Santos: SAN ANTOLÍN DE PAMIERS, Beato Luis Hebert y compañeros Mártires. San Agrícola de Aviñón. San Antonino de Apamea. San Elpidio del Piceno. San Habib de Edesa. San Nonoso
EL CRITERIO DEL ESPÍRITU
1Co 2, 10-16; Lc 4, 31-37
Para penetrar y discernir
las causas profundas de los acontecimientos hace falta disponer de una mirada
clarividente y contemplativa. Esta no se adquiere con el entrenamiento y la
destreza académica. No es asunto de ciencia, sino de docilidad a la moción del
Espíritu. Nuestro maestro interior nos guía discretamente para enjuiciarlo todo
con la perspectiva de Dios. Aprender a discernir los caminos del Espíritu
resulta complicado porque estamos acostumbrados a comprenderlo todo desde la
racionalidad y el beneficio personal. Un ejemplo de esta situación lo
encontramos en el relato evangélico, donde los adversarios del Señor Jesús se
desconcertaron ante la fuerza y la autoridad con las que Él procedía. Vistas
las cosas de "tejas abajo" no había explicación alguna. Aquel hombre
surgido de Nazaret no tenía "credenciales" suficientes para
acreditarse como enviado de Dios. Por ello era imprescindible mirar sus obras y
sus palabras con la mirada de Dios, para descifrar su mensaje.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 46,
2)
Pueblos todos, aplaudan;
aclamen al Señor con grito de júbilo.
ORACIÓN COLECTA
Padre de bondad, que por
medio de tu gracia nos has hecho hijos de la luz, concédenos vivir fuera de las
tinieblas del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad. Por
nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
El hombre con su sola Inteligencia
no puede comprender las cosas del Espíritu de Dios. En cambio, el hombre
espiritual puede juzgar correctamente todo.
De la primera carta del
apóstol san Pablo a los corintios: 2, 10-16
Hermanos: El Espíritu conoce
perfectamente todo, hasta lo más profundo de Dios. En efecto, ¿quién conoce lo
que hay en el hombre, sino el espíritu del hombre, que está dentro de él? Del
mismo modo, nadie conoce lo que hay en Dios, sino el Espíritu de Dios. Nosotros
no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios,
para que conozcamos las gracias que Dios nos ha otorgado. De estas gracias
hablamos, no con palabras aprendidas de la sabiduría humana, sino aprendidas
del Espíritu y con las cuales expresamos realidades espirituales en términos
espirituales.
El hombre, con su sola inteligencia, no puede comprender las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son una locura; no las puede entender porque son cosas que sólo se comprenden a la luz del Espíritu. Pero el hombre iluminado por el Espíritu puede juzgar correctamente todas las cosas, y nadie que no tenga el Espíritu lo puede juzgar correctamente a él. Por eso dice la Escritura: ¿Quién ha entendido el modo de pensar del Señor; como para que pueda darle lecciones? Pues bien, nosotros poseemos el modo de pensar de Cristo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
El hombre, con su sola inteligencia, no puede comprender las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son una locura; no las puede entender porque son cosas que sólo se comprenden a la luz del Espíritu. Pero el hombre iluminado por el Espíritu puede juzgar correctamente todas las cosas, y nadie que no tenga el Espíritu lo puede juzgar correctamente a él. Por eso dice la Escritura: ¿Quién ha entendido el modo de pensar del Señor; como para que pueda darle lecciones? Pues bien, nosotros poseemos el modo de pensar de Cristo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario
Conocimiento Espiritual
Una de las frases que más me
han impresionado y han marcado mi vida la leí en la Suma Teológica de Santo
Tomás de Aquino, en el tratado sobre la fe. Dice este santo Doctor de la
Iglesia que la fe es una perfección de la inteligencia, precisamente porque le
permite alcanzar noticia y certeza de lo que por sus propias fuerzas no podría
lograr. En contra, pues, de la opinión común, según la cual la fe y la razón se
oponen, Santo Tomás enseña que la perfección de la razón se logra mediante la
fe, don del Espíritu Santo que le permite conocer con certidumbre cosas que no
podría demostrar completamente. Es de hecho lo que el apóstol San Pablo declara
en la primera lectura de hoy.
