Santos: Lorenzo Justiniano, obispo y Obdulia de Toledo, mártir. Beata María de los Apóstoles, fundadora. Feria (Verde)
LA TRANQUILIDAD DE
CONCIENCIA
1 Co 4, 1-5; Lc 5, 33-39
El apóstol san Pablo había
desarrollado una genuina libertad interior. No andaba a la caza de los
consensos públicos ni de las opiniones dominantes. Ejercía una reflexión
constante y exigente, dejándose guiar por el designio del Señor. Procedía con
rectitud siguiendo la voz de su conciencia, aunque mantenía un margen de duda
en relación a sus propias decisiones. Era consciente de que los seres humanos somos
autocomplacientes y hábiles para engañarnos. Por esa razón buscaba alcanzar una
calificación favorable de parte de Dios y no de los hombres. El Evangelio de
san Lucas registra una controversia entre Jesús y los letrados y fariseos a
propósito de la conveniencia de practicar el ayuno. Para aquellos, era una
manera óptima de expresar el arrepentimiento ante Dios; en cambio para el Señor
Jesús, era una práctica obsoleta, que desentonaba con el mensaje de la
compasión y la benevolencia divina que Él pregonaba. Los fariseos, se sentían
intérpretes autorizados —como Jesús— de la voluntad de Dios. Atendiendo al
criterio paulino, solamente Dios podría descubrir los motivos genuinos que
inspiraban a unos a ayunar y a otros a participar en banquetes.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 32,
11. 19)
Los proyectos de su corazón
subsisten de edad en edad, para librar de la muerte la vida de sus fieles, y
reanimarlos en tiempo de hambre.
ORACIÓN COLECTA
Haz, Señor, que nos
revistamos con las virtudes del corazón de tu Hijo, y nos encendamos con el
amor que lo inflama, para que, asemejándonos a Él, merezcamos participar de la
eterna redención. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
El Señor pondrá al
descubierto las intenciones del corazón.
De la primera carta del
apóstol san Pablo a los corintios: 4, 1-5
Hermanos: Procuren que todos
nos consideren como servidores de Cristo y administradores de los misterios de
Dios.
Ahora bien, lo que se busca en un administrador es que sea fiel. Por eso, lo que menos me preocupa es que me juzguen ustedes o un tribunal humano; pues ni siquiera yo me juzgo a mí mismo. Es cierto que mi conciencia no me reprocha nada, pero no por eso he sido declarado inocente. El Señor es quien habrá de juzgarme. Por lo tanto, no juzguen antes de tiempo; esperen a que venga el Señor. Entonces Él sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas, pondrá al descubierto las intenciones del corazón y dará a cada uno la alabanza que merezca.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Ahora bien, lo que se busca en un administrador es que sea fiel. Por eso, lo que menos me preocupa es que me juzguen ustedes o un tribunal humano; pues ni siquiera yo me juzgo a mí mismo. Es cierto que mi conciencia no me reprocha nada, pero no por eso he sido declarado inocente. El Señor es quien habrá de juzgarme. Por lo tanto, no juzguen antes de tiempo; esperen a que venga el Señor. Entonces Él sacará a la luz lo que está oculto en las tinieblas, pondrá al descubierto las intenciones del corazón y dará a cada uno la alabanza que merezca.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario
Administradores, y no Dueños
Considero que la palabra
"administrador," que utiliza el apóstol Pablo en la primera lectura
del día de hoy, es muy importante por su contenido. El que administra no es
dueño sino que goza de la confianza del dueño; el que administra tiene una responsabilidad
y por lo tanto un momento para rendir cuentas. Así es la vida humana: todo lo
que tenemos, no lo tenemos, en el sentido de que no somos dueños absolutos; más
bien somos "administradores."
El apóstol hace una
recomendación, "que la gente nos considere como servidores de Cristo y
administradores de los misterios de Dios." No es una palabra que debamos
restringir a los sacerdotes o los pastores del pueblo de Dios; más bien es para
todos los fieles: TODOS somos administradores de los misterios de Dios, porque
el misterio de su amor, el misterio de su poder, el misterio de su providencia
y todos los misterios acontecen en todos y a través de todos.
De modo particular, sin
embargo, esta palabra se aplica a quienes enseñan a otros, como Pablo dice de
sí mismo y de Apolo. La madre que enseña a su niñito a decir una plegaria por
las noches está administrando los misterios de Dios. El catequista que explica
el sentido básico de los Diez Mandamientos a los chicos de la parroquia está
administrando los misterios de Dios. El joven cantante que comparte su
inspiración cristiana en himnos sencillos y bellos en un grupo de oración está
administrando los misterios de Dios. No somos dueños ni de los hijos, ni de las
oraciones, ni de las verdades, ni de las canciones inspiradas. ¡Pero qué bello
ser canales que Dios usa para extender su reino de amor, de luz y de paz!
