Hola amigos, bienvenidos a este sitio que solo busca compartir todo aquello que llega a mi buzón, y nos ayuda a crecer en nuestra fe católica..
(casi todo es sacado de la red)

Si alguien comprueba que es suyo y quiere que diga su procedencia o que se retire, por favor, que me lo comunique y lo hago inmediatamente. Gracias.

Espero que os sirva de ayuda y comenteis si os parece bien...


Gracias


Maria Beatriz.



SI AL CRUCIFIJO Tu quita un Crucifijo y nosotros pondremos mil

En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

27 de septiembre de 2014

LECTURAS DEL DÍA 27-09-2014


SÁBADO, SAN VICENTE DE PAÚL, presbítero, Memoria obligatoria. 27 de Septiembre del 2014 . 1º semana del Salterio. (Ciclo A) TIEMPO ORDINARIO. AÑO DE LA FE.. SS. Vicente de Paúl pb, Cayo ob, Adolfo y Juan mrs. Santoral Latinoamericano. SS. Vicente de Paúl. 

LITURGIA DE LA PALABRA:

Eclesiastés 11, 9-12, 8 Acuérdate de tu Hacedor durante tu juventud.
Salmo responsorial: 89 Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. 
Lucas 9, 43b-45 Al Hijo del hombre lo van a entregar. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto 

La misión de los Doce ha incrementado notablemente el impacto que Jesús produce en la sociedad de su tiempo. Tanto es así que inclusive uno de los reyes, Herodes, comienza a preocuparse y ve en él una continuación de la acción del profeta Juan, aunque con mayor poder y bajo unos signos excepcionales. Pero el interés de Herodes no pasaba de ser una curiosidad personal y una preocupación política. Al igual que estos personajes, mucha gente se interesa por Jesús, bien sea por su fama, por su acción profética, por los milagros que se le atribuyen o, incluso, por lo novedoso de su enseñanza. Y esta curiosidad ya es un buen punto de partida, pero es insuficiente si no se da el paso de seguirlo a él por el camino del conocimiento personal. A diferencia de los grandes personajes, una masa anónima de gente pobre y marginada busca a Jesús para aprender de él, para escuchar su mensaje de salvación. Pero sólo un diminuto grupo de personas se atreve a acompañarlo por el camino hacia Jerusalén, y un grupo aún más reducido continúa su misión después de su muerte para anunciar su resurrección. – ¿Con qué grupo nos identificamos: con los curiosos, con los simpatizantes o con los discípulos fieles? 

PRIMERA LECTURA
Eclesiastés 11, 9-12, 8 
Acuérdate de tu Hacedor durante tu juventud.

Disfruta mientras eres muchacho y pásalo bien en la juventud; déjate llevar del corazón, de lo que atrae a los ojos; y sabe que Dios te llevará a juicio para dar cuenta de todo. Rechaza las penas del corazón y rehuye los dolores del cuerpo: niñez y juventud son efímeras. Acuérdate de tu Hacedor durante tu juventud, antes de que lleguen los días aciagos y alcances los años en que dirás: "No les saco gusto." 

Antes de que se oscurezca la luz del sol, la luna y las estrellas, y a la lluvia siga el nublado.Ese día temblarán los guardianes de casa y los robustos se encorvarán, las que muelen serán pocas y se pararán, las que miran por las ventanas se ofuscarán, las puertas de la calle se cerrarán y el ruido del molino se apagará, se debilitará el canto de los pájaros, las canciones se Irán callando, darán miedo las alturas y rondarán los terrores. Cuando florezca el almendro, y se arrastre la langosta, y no dé gusto la alcaparra, porque el hombre marcha a la morada eterna, y el cortejo fúnebre recorre las calles. Antes de que se rompa el hilo de planta, y se destroce la copa de oro, y se quiebre el cántaro en la fuente, y se raje la polea del pozo, y el polvo vuelva a la tierra que fue, y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio. Vanidad de vanidades, dice Qohelet, todo es vanidad. 

Palabra de Dios.

Salmo responsorial: 89 
Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación. 

Tú reduces el hombre a polvo, diciendo: "Retornad, hijos de Adán." Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó; una vela nocturna. R. 

Los siembras año por año, como hierba que se renueva: que florece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan y se seca. R. 

Enséñanos a calcular nuestros años para que adquiramos un corazón sensato. Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo? Ten compasión de tus siervos. R. 

Por la mañana sácianos de tu misericordia, y toda nuestra vida será alegría y júbilo. Baje a nosotros la bondad del Señor  y haga prósperas las obras de nuestras manos. R. 

SANTO EVANGELIO
Lucas 9, 43b-45 
Al Hijo del hombre lo van a entregar. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto 

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos: "Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres. Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto".

Palabra del Señor

Reflexión de la Primera lectura Eclesiastés 11, 9-12, 8 Acuérdate de tu Hacedor durante tu juventud.
Un libro tan humano como el Eclesiastés, se termina con una hermosísima evocación de la "juventud", el tiempo de la vitalidad que debe vivirse en la alegria, sabiendo, de otra parte que es pasajera -y vanidad, dice, como todo lo restante- contrastando con esa visión el autor describe también «la vejez», en términos llenos de poesía.

-¡Alégrate, joven, en tu juventud y ten buen humor en tus años mozos. Sigue los senderos de tu corazón y los deseos de tus ojos!

Esta exhortación a los «jóvenes» parece muy optimista: hay que aprovechar los buenos años de la juventud, porque la vejez nos acecha. Si lo tomásemos como una invitación al placer desenfrenado, no habríamos entendido nada del pensamiento profundo del autor.

-Pero tienes que saber que por todo ello te emplazará Dios a Juicio.