El conocimiento o sabiduría
"en el Espíritu" no es otra cosa que la acción del Espíritu Santo en
nuestro entendimiento. No se trata, sin embargo, de una especie de
"dictado," como si todo consistiera en infundir unas palabras o
frases ya hechas dentro de la cabeza de los profetas, los apóstoles o los
evangelistas. Las palabras adquieren sentido y significado gracias a las
experiencias que las acompañan. El ejemplo comúnmente mencionado es el del
color: ¿qué sentido alcanza la palabra rosado para un ciego de nacimiento? De
modo que cuando hablamos de la acción del Espíritu Santo al inspirar o revelar
algo del misterio de Dios, es decir, al concedernos "inteligencia
espiritual" estamos hablando no de un discurso bien armado con términos
más o menos esotéricos o "sobrenaturales," sino que hablamos de una
experiencia interior de gracia que es previa y luego de la capacidad de
expresar por medio de analogías y comparaciones aquello que Dios ha hecho en el
alma de los creyentes. El culmen de este don maravilloso es lo que Pablo
describe con una expresión inaudita, que hemos oído en la primera lectura de
hoy: "nosotros poseemos el modo de pensar de Cristo."
Del salmo 144 R/. El Señor
es justo y bondadoso.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus creaturas. R/.
Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas. R/.
Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre, y tu imperio, por todas las generaciones. R/.
El Señor es siempre fiel a sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia. R/.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus creaturas. R/.
Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas. R/.
Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre, y tu imperio, por todas las generaciones. R/.
El Señor es siempre fiel a sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. Da su apoyo el Señor al que tropieza y al agobiado alivia. R/.
ACLAMACIÓN (Lc 7, 16) R/.
Aleluya, aleluya.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R/.
Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo. R/.
Sé que tú eres el Santo de
Dios.
Del santo Evangelio según
san Lucas: 4, 31-37
En aquel tiempo, Jesús fue a
Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados enseñaba a la gente. Todos estaban
asombrados de sus enseñanzas, porque hablaba con autoridad.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo y se puso a gritar muy fuerte: "¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios".
Pero Jesús le ordenó: "Cállate y sal de ese hombre". Entonces el demonio tiró al hombre por tierra, en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: "¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos y éstos se salen". Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Había en la sinagoga un hombre que tenía un demonio inmundo y se puso a gritar muy fuerte: "¡Déjanos! ¿Por qué te metes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé que tú eres el Santo de Dios".
Pero Jesús le ordenó: "Cállate y sal de ese hombre". Entonces el demonio tiró al hombre por tierra, en medio de la gente, y salió de él sin hacerle daño. Todos se espantaron y se decían unos a otros: "¿Qué tendrá su palabra? Porque da órdenes con autoridad y fuerza a los espíritus inmundos y éstos se salen". Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario
Vivan como hijos de la luz
¡Qué bueno es Jesús! Él
mismo explica su propia misión: "El Espíritu del Señor está sobre mí
porque me ha consagrado para... dar vista a los ciegos" (Lucas 4,18).
¿Quiénes son los ciegos? Son aquellas personas a quienes nos referíamos: las
que son espiritual, emocional y psicológicamente ciegas; las que no saben de
dónde vienen, dónde están ni adónde deberían dirigirse; están emocionalmente
paralizadas. Pero Jesús dijo, "He venido al mundo para que los que crean
en mí no se queden en la oscuridad" (Juan 12,46).
¡Qué hermosa, qué
espléndida, qué bondadosa es esta labor! Para definirla usamos una palabra
llamativa —evangelización— pero lo que realmente significa es dar vista a los
ciegos. ¡Qué incomparable acto de amor y bondad es iluminar el camino de
alguien que se encuentra perdido en las tinieblas! ¡Qué inmenso acto de amor es
proclamar junto con San Pablo: "Ustedes antes vivían en la oscuridad, pero
ahora, por estar unidos al Señor, viven en la luz" (Efesios 5,8)!
Pero no es solamente el
haber pasado de la oscuridad a la luz. Es más que eso. Es haber dejado de ser
oscuridad para empezar a ser luz en este mundo. San Pablo añade: "Pórtense
como quienes pertenecen a la luz. Despiértate, tú que duermes; levántate de entre
los muertos y Cristo te alumbrará" (Efesios 5,8.14).
Esta es la razón por la cual
decimos que el Evangelio es una buena noticia. Porque ahora podemos vivir en la
luz. No hay la menor duda de que la evangelización es el supremo servicio
cristiano de enseñar, a los que están espiritualmente ciegos, a suplicar al
Señor tal como el ciego del Evangelio: "Señor, quiero recobrar la
vista" (Lucas 18,41). ¡Si le pidieran al Señor con estas palabras, cuántos
ciegos empezarían a ver!
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Concédenos, Señor,
participar dignamente en esta Eucaristía por medio de la cual tú te dignas
hacernos partícipes de los frutos de la redención. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn
17, 20-21)
Padre, te ruego por ellos,
para que sean uno en nosotros, a fin de que el mundo crea que tú me has
enviado, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Que el Cuerpo y la Sangre de
tu Hijo, que hemos ofrecido en sacrificio y recibido en comunión, sean para
nosotros principio de vida nueva, a fin de que, unidos a ti por el amor, demos
frutos que permanezcan para siempre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.
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