tienen bases en la Biblia para decir aquello. Utilizan otras como por ejemplo la famosa cita del Éxodo 20. Pero no tienen una que explícitamente indica que esté prohibido. Por ende no pueden decir que la Biblia lo prohíba.
Otra cosa que hay que indicar es que muchas veces utilizan la primera carta a Timoteo, capítulo dos, versículo cinco, donde dice: “Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús…”, para indicarnos que no deben haber mediaciones de nadie más que el de Cristo para comunicarnos con el Padre. Si este fuese cierto, San Pablo estaría yendo en contra de los que Abraham hiso siglos atrás. Y es que un Santo no puede interceder por tu salvación. Sólo Cristo Jesús puede hacerlo ya que Él es “…el camino la verdad y la vida” (Juan 14, 6). Pero lo que puede hacer un Santo es interceder mediante la oración por tu bienestar en todo sentido. Finalmente, lo que debemos poner en claro es que cuando Jesús indica que le podemos pedir lo que sea a Él (Lucas 11, 9 o Juan 16, 24) no está indicando que no lo podemos pedir a nadie más. Claro, sí y solo sí, esto no sea tu salvación.
¿Cristo escucha las intercesiones? ¡Claro que sí! Escuchó a su madre en las Bodas de Caná (Juan 2, 3-5). Escuchó a los apóstoles para atender a una mujer cananea para que le conceda un milagro (Mateo 15, 23). Pero ¿Cristo escucha las intercesiones de sus fieles a pesar de que Él ya no estaba vivo entre los apóstoles? Sí. En el libro Hechos de los Apóstoles vemos, por lo menos, dos casos en que los apóstoles, en el nombre de Jesús Cristo, curaron a personas. El primer caso ocurrió con San Pedro y San Juan, cuando ambos estaban yendo al templo y se encontraron con un hombre cojo de nacimiento. San Pedro le curó en el nombre de Jesús (Hechos 3, 1-8). Otro caso ocurrió con San Pablo y también curó, en el nombre de Jesús, a un hombre cojo (Hechos 14, 8-10). Pero ¿Dios puede escuchar la intercesión de las personas ya muertas? Sí, acuérdense lo que Dios dijo: “Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? No es un Dios de muertos, sino de vivos.” (Mateo 22, 32). Dios nos escucha, vivos o muertos. No hay cristiano que no crea en la vida después de la muerte. Si no fuese así, ¿Fueron alucinaciones la presencia de Elías y Moisés en la transfiguración de Jesús? (Marcos 9, 4).
Pero existe un último tema en este punto. Muchos evangélicos sacan, lo que consideran ellos, su arma mortal al indicar lo siguiente: “Si yo le rezo a San Martincito en Lima, y al mismo tiempo otro le reza en Piura…y si él realmente nos está escuchando a ambos….quiere decir que está en dos lugares al mismo tiempo…eso sería ser omnipresente…¿No era que solo Dios puede ser omnipresente?”. Ante ello habría que explicarles, en forma abreviada, la Comunión de los Santos. San Pablo dijo que cuando él moriría, estaría con Cristo (Filipenses 1, 23). Y Cristo dijo una vez: “Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que también sean uno en nosotros” (Juan 17, 21). Y esto no solo lo rezaba para los apóstoles, sino para aquellos que se convertirían gracias a ellos (Juan 17, 20). Es decir, que cuando morimos, y respondíamos en vida al llamado de Dios a la santidad, estaremos con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y él sí es omnipresente. Es como el sol, sus rayos y la luz. La luz es regada por todo el mundo gracias a los rayos que son provenientes del sol. Los rayos no son el sol, pero ayudan a trasmitir la luz al mundo. Así son los santos y Dios en cuanto la oración y la intercesión.
Pero, al fin y al cabo, la pregunta más simple es ¿Es necesario para mi salvación pedir la intercesión de los santos? No. Pero, ¿Es necesarios, por ejemplo, moverse en la ciudad con carro si quiero recorrer unos veinte kilómetros? No, pero es mejor ir en carro que caminando. Así, de esa manera, la intercesión de los santos no es algo necesario para tu salvación, pero sería tonto no pedirlo ya que te ayuda para que te salves. ¿Por qué no pedirle ayuda a tus amigos para obtener alguna meta? Los Santos son nuestros amigos que nos ayudan cuando andamos en nuestro camino.
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