Santos: Moisés, profeta y legislador; Rosalía de Viterbo, laica. Beata Catalina Mattei, laica. Feria (Verde)
ECHEN LAS REDES PARA PESCAR
1 Co 3,18-23; Lc 5,1-11
Nadie entre los pescadores
de Galilea podía poner en entredicho la experiencia y la habilidad de Pedro
para lanzar las redes y obtener pescas abundantes. De ese oficio había vivido
toda su vida, manteniendo a su familia. La noche aquella nada les resultaba.
Los pescadores habían tirado la red montones de veces sin resultado alguno.
Pedro se fastidió de aquel esfuerzo infructuoso. Cuando Jesús le ordena que lo
intente de nuevo, tal vez se resistió interiormente, pero decidió finalmente
fiarse de su palabra. Los resultados finales son de sobra conocidos. En esa
óptica podemos ubicar perfectamente la exhortación de la carta a los Corintios.
Nadie tendrá que enorgullecerse de las grandezas humanas, puesto que finalmente
resultan falibles en la hora decisiva. Ni la elocuencia de Apolo, ni la
habilidad argumentativa de san Pablo o el entusiasmo y la determinación de san
Pedro, resuelven los grandes desafíos. Las habilidades humanas necesitan del
complemento incomparable que el Señor Jesús nos otorga.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Hb 7,
24)
Cristo, mediador de la nueva
alianza, por el hecho de permanecer para siempre, posee un sacerdocio perpetuo.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que para
gloria tuya y salvación de todos los hombres constituiste Sumo y Eterno
Sacerdote a tu Hijo, Jesucristo, concede a quienes Él ha elegido como ministros
suyos y administradores de sus sacramentos y de su Evangelio, la gracia de ser fieles
en el cumplimiento de su ministerio. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
Todo es de ustedes, ustedes
son de Cristo, y Cristo es de Dios.
De la primera carta del
apóstol san Pablo a los corintios: 3,18-23
Hermanos: Que nadie se engañe:
si alguno se tiene a sí mismo por sabio según los criterios de este mundo, que
se haga ignorante para llegar a ser verdaderamente sabio. Porque la sabiduría
de este mundo es ignorancia ante Dios, como dice la Escritura: Dios hace que
los sabios caigan en la trampa de su propia astucia. También dice: El Señor
conoce los pensamientos de los sabios y los tiene por vanos.
Así pues, que nadie se gloríe de pertenecer a ningún hombre, ya que todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo y Pedro, el mundo, la vida y la muerte, lo presente y lo futuro: todo es de ustedes; ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios.
Así pues, que nadie se gloríe de pertenecer a ningún hombre, ya que todo les pertenece a ustedes: Pablo, Apolo y Pedro, el mundo, la vida y la muerte, lo presente y lo futuro: todo es de ustedes; ustedes son de Cristo, y Cristo es de Dios.
Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
Comentario
La Ignorancia como Camino de
la Sabiduría
Parece una contradicción lo
que nos sugiere el apóstol san Pablo en la primera lectura de hoy. La sabiduría
de este mundo es ignorancia ante Dios; sólo "haciéndonos" ignorantes
llegaremos a ser sabios. ¿Cómo entender estas palabras?
Pablo no está hablando de
aparentar, desde luego. No se trata de "hacerse el ignorante," como
quien oculta algo que sigue creyendo que tiene. Se trata de volverse ignorante,
o como se suele decir hoy, de "desaprender." Porque así como es
importante aprender es igualmente importante desaprender. Así como hay que
conocer cómo se deben hacer las cosas, hay también que olvidar y dejar de lado
los vicios o malos hábitos que nos conducen a obrar como no se debe. De modo
que la propuesta del apóstol, puesta en lenguaje actual, es: "Necesitas
desaprender los caminos del orgullo y la vanidad para empezar a aprender los
caminos de la humildad, la fe y la verdadera sabiduría."
¿Y por qué dice él que la
sabiduría del mundo es inútil y perniciosa? Por una razón: lo que se aprende en
el mundo y para el mundo es idolatría, de una forma o de otra. La sabiduría del
mundo es ante todo sagacidad, capacidad de lograr las propias metas, astucia
para conseguir lo que se quiere. Y ese es el problema: si el énfasis está todo
en los métodos y procedimientos, mientras que los fines no son cuestionados,
pronto tendremos un mundo de gente que se ataca y destruye con refinamiento y
artimaña, un mundo donde el disimulo y la traición están a la orden del día.
La sabiduría de lo alto, la
sabiduría divina, es otra cosa. Es entrar en el plan de Dios, que es salvación
para el hombre. Es recuperar el designio original, que supone que las cosas son
para nosotros y no nosotros para ellas. Es encontrarnos, en fin, con el corazón
de Dios Padre y con la posibilidad real de ser hermanos que comparten, no
enemigos que se destruyen.