La juventud es un don de Dios que hay que vivir en la expansión y alegría, pero del que tendremos que rendir cuentas.

-Aleja de tu corazón el malhumor, aparta de tu carne el sufrimiento.

Efectivamente, el autor anima clara y simplemente a la juventud a que desarrolle su vitalidad. Esto es muy positivo y también muy moderno. Se facilitarían las relaciones actuales entre las generaciones si se diese cabida a tales aspiraciones. ¿De qué modo podrían los «jóvenes» descubrir a Dios si se les incrustase demasiado pronto la idea del «peso» de la condición humana imponiéndoles un estilo de vida, quizá a gusto de los ancianos y adultos, pero que no es el suyo propio? Nos atrevemos a decir con el autor que el único terreno en que Dios está presente para ellos -el de su vitalidad desbordante y el de su juventud- no les está prohibido... sino dado por el mismo Dios. ¡Qué vivan su juventud!

VEJEZ:-Acuérdate de tu Creador en tus días mozos, antes que vengan los días malos...

Cuando tiemblen los guardas de la casa y se doblen los hombres vigorosos, cuando dejen de moler las mujeres y se ahogue el son del molino, cuando enmudezcan las canciones. También la altura da recelo y hay sustos en el camino.

Es imposible resumir esta hermosa descripción de la vejez. Conviene leerla por entero. A través de esta descripción poética de la caducidad de la vida que va a la par de la caducidad de todas las cosas, se siente un profundo amor hacia los ancianos... una especie de nostalgia amorosa que pone de relieve la realista belleza de esa edad. Resulta inútil añorar la juventud. Lo mejor es vivir cada edad de la vida con realismo.

-Florece el almendro, está grávida la langosta y da fruto el alcaparro y es que el hombre se va a su eterna morada... Y los del duelo circulan por la calle.

Muchas de estas imágenes no son muy claras, evocan solamente belleza y fragilidad. «Y el hombre se va a su eterna morada.»

En medio de esa evocación realista encontramos esta fórmula tan hermosa, en la que podemos detenernos. La nueva liturgia de difuntos la ha tenido en cuenta en su hermoso canto de «adiós»: «Nuestro Padre te espera a la puerta de su morada y los brazos de Dios se abrirán para ti. »

¿Podemos continuar diciendo que todo es vanidad, cuando todo acaba con esta promesa? Pero ¡sólo la Fe nos abre a esta certeza!

En esta parte conclusiva del Eclesiastés reaparece el tema de la vanidad o inconsistencia de la vida: invitación a saber vivir la vida durante la juventud y constatación de la tristeza de la vejez. Reaparece la forma de tesis y antítesis, la tensión constante entre la alegría y la tristeza, entre el optimismo y el pesimismo, entre la luz y la sombra, entre la gozosa belleza de vivir la vida en flor y la desconsolada visión de la vanidad o inconsistencia de una vida que se acaba. Ante la fugacidad que representa ser joven, el Pseudo-Salomón recuerda que el gozo de la vida sólo tendrá sentido si está enmarcado en el temor de Dios, y esto antes de que se oscurezcan el sol y la luna, antes de que vuelvan las nubes y la lluvia.

Hasta el último momento, nuestro autor hace gala de una sutil «ironía» que le permite percibir las incongruencias de la existencia humana. Pero su ironia es creadora, busca la corrección, no la destrucción; quiere enseñar a actualizar la actualidad, es decir, el momento presente abierto al futuro, eliminando los anacronismos paralizantes. La vanidad o inconsistencia que denuncia el Eclesiastés es algo muy cercano a la idolatría. Su ironía no destruye aniquilando lo incongruente, sino que construye tratando de integrarlo en la racionalidad. ¿Vale la pena vivir en estas circunstancias? Nuestro autor responde que Dios crea tanto los dias buenos como los malos y, por tanto, el hombre debe estar preparado para recibir el don que Dios le da: "Sé feliz el día de la felicidad". Es una respuesta positiva al problema de la vida: es posible reconocer en ella un designio de Dios benévolo para el hombre.

La obra termina con un bellísimo epílogo, lleno de simpatía por este Sócrates bíblico que «además de ser sabio, enseñó al pueblo lo que él sabía. Estudió, inventó y formuló muchos proverbios» (12,9). La comunidad judía y la cristiana, al aceptar al Eclesiastés como maestro canónico -es decir, oficial-, reconocen el valor de unas palabras que hacen pensar, el valor de un hombre que tuvo como primera ilusión ayudar a razonar, que descubre en el autoritarismo una señal de debilidad y sabe que las ideas no necesitan el apoyo de la fuerza. Utilizar el cerebro significa ir en busca del sentido de la vida, aunque esto engendre dolor. El epiloguista sabe que interpreta a nuestro autor cuando repite la invitación final: «Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque eso es ser hombre» (12,13).

Reflexión del Salmo responsorial: 89 Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación.

Todo pasa, menos el amor de Cristo

* Señor, tú has sido nuestro refugio: La tradición patrística ha visto expresado aquí nuestro deseo de que Dios, después del pecado, se haga presente de nuevo en medio de los hombres con la llegada de Cristo Salvador.386 Por ahora, este retorno se lleva a efecto mediante los Sacramentos, en los que el Señor se hace misteriosa pero realmente presente, injertando en nuestra vida la savia salvadora de sus méritos. Gracias a esos méritos, nosotros, que somos ruinas espirituales, vamos siendo reconstruidos, restaurados, jornada tras jornada.

