Santos: Mateo, Apóstol
y evangelista; Jonás, Profeta; Lorenzo Imbert y compañeros, mártires.
LOS
CAMINOS DE DIOS
Is 55,
6-9; Flp 1, 20-24. 27; Mt 20, 1-16
La conexión entre la
primera lectura y el Evangelio es evidente. El profeta Isaías recurre a una
imagen ilustrativa, que compara la diferencia entre el proceder de Dios y el
proceder de los humanos, apelando a la brecha existente entre el cielo y la
tierra. Lo que para nuestros criterios humanos resulta ilógico para Dios no lo
es, porque no se atiene al patrón de los méritos para sancionar nuestra
conducta. La parábola del Evangelio de San Mateo, ilustra la inversión radical
de planos que Jesús inaugura: los primeros son últimos y los últimos primeros.
Dios nos conoce y sabe que los humanos hemos establecido normas e instituciones
que segregan y excluyen a los más débiles y sabe que ese proceder es
inequitativo. Los preferidos de Dios son los más vulnerables, puesto que
requieren de apoyo especial. Jesús sorprende con su parábola a sus oyentes y
sorprende con la bondadosa compasión que acoge a los que padecían rechazo de
parte de los "buenos".
ANTÍFONA
DE ENTRADA
Yo soy la
salvación de mi pueblo, dice el Señor. Los escucharé cuando me llamen en
cualquier tribulación, y siempre seré su Dios.
ORACIÓN
COLECTA
Señor Dios, que has
hecho del amor a ti y a los hermanos la plenitud de todo lo mandado en tu santa
ley, concédenos que, cumpliendo tus mandamientos, merezcamos llegar a la vida
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA
DE LA PALABRA
Mis
pensamientos no son los pensamientos de ustedes.
Del libro
del profeta Isaías: 55, 6-9
Busquen al Señor
mientras lo pueden encontrar, invóquenlo mientras está cerca; que el malvado
abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y Él tendrá
piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes, sus caminos no son mis
caminos, dice el Señor. Porque así como aventajan los cielos a la tierra, así
aventajan mis caminos a los de ustedes y mis pensamientos a sus
pensamientos".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Invitaciones
de Dios
Dios
llama, Dios invita: ese es el mensaje de este domingo. Nuestro Dios no es uno
que se queda cómodo en su casa feliz, ausente de la suerte de sus creaturas. Si
Dios llama es porque ama. Nos llama porque le importamos.
El
primer llamado que nos hizo Dios fue a la existencia. El capítulo primero del
Génesis describe el acto creador como el fruto de una palabra poderosa que trae
de la nada al ser. Dios me llamó cuando me creó.
Pero
Dios me creó libre, esto es, capaz de aceptar su voz o incluso de rechazarla.
Por eso, no sólo me habló para crearme, sino que me guía o quiere guiarme con
su voz. A través de sus profetas Dios se deja oír, como lo hizo hoy por boca de
Isaías: "¡que el malvado abandone su camino y el criminal sus planes!"
La
voz de Dios se dirige a todo nuestro ser. Por consiguiente, no apunta solamente
a lo que hemos sido, por ejemplo para denunciar nuestros pecados, sino que mira
a lo que podemos llegar a ser. Por eso la palabra divina da fuerza y una razón
para la esperanza: "que el malvado regrese al Señor, y él tendrá piedad; a
nuestro Dios, que es rico en perdón..."
Del salmo
144 R/. Bendeciré al Señor eternamente.
Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarte. Muy digno
de alabanza es el Señor, por ser su grandeza incalculable. R/.
El Señor es compasivo y misericordioso, lento para enojarse y generoso para
perdonar. Bueno es el Señor para con todos y su amor se extiende a todas sus
creaturas. R/.
Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus
obras. No está lejos de aquellos que lo buscan; muy cerca está el Señor, de
quien lo invoca. R/.
Para mí,
la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia.
De la
carta del apóstol san Pablo a los filipenses: 1, 20-24. 27
Hermanos: Ya sea por
mi vida, ya sea por mi muerte, Cristo será glorificado en mí. Porque para mí,
la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si el continuar viviendo en
este mundo me permite trabajar todavía con fruto, no sabría yo qué elegir.
Me hacen fuerza ambas cosas: por una parte, el deseo de morir y estar con
Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor; y por la otra, el de
permanecer en vida, porque esto es necesario para el bien de ustedes. Por lo
que a ustedes toca, lleven una vida digna del Evangelio de Cristo.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Una mirada más amplia
Como nuestra mirada es tan limitada en tantos
aspectos, a menudo nos cuesta trabajo adivinar las razones de Dios.
Si nuestra mirada pudiera ampliarse, si no se
limitara solo al pasado y el presente, podríamos, como hace Dios, ver las
infinitas posibilidades de la gente que nos rodea. Veríamos que un perseguidor,
como Pablo, puede llegar a ser un gran apóstol. Veríamos que un vividor como
Francisco de Asís puede llegar a ser un santo maravilloso. Veríamos que un
pescador de peces podía llegara ser y llegó a ser "pescador de
hombres."
Pero hay más que eso. Si nuestra mirada se
amplía reconocemos que no sólo existe la belleza de no haberse equivocado sino
también la belleza de ser perdonado. Es sobre todo esa belleza la que más nos
cuesta descubrir, y sin embargo es indispensable descubrirla si queremos
entender aunque sólo sea los rudimentos de la inmensidad del amor que Dios nos
tiene, pues en nada brilla tanto el amor como en el perdón.