Del salmo 23 R/. El Señor
bendice al hombre justo.
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues Él lo edificó sobre los mares, Él fue quien lo asentó sobre los ríos. R/.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso. R/.
Ése obtendrá la bendición de Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia. Esta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob.
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues Él lo edificó sobre los mares, Él fue quien lo asentó sobre los ríos. R/.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso. R/.
Ése obtendrá la bendición de Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia. Esta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob.
ACLAMACIÓN (Mt 4, 19) R/.
Aleluya, aleluya.
Síganme, dice el Señor, y yo los haré pescadores de hombres. R/.
Síganme, dice el Señor, y yo los haré pescadores de hombres. R/.
Dejándolo todo, lo
siguieron.
Del santo Evangelio según
san Lucas: 5, 1-11
En aquel tiempo, Jesús
estaba a orillas del lago de Genesaret y la gente se agolpaba en torno suyo
para oír la palabra de Dios. Jesús vio dos barcas que estaban junto a la
orilla. Los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió
Jesús a una de las barcas, la de Simón, le pidió que la alejara un poco de
tierra, y sentado en la barca, enseñaba a la multitud.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar". Simón replicó: "Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra, echaré las redes". Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: "¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!". Porque tanto él miró sus compañeros estaban llenos de asombro, al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Entonces Jesús le dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres". Luego llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Lleva la barca mar adentro y echen sus redes para pescar". Simón replicó: "Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada; pero, confiado en tu palabra, echaré las redes". Así lo hizo y cogieron tal cantidad de pescados, que las redes se rompían. Entonces hicieron señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a ayudarlos. Vinieron ellos y llenaron tanto las dos barcas, que casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús y le dijo: "¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!". Porque tanto él miró sus compañeros estaban llenos de asombro, al ver la pesca que habían conseguido. Lo mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Entonces Jesús le dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres". Luego llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario
Vencido en su terreno
Amo particularmente el texto
del evangelio de hoy. Porque es un texto de llamado, desde luego, pero más aún
por el modo como Cristo completa el llamado que ya había hecho a sus primeros
discípulos.
Cristo ya era conocido por
Pedro. Para Pedro, Cristo era tal vez un profeta, tal vez el mejor y más grande
maestro y predicador que él hubiera conocido, pero... hasta ahí. Es decir:
Pedro tenía su terreno, el de la pesca, y Cristo tenía el suyo, el de la
predicación y los milagros. Eran dos terrenos diferentes y Pedro quizá se
sentía cómodo con esa frontera que estaba tácita pero muy clara. En el
evangelio de hoy, por el contrario, vemos a Cristo pasar la frontera. Para
atraer a Pedro hacia su terreno, Cristo "invade" el terreno de Pedro.
Hoy vemos a Cristo pescando peces para que mañana Pedro pueda pescar hombres.
Y ciertamente Cristo no lo
hizo mal como pescador de peces en el lago de Genesaret. ¡Las redes casi se
rompían, las barcas casi se hundían bajo el peso de la pesca más grande que se
hubiera visto en aquel lugar! Semejante abundancia mostró varias cosas a Pedro
y a nosotros. Primera, dejemos la idea de los terrenos separados. Eso de que
"esta parte la hago yo y la otra parte la hace Dios" no vale para el
verdadero discípulo. La comunión con el Señor implica que estamos todos en la
siembra y en la siega, en la echada de la red y en su recogida. Segunda
enseñanza: el Señor multiplica nuestros esfuerzos y confirma con su bendición
nuestro trabajo. Y tercera: él, cuando nos llama, no anula lo que hemos sido,
sino que lo plenifica, lo eleva. Como decían los antiguos escolásticos,
"la gracia no destruye sino que perfecciona la naturaleza."
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que Jesucristo, nuestro
Mediador, haga que te sean aceptables, Señor, nuestras ofrendas y que su
sacrificio redentor nos haga vivir cada día más unidos a Él, para que toda
nuestra vida sea grata a tus ojos. Por Jesucristo, nuestro Señor
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Mt
28, 20)
Sepan que yo estaré con
ustedes todos los días, hasta el fin del mundo.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA
COMUNIÓN
Que el Cuerpo y la Sangre de
tu Hijo, que hemos ofrecido en el sacrificio y recibido en la comunión, sean
para nosotros, Señor, el principio de una vida nueva, a fin de que, unidos a ti
por el amor, demos frutos que permanezcan para siempre. Por Jesucristo, nuestro
Señor
Homilías de Fr. Nelson
Medina, O.P.
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