Cuántas veces necesitamos de esos besos que nos ayudan a experimentar
el amor de una Madre, de un Padre. Si se pudieran ver todos los besos
que Dios nos da cada día, estaríamos cubiertos... pero son invisibles.
Fíjate bien, abre los ojos, descubre en tu vida esos besos que Dios te
da, de modo personal, porque sí, porque te quiere, sin merecerlo. Así es
su amor, gratis, te ama porque te ama, no por lo que tú le puedas dar,
sino porque te creo con amor.
Descubre esos besos especialmente en la Eucaristía, en la Confesión. Déjate besar, no tengas miedo!!!
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