** Como un tenue vestigio de una revelación futura, el versículo 2 nos invita a meditar en la preexistencia del Verbo en el seno del Padre. Durante el Tiempo de Epifanía, un himno se extasía en la visión de aquel que, mostrándose a los Magos como un Niño, vive desde siempre: 'Intuimos en Él algo ilustre, sublime, excelso, infinito, más antiguo que el cielo y la tierra, ajeno a todo ocaso.'387

Además, la coincidencia de términos trae espontáneamente a nuestro recuerdo el texto de Proverbios sobre la Sabiduría, o sea, sobre el Unigénito de Dios: "El Señor me poseyó en el principio de sus caminos, desde el principio, antes de crear cosa alguna ... Desde antiguo, antes de que la tierra fuese hecha, aún no habían brotado las fuentes de las aguas, aún no se habían sentado los montes sobre su pesada masa, antes que los collados, Yo ya era concebida." (/Pr/08/22 ss).

"Dios crea el mundo por medio del Verbo. El Verbo es la Sabiduría eterna, el pensamiento y la imagen substancial de Dios. Él, engendrado eternamente y eternamente amado por el Padre como Dios de Dios y Luz de Luz, es el principio y el arquetipo de todas las cosas creadas por Dios en el tiempo. El hecho de que el Verbo eterno asumiera en la plenitud de los tiempos la condición de criatura confiere a lo acontecido en Belén hace dos mil años un singular 'valor cósmico. Gracias al Verbo, el mundo de las criaturas se presenta como cosmos, es decir, como universo ordenado. Y es que el Verbo, encarnándose, renueva el orden cósmico de la creación.' La carta a los Efesios habla del designio que Dios había prefijado en Cristo, «para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra.» (/Ef/01/10)"388 La dimensión cósmica de la Pasión de Cristo fue magistralmente recogida por Venancio Fortunato (+600) en su himno 'Vexilla regis'.389 En él se expresa poéticamente cómo el río de la Redención lava también al universo.

*** La mañana trae a nuestra memoria dos recuerdos: De una parte, la misericordia por la mañana evoca el Nacimiento de nuestro Redentor, el 'Oriens ex alto' que nace para todos:390 'Verbum minoratum, Verbum breviatum', llamaban los medievales al Verbo de Dios hecho Carne. Bien podría decirse que el profeta, al momento de escribir esta estrofa, alcanza a vislumbrar de lejos la venida de Cristo. La Encarnación -siendo ya el inicio de la Redención, la condición para la Muerte y la Resurrección- forma parte del "Sacramento pascual", como gusta decir a León Magno. El Misterio de Cristo abarca todo el arco que se apoya en la fosquedad de dos cuevas: desde la de Belén hasta la del sepulcro vacío.

Además, cada mañana, al iniciar la celebración del Oficio de Laudes, recordamos también -como hicieron los Padres- aquella hora en la que "el Señor venció a la muerte y nos hizo partícipes de su vida inmortal'':391 Aquella mañana esplendorosa y vivificante de la Resurrección.392 Mañana que hizo divino al hombre, como la noche de la agonía había hecho a Dios profundamente humano.

A esta hora, toda la tierra se sacia de la misericordia divina y nuestras vidas -injertadas en la Liturgia- se ven colmadas de júbilo y alegría; participando de estas disposiciones, podemos ahora dirigirnos al Padre con una bella fórmula que sirve de vehículo para nuestro ofrecimiento matutino en este lunes:393 "Desde los albores de este nuevo día, cólmanos, Señor, de tu misericordia, para que, a lo largo de la jornada, sea nuestro gozo el alabarte."



"Es un salmo de súplica por los pecados", oración "colectiva": el salmista dice siempre "nosotros"... No ora solamente, ni sobre todo por sus propios pecados, sino por aquellos de todo su pueblo. ¡Solidaridad admirable!

Este salmo era utilizado, en el culto de Israel, como "Liturgia penitencial" para pedir perdón... Como lo hacemos al principio de cada Misa.

Observar la poesía de las imágenes concretas: ¡la comparación sorprendente entre la "solidez y la permanencia inmóvil" de las montañas, y la "fragilidad efímera" de las flores, que florecen por la mañana y se marchitan por la tarde! ¡La imagen del "sueño" de la noche, que al despertar ya no se recuerda!

En el "sueño de Geroncio" de Newman, este salmo aparece en labios de las almas del Purgatorio. Bossuet toma estas imágenes, en sus "Meditaciones" sobre la juventud, y en su "sermón sobre la muerte".

La melancolía punzante que se expresa aquí es uno de los temas de todas las literaturas: pensamos, cerca de nosotros, en la "condición humana" de Malraux.



Jesús pide a un joven rico ¡"abandonarlo todo para seguirlo: he ahí lo que lo hubiera liberado de sus riquezas efímeras para entrar, desde aquí abajo, en lo eterno"! Para Jesús, es "insensato" apostarlo todo sobre la tierra: "esta misma noche te pedirán el alma". (Lucas 12,20). Jesús invitó, como el salmo, a construir la vida sobre "la roca" y no sobre "la arena". (Mateo 7,26).

En Israel, toda desgracia era considerada como un castigo por los pecados: es el tema de la "cólera de Dios" que aparece en la parte central de este salmo. Jesús introdujo variaciones importantes a este tema capital. Desde luego es falso decir que todo sufrimiento es un castigo. Tal fue el sentido del libro de Job, el inocente... El sentido de la respuesta de Jesús a propósito del ciego de nacimiento: "Ni él, ni sus padres pecaron para que haya nacido ciego" (Juan 9,3). Sin embargo, el sufrimiento es una especie de advertencia de la fragilidad humana: ante el accidente de la torre que aplastó a los transeúntes, Jesús dijo: "si no os convertís, pereceréis todos" (Lucas 13,5), pero añadió: "aquellos que murieron, allá, no eran más pecadores que aquellos que por suerte escaparon" (Lucas 13,4).