Del salmo 36 R/. La
salvación del justo es el Señor.
Pon tu esperanza en Dios, practica el bien y vivirás tranquilo en esta tierra. Busca en Él tu alegría y te dará el Señor cuanto deseas. R/.
Pon tu vida en las manos del Señor, en Él confía, y hará que tu virtud y tus derechos brillen igual que el sol de mediodía. R/.
Apártate del mal, practica el bien y tendrás una casa eternamente, porque al Señor le agrada lo que es justo y vela por sus fieles; en cambio, a los injustos los borrará de la tierra para siempre. R/.
La salvación del justo es el Señor; en la tribulación Él es su amparo. A quien en El confía, Dios lo salva de los hombres malvados. R/.
Pon tu esperanza en Dios, practica el bien y vivirás tranquilo en esta tierra. Busca en Él tu alegría y te dará el Señor cuanto deseas. R/.
Pon tu vida en las manos del Señor, en Él confía, y hará que tu virtud y tus derechos brillen igual que el sol de mediodía. R/.
Apártate del mal, practica el bien y tendrás una casa eternamente, porque al Señor le agrada lo que es justo y vela por sus fieles; en cambio, a los injustos los borrará de la tierra para siempre. R/.
La salvación del justo es el Señor; en la tribulación Él es su amparo. A quien en El confía, Dios lo salva de los hombres malvados. R/.
ACLAMACIÓN (Jn 8, 12) R/.
Aleluya, aleluya.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R/.
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; el que me sigue tendrá la luz de la vida. R/.
Vendrá un día en que les
quiten al esposo y entonces sí ayunarán.
Del santo Evangelio según
san Lucas: 5, 33-39
En aquel tiempo, los
fariseos y los escribas le preguntaron a Jesús: "¿Por qué los discípulos
de Juan ayunan con frecuencia y hacen oración, igual que los discípulos de los
fariseos, y los tuyos, en cambio, comen y beben?".
Jesús les contestó: "¿Acaso pueden ustedes obligar a los invitados a una boda a que ayunen, mientras el esposo está con ellos? Vendrá un día en que les quiten al esposo, y entonces sí ayunarán".
Les dijo también una parábola: "Nadie rompe un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque echa a perder el nuevo, y al vestido viejo no le queda el remiendo del nuevo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres y entonces el vino se tira y los odres se echan a perder. El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos y así se conservan el vino y los odres. Y nadie, acabando de beber un vino añejo, acepta uno nuevo, pues dice: 'El añejo es mejor' ".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Jesús les contestó: "¿Acaso pueden ustedes obligar a los invitados a una boda a que ayunen, mientras el esposo está con ellos? Vendrá un día en que les quiten al esposo, y entonces sí ayunarán".
Les dijo también una parábola: "Nadie rompe un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque echa a perder el nuevo, y al vestido viejo no le queda el remiendo del nuevo. Nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo revienta los odres y entonces el vino se tira y los odres se echan a perder. El vino nuevo hay que echarlo en odres nuevos y así se conservan el vino y los odres. Y nadie, acabando de beber un vino añejo, acepta uno nuevo, pues dice: 'El añejo es mejor' ".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario
El Novio les será quitado
Los fariseos, según muestra
el evangelio de hoy, eran capaces de ayunar sin tristeza, es decir, sin motivo.
Ayunaban porque estaba mandado ayunar. Este modo de obrar es sumamente
peligroso porque el que ayuna sin razón también reza luego sin razón y es posible
que esté viviendo sin razón alguna para vivir.
Cristo sorprende a estos que
practican sin motivo su religión recordándoles que todo tiene en realidad sus
causas y motivos. Y que si lo que necesitan es una buena causa para estar
tristes y ayunar, esa causa vendrá pronto con la partida del "Novio",
es decir, de él mismo.
Es un razonamiento puro y
hermoso: si toda la alegría es Cristo, si él mismo es la Buena Noticia para
todos los pueblos, no hay tristeza mayor que perder a Cristo y no hay ayuno más
lógico que el de aquellos que se ven privados del Pan bajado del cielo.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, Padre
misericordioso, que por el inmenso amor con que nos has amado, nos diste con
inefable bondad a tu Hijo único, concédenos que, identificados con Él en una
perfecta unidad, te ofrezcamos una digna oblación. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn
19, 34)
Uno de los soldados le abrió
el costado con su lanza, y al punto salió sangre y agua.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Habiendo participado de tu
sacramento de amor, te pedimos, Señor, la gracia de parecernos a Cristo aquí en
la tierra, para merecer compartir su gloria allá en el cielo, con él, que vive
y reina por los siglos de los siglos.
Homilías de Fr. Nelson
Medina, O.P.
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