MONICIÓN DE ENTRADA
Recibid todos la más cordial y fraterna bienvenida a nuestra
asamblea semanal de hermanos. Esta Eucaristía del Domingo 25 del Tiempo
Ordinario nos va a mostrar algo que es fundamental para nuestra vida: nuestros
pensamientos, nuestra forma de ver las cosas, nuestros caminos no son los de
Dios. Y, además tenemos que dejar a Dios ser Dios y no querer convertirle en
una herramienta caprichosa a nuestro servicio. Hoy, Jesús de Nazaret nos enseña
mediante la famosa parábola del viñador que la misericordia de Dios está
siempre dispuesta a admitir a quien quiera ir a trabajar con Él, a su viña, no
teniendo especial mérito si se incorpora antes o después. Todos recibirán la
misma paga. Escuchemos con atención.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- En
la primera lectura, el profeta Isaías nos invita a buscar al Señor, pero para
ello nos habla de exigencia y "abandono". Se trata, por tanto, de
buscarlo desde la conversión, abandonando nuestras seguridades, nuestros
esquemas, nuestras certezas. Creyente, no es el que dice saber quien es Dios,
sino el que cada día se arrodilla delante de El para preguntarle: “Señor,
¿Quién eres?” Pues sólo en presencia del Señor, se puede intuir que sus planes
no son nuestros planes.
S.- El
salmo 144 es de los llamados alfabéticos y es un canto de alabanza a Dios. Su
inspiración literaria viene de otros salmos y era considerado por los judíos
contemporáneos de Jesús como uno de los grandes poemas de alabanza a Yahvé
compuestos por el Rey David. La realidad es que el salmista expresa, con
maestría, su gozo ante esa gran realidad que es la grandeza y la ternura de
Dios, Nuestro Padre y Padre de la toda la creación.
2.- Pablo
en la segunda lectura, sacada de la Carta los Filipenses, afirma lo mismo que
el profeta Isaías, con esta hermosa declaración: "Para mí la vida es
Cristo" ¿Podríamos decir nosotros, de verdad, que Cristo es lo único que
cuenta en nuestra vida? Muchas veces, y aún a pesar nuestro, tenemos que
reconocer que lo que cuenta en nuestras vida es todo lo demás, no Cristo.
Iniciamos, hoy, la lectura de cuatro fragmentos sucesivos de esta epístola
paulina.
3.- En
el evangelio de Mateo se nos ofrece el Reino, pero no como un salario, sino
como un regalo que Dios ofrece a todos por amor. Al oírlo deberíamos
preguntarnos: ¿quiero ir yo a trabajar a la viña del Señor? ¿Qué pienso de los
que vienen detrás? ¿Cómo rindo en el trabajo que se me ha encomendado? ¿Lo hago
bien, regular, mal? ¿Me hago el distraído para que trabajen los demás? Qué la
Eucaristía de hoy nos ayude a responder a esas preguntas.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
Un domingo más presentamos la plegaria creada por el
sacerdote navarro, Javier Leoz para estos momentos finales de nuestra
Eucaristía:
¡GRACIAS, MI SEÑOR!
GRACIAS, MI SEÑOR
Porque en la plaza de mi
comodidad
estaba yo un día sentado
cuando, por tu nombre,
salí hacia tu encuentro
GRACIAS, MI SEÑOR
Porque en la plaza de mi
egoísmo
estaba yo un día cerrado
cuando, por tu nombre,
comprobé que la mayor riqueza
es el dar y no recibir.
Exhortación de despedida
Salgamos felices de nuestra celebración: Jesús nos ha
mostrado el sentido de la verdadera esperanza. Cuando parezca que no llegamos a
tiempo de cambiar o convertirnos, hemos de saber que ese último momento es muy
valioso.
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