*** Este salmo incorpora una parte importante de la filosofía moderna, que afirma "lo absurdo" de la condición humana. Michel Foucault concluye de esta manera: "en nuestros días, a partir de Nietzche, se afirma no solamente la ausencia y la muerte de Dios sino el fin del hombre... Ya que él ha matado a Dios, el hombre debe responder por su propia finitud. "¡Efectivamente, el ateísmo no es muy extraño! El salmista decía ya que el "hombre no es", pero creía que Dios "es". Se atrevía a dirigirse a este Dios sólido, para apoyarse en El. El signo de la grandeza del hombre, es precisamente, que él "habla a Dios", que lo trata de "tú"... Y se atreve a pensar que trae algo a Dios: -por la "sabiduría", recibida de El, y que consiste en "contar bien nuestros días, para ocuparlos bien"... -por su "alabanza" cantada a Dios... -Finalmente por su "trabajo", que Dios mismo hace fructuoso...

¡Nuestros pecados! ¿Cómo los olvidaremos? ¿Por qué no orar a partir de ellos, en este salmo? Es cierto que son la prueba más profunda de nuestra debilidad. ¿Cómo podríamos quejarnos que el Dios santo escudriña inexorablemente "el mal", hasta los repliegues de nuestra conciencia, "cuyo secreto vergonzoso es desvelado ante la faz de Dios"? Dios realizó el combate contra el mal, por nosotros: Y después de la venida de Cristo, sabemos a qué precio: su cólera, no está contra los pecadores sino contra satanás. "Yo vine no para los justos, sino para los pecadores".(Mateo 9,13).

¡La libertad y la gracia! Hay que meditar esta fórmula de un admirable equilibrio: "haz fructuoso (el papel de la gracia divina) el trabajo de nuestras manos" (el papel de la libertad humana). Para salir del pecado, como para cualquier obra buena, no lo podemos hacer con nuestras solas fuerzas (Epístola a los Romanos), es necesario unir dos fuerzas: Dios y yo... La gracia y mi esfuerzo.

Reflexión primera del Santo Evangelio Lucas 9, 43b-45 Al Hijo del hombre lo van a entregar. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto 

Reflexión segunda del Santo Evangelio Lucas 9, 43b-45 Al Hijo del hombre lo van a entregar. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto 

Reflexión tercera del Santo Evangelio Lucas 9, 43b-45 Al Hijo del hombre lo van a entregar. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto 

Reflexión cuarta del Santo Evangelio Lucas 9, 43b-45 Al Hijo del hombre lo van a entregar. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto

Hoy el Predicador se nos pone escatológico: esto va a tener un final, el cuerpo humano volverá al polvo del que fue formado, y su espíritu -quizá, mejor, su vida- volverá al Dios que se la dio. Reconocer el señorío de Dios sobre nuestra vida es un cuestionamiento acerca de la fidelidad vocacional: un proyecto de Dios que no debiera frustrarse; Él tiene derecho a pedir cuentas.

Nuestro autor parece muy experimentado, escribe como un anciano que hubiera pasado por todo; sabe que ciertas formas de goce de la vida sólo se dan en la juventud, pero un creyente con sentido ético no puede entregarse a excesos irracionales; el "gaudeamos igitur juvenes dum sumus" debe entonarse con algo de sordina. Sabe, además, que las dolencias y achaques de la vejez no son la circunstancia ideal para la mejor entrega a nuestro Hacedor: el enfermo carece frecuentemente de la debida paz para el trato con su Dios, el dolor limita, deteriora y hasta puede desesperar ¿Cuántos son capaces de una oración serena desde un dolor agudo? Mejor aprovechar la juventud.

El evangelista nos lleva otra vez al contraste entre el éxito actual de Jesús y el futuro sombrío que le espera. Es la segunda predicción explícita de la pasión, lección repetida, por ser difícil de retener: "metéoslo bien en la cabeza".

Mucho más que de Jesús, Lucas en este caso nos habla de los discípulos, y lo hace con reiteraciones: no entienden, no captan el sentido, les resulta oscuro. Es extraño que Dios -sujeto indiscutible de la frase principal, en la forma del llamado "pasivo divino"- entregue a su Hijo, y es aún más extraño que esa entrega sea la culminación de una vida mesiánica y la fuente de vida para cuantos crean en Él. Hay un halo de misterio que embarga a los seguidores: "les daba miedo preguntarle". Esta última frase, tomada literalmente del evangelio de Marcos, tiene allí más sentido, pues, con motivo de la anterior predicción del sufrimiento, Pedro se atrevió a intervenir y salió muy malparado. Para nosotros, como para ellos, mejor dejarnos envolver por el misterio, pasmarnos ante la paradoja, y aceptar que -naturalmente hablando- los caminos de Dios y los nuestros van en dirección deferente.. 
Elevación Espiritual para el día

Reflexión Espiritual para este día

El rostro de los personajes, pasajes y narraciones de la Sagrada Biblia y el Magisterio de la Santa madre la  Iglesia:



 Ezequiel fue un sacerdote y profeta hebreo, exiliado a Babilonia, que ejerció su ministerio desde el 595 - 570 a.C. durante el cautiverio de Israel en Babilonia y, a diferencia de otros profetas, captó importantes revelaciones en forma de visiones simbólicas de parte de Yahvé.

Ezequiel se caracteriza por las descripciones detalladas de las visiones que le fueron mostradas. Una primera aparición acerca de un vehículo celestial en Ezequiel 1:4-28 han sido interpretada en varios estudios sobre ufología.

Sus profecías advirtieron de la destrucción inminente de Jerusalén. También fue uno de los agoreros sobre la condenación de las naciones extranjeras y de la restauración de Israel. Su nombre Ezequiel (hebreo: Yejez·qé'l) significa Dios fortalece.