ACLAMACIÓN
(Cfr. Hch 16, 14) R/. Aleluya, aleluya.
Abre, Señor, nuestros corazones, para que aceptemos las palabras de tu Hijo.
R/.
¿Vas a tenerme
rencor porque yo soy bueno?
Del santo
Evangelio según san Mateo: 20, 1-16
En aquel tiempo,
Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos es
semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores
para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los
mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos
en la plaza y les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que
sea justo'. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo. Por
último, salió también al caer la tarde y encontró todavía a otros que estaban
en la plaza y les dijo: `¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?'.
Ellos le respondieron: 'Porque nadie nos ha contratado'. Él les dijo: 'Vayan
también ustedes a mi viña'.
Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: 'Llama a los
trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues
a los primeros'. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y
recibieron un denario cada uno.
Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero
también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a
reclamarle al propietario, diciéndole: 'Esos que llegaron al último sólo
trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que
soportamos el peso del día y del calor'.
Pero él respondió a uno de ellos: 'Amigo, yo no te hago ninguna injusticia.
¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo
quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con
lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?'
De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos".
Palabra del
Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Los últimos y los primeros
Parece cosa comprobada que Jesús utilizó
algunos de los recursos "pedagógicos" que eran de uso frecuente entre
los maestros rabinos. Expresiones como "los últimos serán los primeros, y
los primeros, los últimos" tienen una fuerza mnemotécnica muy grande.
Resultan fáciles de recordar por su estilo paradójico y por la multitud de
situaciones a los que pueden aplicarse. Jesús utilizó varias de esas
expresiones paradójicas. Otra, por ejemplo, es: "el que se humilla será
ensalzado y el que se ensalza será humillado". Y otra semejante:
"nada hay oculto que no llegue a saberse". Este modo de hablar hacía
que las enseñanzas del Señor quedaran grabadas pronta y profundamente en el
corazón de sus oyentes, incluso si no podían escuchar completos largos
discursos.
El evangelio de hoy pone en escena un pequeño
drama que ilustra por qué hay primeros que resultan últimos y últimos que
quedan de primeros.
Los "primeros" en este caso son los
que fueron contratados en primer lugar; consiguientemente, los
"últimos" corresponden a los que llegaron al caer de la tarde. Para
todos el poder trabajar fue en sí mismo un regalo, porque todos estaban
perdiendo la vida sin dirección ni sentido, pero ese regalo dejó de serlo en la
mente de aquellos que lo recibieron primero. Para ellos el regalo se volvió
tedio, y la oportunidad, una tarea. Llegar de primeros no aumento su gratitud
sino su capacidad de crítica y su sensibilidad al propio dolor o incomodidad.
Por eso acabaron de últimos.
A nosotros puede sucedernos lo mismo. En
ocasiones sucede que quien ha tenido menos ocasiones de pecar no por ello
cuenta en su balance más ocasiones para agradecer. Y pasa también que quien
llevó una vida lejana al Señor cuando le descubre avanza más y mejor que los
que siempre estuvieron cercanos a él.
Se dice
Credo.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Oremos a
Dios nuestro Padre para que su amor, su paz, su luz, transformen nuestras vidas
y las de todos nuestros hermanos. Después de cada petición diremos: Escúchanos,
Padre.
Por
todos los cristianos. Que seamos siempre buenos trabajadores de la viña del
Señor. Oremos.
Por nuestro obispo y por los obispos de nuestro país. Que en toda ocasión den
testimonio de la Buena Noticia de Jesús, y ayuden a que crezca en todos el
espíritu de concordia y de fraternidad. Oremos.
Por los que colaboran en grupos y asociaciones al servicio de la justicia, la
paz y la igualdad. Que Dios los bendiga y encuentren el apoyo que necesitan en
su labor. Oremos.
Por los campesinos. Que vean su esfuerzo más reconocido y valorado, y puedan
vivir dignamente de su trabajo. Oremos.
Por nosotros, que nos hemos reunido en esta Eucaristía. Que abramos nuestros
corazones para recibir el amor y la gracia del Señor y lo sepamos compartir.Oremos.
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo, y muéstranos tu amor. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta benignamente,
Señor, los dones de tu pueblo, para que recibamos, por este sacramento
celestial, aquello mismo que el fervor de nuestra fe nos mueve a proclamar. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN (Sal 118, 4-5)
Tú promulgas tus
preceptos para que se observen con exactitud. Ojalá que mi conducta se ajuste
siempre al cumplimiento de tu voluntad.
ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
A quienes alimentas,
Señor, con tus sacramentos, confórtanos con tu incesante ayuda, para que en
estos misterios recibamos el fruto de la redención y la conversión de nuestra
vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.
UNA
REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- Los que han propuesto
establecer mecanismos de justicia innovadores, que garanticen el acceso de
oportunidades para los más vulnerables, no recogen el suficiente apoyo de parte
de los sectores privilegiados. La resistencia a redistribuir la riqueza es
manifiesta en nuestra sociedad. Cada vez que se proponen medidas impositivas
que limiten privilegios de un sector, se activan los mecanismos de los círculos
económicos poderosos para frenarlas. Somos una sociedad insolidaria que no ha
tenido la voluntad y la determinación necesarias para multiplicar las
oportunidades. La frase evangélica no es un desplante retórico: "los
últimos serán los primeros"; es un llamado a activar iniciativas de cambio
social y mejora de las condiciones generales de vida de las personas, que han
permanecido como los últimos en cuanto al acceso a las oportunidades. Cabe
recordar que la justicia que no llega pronto, simplemente no es justicia.
Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.
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