MONICIÓN DE ENTRADA
Recibid, queridos hermanos y hermanas, la más cordialidad
bienvenida a nuestra Eucaristía dominical. Coincide con la fecha del 14 de
septiembre en la que la Iglesia celebra, desde hace casi 17 siglos, la
Exaltación de la Cruz de Jesús. La fiesta se remonta a la dedicación de dos
basílicas en Jerusalén en tiempos del Emperador romano Constantino, acto que,
además, celebraba haber encontrado la verdadera cruz del Salvador. La
importancia de la fiesta ha prevalecido sobre la celebración del Domingo 24 del
Tiempo Ordinario. Y es bello –y oportuno—hacer este alto en el camino del Ciclo
litúrgico A para contemplar y meditar la Cruz de Cristo. Y, también , nuestras
propias cruces, las de cada de uno nosotros. Merece la pena disponerse a
celebrar esta Eucaristía pensando en el misterio central de la Redención humana
por el amor de Jesús de Nazaret.
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- El fragmento del Libro
de los Números refiere el episodio del ataque de las serpientes venenosas al
pueblo judío mientras peregrinaba por el desierto. Moisés recibe el encargo del
Señor Dios que construya un estandarte con una serpiente de bronce. Y todos los
israelitas mordidos mortalmente que miraban a la serpiente de bronce eran
curados. Luego, en el evangelio, Jesús se va a referir a este hecho.
S.- En el salmo 77 el
salmista quiere resumir la historia del pueblo judío desde el éxodo por el
desierto hasta la construcción del Templo, en Jerusalén. Por supuesto, guarda
relación con el episodio de las serpientes en el desierto a que se refieren la
primera lectura y el evangelio. Para nosotros, en este tiempo, es útil porque
se reconoce el amor y ternura del Padre Dios respecto a sus criaturas.
2.- San Pablo, en la segunda
lectura, que corresponde al capítulo segundo de la Carta a los Filipenses, nos
narra magistralmente el camino de Jesús en la redención del género humano.
Siendo Dios se abajó como un hombre cualquiera aceptando la muerte, incluso una
muerte de Cruz.
3.- El Evangelio de San Juan
nos va a mostrar la conversación entre Jesús y el Senador judío, Nicodemo,
quien le visitó de noche por temor a sus correligionarios. Jesús de Nazaret le
recuerda la escena de la serpiente de bronce que nos ha contado la primera
lectura. Y añade que hay que mirarle --a Él al mismo Jesús—en lo alto de la
cruz para obtener la vida eterna.
Lectura de Postcomunión
MONICIÓN
En este fiesta tan señalada el sacerdote navarro, don
Javier Leoz, nos ofrece esta bella plegaria
¡GRACIAS POR
TU CRUZ, SEÑOR!
¡Gracias, Señor!
¡Qué gran amor!
¡Qué gigantesco amor cuando, además de ofrecerse,
es colmo y el no va más cuando deja clavarse!
Déjanos, Señor, por lo menos
desde lejos acompañarte y, nunca olvidar,
que por nosotros Tú has sido clavado en esa cruz.
Déjanos sentir, Señor, que todos somos clavados
–en tu amor, con tu amor y por tu amor- en ella.
No estás solo, Señor.
Exhortación de despedida
Hoy hemos aprendido que la Cruz es amor y que todos tenemos
una cruz personal. Acompañemos a Jesús hacia el Calvario, cargando nosotros con
nuestra cruz y ayudando a los hermanos a llevar la suya.
betania.es
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