Ezequiel vivió en la misma época de los profeta Jeremías, Daniel y Esdras. Estaba casado (Ez:24:18), era hijo de Buzí, de linaje sacerdotal, fue llevado cautivo a Babilonia junto con el rey Jeconías (Joaquim) de Judá (597 a. C.) e internado en tierra Caldea, en el actual Tel-Aviv a orillas del río Cobar o Queb-ar. Cinco años después, a los treinta de su edad (cf. 1, 1), Dios lo llamó al cargo de profeta, que ejerció entre los desterrados durante 22 años- es decir- hasta el año 570 a. C.

A pesar de las calamidades del destierro, los cautivos no dejaban de abrigar falsas esperanzas, creyendo que el cautiverio terminaría pronto y que Dios no permitiría la destrucción de su Templo y de la Ciudad Santa (véase Jer. 7, 4 y nota), hechos que ya habían sucedido.

Había, además, falsos profetas. Estos engañaban al pueblo prometiéndole, en un futuro cercano, el retorno al país de sus padres. Tanto mayor fue el desengaño de los infelices cuando llegó la noticia de la caída de Jerusalén y la destrucción del Templo. No pocos perdieron la fe y cayeron en la desesperación.

La labor del Profeta Ezequiel consistió, principalmente, en someter a la amonestación y llamar al arrepentimiento, combatir la idolatría. Predicó contra la corrupción moral y la práctica de malas costumbres. Y proclamó contra ideas erróneas acerca del pronto tornaviaje a Jerusalén. Para consolarlos pinta el Profeta, con los más vivos y bellos colores, las esperanzas del tiempo mesiánico.

Divídese el libro en un Prólogo, que relata el llamamiento del profeta (caps. 1-3), y tres partes principales. La primera (caps. 4-24) comprende las profecías acerca de la ruina de Jerusalén; la segunda (caps. 25-32), el castigo de los pueblos enemigos de Judá; la tercera (caps. 33-48), la restauración.

"Es notable la última sección del profeta (40-48) en que nos describe en forma verdaderamente geométrica la restauración de Israel después del cautiverio: el Templo, la ciudad, sus arrabales y la tierra toda de Palestina repartida por igual entre las doce tribus" (Nácar-Colunga).

Las profecías de Ezequiel descuellan por la riqueza de alegorías, imágenes y acciones simbólicas de tal manera, que S. Jerónimo las llama "mar de la palabra divina" y "laberinto de los secretos de Dios". +



 

DIÁLOGO ECUMÉNICO

La Iglesia existirá siempre como un acontecimiento dialógico (GS 92), en el que cada uno de los miembros, segÚn su propia función y capacidad, va avanzando libremente en la fe, esperanza y caridad (DH 3: DV lO; CD 13.

28; AA 25). Por eso la eclesiología de comunión del concilio Vaticano II presupone que el diálogo es un elemento esencial dentro de la vida de la Iglesia.

Además, el concilio trata de tres formas de diálogo con todos aquellos con los que están fuera de los límites visibles de la Iglesia católica: el diálogo ecuménico ( UR), el diálogo interreligioso (NA y AG) y el diálogo con el mundo (GS). Aquí hablaremos del diálogo ecuménico. En este diálogo « cada uno explica con mayor profundidad la doctrina de su Comunión y presenta con claridad sus características» (UR 4); por eso mismo, queda excluido aquel falso irenismo que preferiría una armonía superficial, a costa de un consentimiento más profundo en la verdad (UR 11). La doctrina de las diversas comunidades debería presentarse en su integridad, mientras que al mismo tiempo los teólogos católicos implicados en este diálogo « han de recordar que existe un orden o "jerarquíá" en las verdades de la doctrina católica, ya que es distinta su conexión con el fundamento de la fe cristianan (UR 11). Si este diálogo se lleva a cabo con espíritu de apertura y de igualdad, no sólo se seguirá de él- una mejor comprensión mutua (UR 9), sino que además, «por medio de esta emulación fraternal, todos se sentirán movidos hacia un conocimiento más profundo y una manifestación más clara de las riquezas insondables de Cristo" (UR 11). Estos dos objetivos -una mejor comprensión mutua y un mejor conocimiento y expresión de la riqueza de Cristo- són complementarios. La reflexión sobre las fuentes ofrece la posibilidad de un nuevo consenso, que de otro modo no podría conseguirse: pero al mismo tiempo la unidad en la fe no se realizará sin la reconciliación de las cuestiones concretas que fueron el primer motivo de la división.

Ha habido centenares de diálogos ecuménicos a niveles locales, regionales, nacionales e internacionales desde el concilio Vaticano II, La mayor parte de ellos han sido bilaterales, es decir entre dos comunidades : una forma d~ diálogo que se inició va en los diálogos entre anglicanos y católicos romanos bajo la guía del Padre Portal y de Lord Halifax en el último decenio del siglo XIX y más tarde en Malinas, por el año 1920.

Los diálogos bilaterales que implican a la Iglesia católica en un nivel internacional se desarrollaron con las Iglesias ortodoxas, con la Comunión anglicana, con la Federación luterana mundial, con la Alianza mundial de las Iglesias reformadas (calvinistas), con el Colegio metodista mundial, con los Discípulos de Cristo, con la Alianza mundial bautista y con representantes de las Iglesias pentecostales.

Mientras que la Iglesia católica ha sido de las comunidades más activas empeñadas en el diálogo ecuménico, no todas las conversaciones bilaterales internacionales han incluido a los católicos. Un panorama completo tiene que comprender los intercambios de otras comunidades, como los diálogos anglicanos-ortodoxos calcedonenses, bautistas-reformados, luteranos-metodistas, ortodoxos calcedonenses-viejos católicos y reformados-anglicanos.

