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Gracias


Maria Beatriz.



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En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

3 de septiembre de 2014

Y anduvo predicando por las sinagogas del país judío. Lucas 4, 38-44

EVANGELIO Lucas 4, 38-44

  Dejó la sinagoga y entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba aquejada de fiebre muy alta, y le rogaron por ella. El, de pie a la cabecera, conminó a la fiebre y se le pasó. Levantándose en el acto, se puso a servirles.
Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos con más variadas dolencias se los llevaron, y él, aplicándole las manos a cada uno de ellos, los fue curando. De muchos salían también demonios, gritando:
-¡Tú eres el Hijo de Dios!
El les conminaba y no les permitía decir que sabían que era el Mesías.
Al hacerse de día salió y se marchó a un lugar despo­blado. Las multitudes lo andaban buscando, dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese. El les dijo:
-También a las otras ciudades tengo que dar la buena noticia del reinado de Dios, pues para eso me han enviado.
Y anduvo predicando por las sinagogas del país judío.

COMENTARIOS
LA FIEBRE NACIONALISTA
Primero en la sinagoga de Nazaret («Todos se declaraban en contra»), después en la de Cafarnaún («¿Has venido a des­truirnos?»), ahora «en casa de Simón», en todas partes predomi­na el mismo espíritu: «La suegra de Simón estaba aquejada de fiebre muy alta» (4,38). La «fiebre», también en nuestro contexto cultural, puede expresar un patriotismo enfervorizado y fanático. Pero postra a la persona y le arrebata toda libertad de movimien­tos. Lucas describe el entorno «familiar» de Simón, futuro discí­pulo de Jesús, vinculándolo -aunque de forma indirecta («sue­gra»)- al movimiento o ideología zelota. Jesús conmina a la fiebre, como lo había hecho en Cafarnaún, y ésta se va. Cuando la fiebre (de poder) se va, ella «se puso a servirles» (4,39). El espíritu de servicio será la tónica del grupo de Jesús.

LA PUESTA DE SOL LIBERA DEL PRECEPTO SABATICO
«Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos con las más variadas dolencias se los llevaron, y él, aplicándoles las manos a cada uno de ellos, los fue curando. De muchos salían también demonios, gritando: "Tú eres el Hijo de Dios." El los conminaba y no les permitía hablar, pues sabían que él era el Mesías» (4,40-41). Las enfermedades físicas y psíquicas andan dándose la mano. Las ideologías que toman posesión del hombre lo escla­vizan hasta hacerles hablar de lo que no saben, aunque lo afir­men: «saben» lo que les dictan los de arriba, los que se sirven de ellos para sus intereses particulares y les dan cuerda como si fuesen robots al servicio de una causa.

«Al hacerse de día salió y se marchó a un lugar despoblado» (lit. «desierto») (4,42a). Una vez que pierde su vigencia el precep­to del «sábado», comienza el «día» propiamente dicho, es el «día» de su vida pública, que culminará en la cruz (23,45: «al eclipsarse el sol»), durante el cual desarrollará toda su actividad liberadora en el «desierto» de la sociedad, donde pululan toda clase de ambiciones de poder que intentarán inútilmente desviarlo de su propósito y apoderarse de él: «Las multitudes lo andaban buscando, dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese» (4,42b).

Lo que en el primer «desierto» venía expresado en lenguaje simbólico, bajo la imagen del Tentador, que trataba de desviarlo del camino que él iba recorriendo en el seno de la sociedad hostil gracias al empuje constante y permanente del Espíritu («el Espí­ritu lo fue llevando por el desierto durante cuarenta días -la duración de su vida-, mientras el diablo lo tentaba», 4,1-2), en este segundo «lugar despoblado» viene expresado en un lenguaje más sencillo, bajo la imagen de las multitudes que andan a la búsqueda de un líder o gurú que les solucione todos los proble­mas espirituales..., temporales y políticos.

EL DESIGNIO UNIVERSAL DE DIOS Y LA MISION DE JESUS SON COINCIDENTES
«Jesús les dijo: "También a los otros pueblos tengo que dar la buena noticia del reinado de Dios, pues para eso he sido enviado"» (4,43). Jesús tiene una visión demasiado amplia para los horizontes estrechos de sus contemporáneos de Cafarnaún..., ¡y de los de hoy! Eso de «el Pueblo de Dios» en sentido exclu­yente (con artículo y en mayúscula), como si los demás pueblos no lo fuesen también, no responde al designio del Dios Creador del universo. Ni «pueblo de Israel» ni ningún otro. También a los «otros pueblos», en nuestro derredor no judíos, sino paganos y paganizados, debemos anunciarles que son tan «pueblo de Dios» como se llamó a sí mismo Israel y como pretendemos llamarnos nosotros. A no ser que por «el pueblo de Dios» enten­damos el pueblo constituido por los pobres, desheredados y desaparecidos, el pueblo crucificado, a la cabeza del cual está el Crucificado de Nazaret.

Tres acciones de Jesús nos ayudan a comprender el ímpetu de su acción misionera. Primero, la capacidad de recuperar en el hogar personas que se habían abandonado a sus dolencias y que habían perdido su capacidad de amar en el servicio. La suegra de Pedro en su postración es objeto de atenciones, pero es incapaz de responder a ellas con generosidad. La mano que Jesús le tiende le ayuda a salir de ese estado y la motiva a servir a la comunidad de servidores que sigue a Jesús. En segundo lugar, lo que se hace en el hogar se extiende para todos en la puerta de la ciudad. Las personas afectadas por esas posesiones ideológicas que los anulan descubren en Jesús al ungido, a la persona capaz de comunicar la vida y el amor, de liberar al ser humano abatido y enajenado. En tercer lugar lo que acontece en la entrada de la ciudad se extiende por toda la comarca. El evangelio es una buena noticia para todos y aquellos que quieran acogerse a ella encuentran en Jesús un puente hacia una nueva realidad en la que la esperanza, el amor y la fe son posibles

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