Los dialogos multilaterales son los que se han desarrollado entre más de dos comunidades: el más importante de ellos es el que tiene lugar en el ámbito de la Comisión Fe y Constitución del Consejo Ecuménico de las Iglesias.

La organización de esta comisión, compuesta de 120 miembros nombrados oficialmente por sus respectivas Iglesias, hace de este diálogo ecuménico el más ampliamente representativo del mundo.

Además de los diálogos oficiales bilaterales y multilaterales a nivel internacional, nacional, regional y local, deberían mencionarse también los intercambios no oficiales, como el Grupo de Dombes. Sus miembros, aunque ocupan posiciones de responsabilidad dentro de sus respectivas Iglesias, no se reúnen como representantes oficiales de sus comunidades, sino simplemente por su interés en promover la unidad. El Grupo de Dombes ha publicado influyentes declaraciones sobre la eucaristía, el ministerio, el Espíritu Santo, la Iglesia y los sacramentos.

El diálogo ecuménico ha dado origen a un cuerpo significativo de literatura, revelando muchas áreas de acuerdo en la fe, y ha dado origen muchas veces a un aprecio genuino entre sus participantes. El diálogo ha mostrado un carácter progresivo y dinámico. La comprensión más clara de las divergencias y diferencias abre nuevas áreas de diálogo. El éxito de tantos diálogos que han logrado llegar a alguna forma de declaración concorde ha planteado el problema y la tarea de la recepción, es decir, la cúestión del modo en que los resultados de un pequeño grupo de representantes pueden ser aceptados o modificados por las comunidades representadas.

De suvo, el diálogo no crea la unidad en 1~ fe. Pero crea una disponibilidad por parte de las diversas comunidades cristianas divididas para recibir la gracia de la unidad en la fe, que puede venir solamente de la acción del Espíritu Santo. 

"El que es de Cristo ha sido hecho nueva criatura." El bautizado, un ser creado en Cristo-Jesús

11. La obra que se ha realizado en la muerte y resurrección de Cristo no es sólo la victoria sobre el pecado; es una nueva creación, es el comienzo de puna humanidad nueva. El hombre nuevo por excelencia es Cristo. Si Adán fué el jefe de la primera creación, Cristo es el primer hombre de la nueva humanidad (Cfr. Rm 5, 12-21; 1 Co 15). Si el hombre ha sido creado a imagen de Dios, Cristo-Jesús es la imagen de Dios en un sentido pleno (Cfr. 1 Co 15, 49; Rm 8, 29; Col 1, 15-20).

Por la fe y el bautismo los cristianos participan de la muerte y resurrección de Cristo (Rm 6), se unen a su victoria sobre el pecado y se incorporan a la nueva humanidad que se inicia en Cristo: "De suerte que el que es de Cristo ha sido hecho nueva criatura" (2 Co 5, 17). Un bautizado es un ser creado en Cristo Jesús (Ef 2, 10).

Por el bautismo somos de Cristo. El cristiano debe seguir a Cristo

12. El bautismo nos vincula a Cristo de modo especial: hemos sido hechos una cosa con El (Cfr. Rm 6,5), hemos quedado injertados en El. El es la vid y nosotros los sarmientos (Jn 15, 5). Somos miembros suyos (1 Co 12, 12ss.). Somos de Cristo ,para siempre.

Por razón de esta especial incorporación del bautizado a Cristo, el cristiano ha de llevar una conducta propia de un miembro de Cristo (Cfr. 1 Co 6, 15-19; 12 y 13): "Los que son de Cristo Jesús han crucificado, su carne con sus pasiones y sus deseos" (Ga 5, 24). El cristiano debe seguir a Cristo, participar de sus sentimientos (Flp 2, 5), imitarle. Por el bautismo nacemos del agua y del Espíritu, nacemos de lo alto, nacemos de nuevo (Cfr. Jn 3, 3.5.7ss.). Cristo nos hace partícipes de la vida divina, nos concede el don de la gracia santificante. Esta vida de gracia se realiza y manifiesta como vida de fe, de esperanza y de caridad.

El encuentro con Cristo en el bautismo, fundamento de una moral de hombre nuevo, raíz de una moral de gracia

13. Este pertenecer a Cristo definitivamente y haber sido asociados a su muerte y resurrección en virtud del bautismo, es para el cristiano fundamento de una moral propia de hombres nuevos, contraria al hombre viejo dominado por el pecado, una moral de gracia. La muerte y resurrección de Cristo ha de traslucirse permanentemente en la conducta moral del cristiano.

"Andemos en una vida nueva"

14. "¿Es que no sabéis que los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, fuimos incorporados a su muerte? Por el bautismo fuimos sepultados con El en la muerte, para que, así como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva. Porque, si hemos quedado incorporados a él por una muerte como la suya, lo estaremos también por una resurrección como la suya. Comprendamos que nuestro hombre viejo ha sido crucificado con Cristo, destruida nuestra personalidad de pecadores y nosotros libres de la esclavitud al pecado; porque el que muere ha quedado absuelto del pecado.

Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con El; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre El. Porque su morir fue un morir al pecado de una vez para siempre; y su vivir es un vivir para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. Que el pecado no siga dominando vuestro cuerpo mortal, ni seáis súbditos de los deseos del cuerpo. No pongáis vuestros miembros al servicio del pecado como instrumentos para la injusticia; ofreceos a Dios como hombres que de la muerte han vuelto a la vida, y poned a su servicio vuestros miembros, como instrumentos para la justicia. Porque el pecado no os dominará: ya que no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia" (Rm 6, 3-14; cfr. 1 Co 6, 15-19; Col 2, 11-13). 

-Entre la admiración general por todo lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos...

San Lucas, según el plan de su evangelio, termina así la actividad de Jesús en Galilea.

Pronto Jesús "emprenderá resueltamente el camino hacia Jerusalén" Las primeras actuaciones de Jesús significaron un cierto éxito. Ahora bien, Jesús mismo temió que sus discípulos preferidos se dejaran arrastrar por ese entusiasmo ficticio de la gente. Jesús no se deja aturdir por la admiración general de la que es objeto; considera humildemente el sencillo papel que su Padre le ha encomendado representar.

Mesías-pobre, Mesías-humillado, Jesús los prepara a no desconcertarse por el sacerdocio que El ha elegido: un sacerdocio sacrificial en que El será la victima.

-"El Hijo del hombre"...

Al utilizar ese título, Jesús no abdica en absoluto de su grandeza. Esa expresión alude directamente a un célebre pasaje del profeta Daniel.

"Yo contemplaba en las visiones de la noche.
"Y he aquí que en las nubes del cielo venía, "Como un Hijo de hombre.
"Se dirigió hacia el Anciano (Dios) y fue llevado a su presencia.
"A el se le confirió el Imperio, el Honor y la Realeza.
"Y todos los pueblos, naciones y lenguas le servirán.
"Su Imperio es un Imperio eterno que nunca pasará.
"Y su Reino no será destruido jamás" (Daniel 7, 13-14).

-"... Lo van a entregar en manos de los hombres".

Con esa expresión, Jesús aludía directamente a un célebre pasaje del profeta Isaias:

"No tenía belleza ni esplendor, despreciable y desecho de la humanidad.
"Era despreciado y no se le tenía en cuenta.
"Fue oprimido y El se humilló.
"Y no abría la boca, como un cordero conducido al degüello.
"Fue herido de muerte". (Isaías 53, 2-12).

-Pero ellos no entendían ese lenguaje; les resultaba tan oscuro que no captaban el sentido.

Los Doce no entendían nada en todo esto.

Jesús superpuso dos concepciones del Mesías, opuestas aparentemente:

- El Hijo del hombre evoca una imagen de "transcendencia"... un Mesías que participa de la grandeza de Dios...

- El Servidor, evoca una imagen de pobreza, de indigencia total... un Mesías sin poder alguno.

-El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres.

En san Lucas, éste es pues el segundo anuncio de la Pasión; y lo sitúa justo en el momento que "la gente estaba admirada". Ocasión esta de profundizar en la conciencia íntima de Jesús: el sacrificio de su vida, que termina su "viaje aquí abajo", y que relatan los cuatro evangelistas, ¡no es simplemente un episodio, el último... es el centro! Jesús pensaba en ello desde mucho tiempo. Se preparó detenidamente. Y trató, en vano, de preparar a sus apóstoles.

Se comprende que la Eucaristía, que es el "signo actual" que nos ha sido dado, tenga una tal importancia en la vida de la Iglesia: es en verdad el "memorial" de lo más señalado en la vida de Jesús.

-Y tenían miedo de preguntarle sobre el asunto.

Efectivamente, los apóstoles no quieren abordar ese asunto con El, porque interiormente rehusan la muerte de Jesús. No comprendieron que era su mayor acto de amor.

Pero, ¿y nosotros? ¿Hemos comprendido todo lo que la misa representa? 

¡Qué difícil entender que el camino que lleva a Jesús a la gloria ha de pasar por la muerte! Él mismo indicará a los discípulos que se encaminaban hacia Emaús: Era necesario que el Hijo del hombre padeciera todo esto para entrar así en su Gloria. Ojalá y no seamos tardos ni duros de corazón para entender y vivir aquella invitación que el Señor nos hace: Toma tu cruz de cada día y sígueme. No podemos amar nuestra vida de tal forma que nos apeguemos a ella y tratemos de evitarle todo el sacrificio y esfuerzo que se exige a quien quiera no sólo anunciar, sino ser testigo de la Buena Nueva del amor de Dios para todos. No nos quedemos con una imagen falsa de hedonismo cristiano. Quien quiera colaborar para que el Reino de Dios se haga realidad entre nosotros, debe aprender a renunciar a sí mismo, a no querer conservar su vida sin sembrarla en tierra para que muera y surja una humanidad nueva en Cristo. La fecundidad que viene del Espíritu de Dios en nosotros requiere que muramos a nuestros egoísmos y a nuestras visiones cortas de la vida, y que comencemos a dar nuestra vida para que otros tengan vida, y la tengan en abundancia. Y esto, no porque no haya bastado la Redención efectuada por Cristo, sino porque, ya desde la cruz, Él asoció a su Redención nuestras penas, dolores, sacrificios, entrega, e incluso nuestra muerte aceptada por Él y por su Evangelio.

En esta Eucaristía celebramos el Memorial de aquello que pareció ser el gran fracaso del Mesías esperado. En la mente de los judíos se cernía la imagen de un Mesías con criterios meramente humanos; capaz de alimentarlos a todos sin el más mínimo esfuerzo; capaz de liberarlos de sus enemigos, sin que ellos levantaran siquiera un dedo. Pero el Señor, aparentemente vencido por las fuerzas del mal que actuaron a través de personas que sólo eran santos en su apariencia, pero cuyo corazón estaba podrido por el pecado, ahora, reinando glorioso desde el cielo, manifiesta que el Mesías debía padecer para hacer de nosotros un pueblo de santos e hijos de Dios. Al participar de esta Eucaristía, entrando en comunión de vida con el Señor, decidimos, también nosotros, caminar en adelante, no conforme a los criterios mundanos, sino conforme a los criterios del amor verdadero que procede de Dios y que nos lleva a vivir sin egoísmos, sino en una entrega generosa, incluso de nuestra vida, por el bien de nuestro prójimo.

Este es el mismo camino de la Iglesia. En ella no estamos para adquirir prestigio, sino para servir. Ya nos dice el apóstol Pablo: Hay de mí si no evangelizare. Ya nos lo recuerda san Agustín: Quien ocupa un lugar de servicio tiene una gran responsabilidad ante Dios y ante los hombres, pues el Obispo no sólo velará y dará cuentas de su propia vida, sino que velará y dará cuentas de aquellos que le fueron confiados. Ojalá y sepamos hacer nuestras aquellas palabras de Cristo: No he perdido a ninguno de los que Tú me confiaste. Toda la Iglesia, Comunidad de fe y Esposa del Señor Jesús, ha de aceptar el convertirse en signo de salvación para todos mediante la entrega generosa de todos sus miembros, no sólo yendo a tierra de misión a proclamar el Nombre del Señor, sino dando su vida en la existencia cotidiana, ahí donde uno ha de ser testigo de rectitud, de honestidad, de alegría, de bondad, de paz, de solidaridad, en fin, de todo aquello que ha de brotar de la presencia del Espíritu de Dios en nosotros. ¿Que esto requiere sacrificios? Más que hacernos esa pregunta tendríamos que preguntarnos si en verdad queremos ser discípulos de Jesús y llevar su salvación a todos, sabiendo que el hacer nuestra esta Misión nos conduce a seguir sus huellas y a exponernos a que también a nosotros nos llamen demonios, y nos persigan, y acaben con nuestra vida por ser testigos de Alguien que nos ha precedido con su cruz en el camino que nos conduce a la Gloria.

Que Dios nos conceda, por intercesión de la Santísima Virgen María, nuestra Madre, la gracia de saber ser fieles al amor a Dios y al amor a nuestro prójimo, aceptando todas las consecuencia que nos traiga el amar como nosotros hemos sido amados por Dios. 

Jesús repite el anuncio sobre su muerte (esta vez no añade su resurrección). Se vuelve a llamar "Hijo del Hombre", apuntando a su mesianismo final, como Señor y Juez del universo.

Los discípulos "no entendían este lenguaje: les resultaba tan oscuro que no captaban el sentido". Y, además, "les daba miedo preguntarle sobre el asunto".

En otras ocasiones, los evangelistas nos describen los motivos de esta dificultad: los seguidores de Jesús tenían en su cabeza un mesianismo político, con ventajas materiales para ellos mismos, y discutían sobre quién iba a ocupar los puestos de honor a la derecha y la izquierda de Jesús. La cruz no entraba en sus planes.

b) Sí, Jesús despierta admiración, por sus gestos milagrosos y por la profundidad de sus palabras. También a nosotros nos gusta fácilmente ese Jesús.

Pero el Jesús servidor, el Jesús que se ciñe la toalla y lava los pies a los discípulos, el Jesús entregado a la muerte para salvar a la humanidad, eso no lo entendemos tan espontáneamente. Quisiéramos sólo el consuelo y el premio, no el sacrificio y la renuncia. Preferiríamos que no hubiera dicho aquello de que "el que me quiera seguir, tome su cruz cada día".

Pero ser seguidores de Jesús pide radicalidad, no creer en un Jesús que nos hemos hecho nosotros a nuestra medida. Ser colaboradores suyos en la salvación de este mundo también exige su mismo camino, que pasa a través de la cruz y la entrega. Como tuvieron ocasión de experimentar aquellos mismos apóstoles que ahora no le entienden, pero que luego, después de la Pascua y de Pentecostés, estarán dispuestos a sufrir lo que sea, hasta la muerte, para dar testimonio de Jesús.

Las palabras de Jesús cuestionaban hondamente a los discípulos, sin embargo, ellos guardaban silencio porque no comprendían o porque no se arriesgaban a confrontar al maestro. A los discípulos no les entraba en la cabeza que el camino del enviado de Dios tuviera que pasar necesariamente por la cruz. Ellos esperaban un Cristo arrollador que mediante un éxito deslumbrante eliminara todas las dudas respecto a su persona y a su misión. Sin embargo, el proceder y el camino de Jesús los controvertía abiertamente.

Los discípulos "no comprendían" las palabras de Jesús no porque éstas fueran obscuras o ininteligibles, sino porque su proceder no iba conforme a las ideas vigentes, fueran de izquierda o derecha, sino que nacían de una originalidad realmente desconcertante. La originalidad de Jesús respecto a sus contemporáneos lo condujo poco a poco a una radical incomprensión, tanto de seguidores como de enemigos.

A los discípulos "algo" les impedía comprender. Ese algo se refería a las rimbombantes expectativas mesiánicas con las que no coincidía la obra ni la acción de Jesús. Por eso, no fueron los opositores del imperio romano quienes salieron a defenderlo, ni sus incondicionales discípulos. Por su compromiso radical con los pobres, con Dios Padre y consigo mismo, Jesús tuvo que enfrentar su destino en absoluta soledad. Ese "algo" que estaba en la mente de sus contemporáneos los volvía ciegos ante la novedad definitiva que Dios suscitaba en Jesús y les impedía ponerse del lado del hombre que realmente los podía salvar.

Hoy nosotros, al igual que los discípulos, tenemos muchas preocupaciones que embotan nuestro entendimiento y nos impiden ponernos del lado de Jesús. Nuestra vida ya esta tan cargada de actividades que difícilmente estamos en condiciones de prestar atención a la propuesta de Jesús y, mucho menos, de aceptar su proyecto del Reino como nuestro programa de vida. 

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