Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de san Lino, papa, a quien,
según testimonio de san Ireneo, los santos apóstoles le encomendaron el
episcopado de la Iglesia fundada en la Urbe. Pablo apóstol lo recuerda como
compañero (s. I).
Después de la persecución de Nerón, durante la
cual sufrieron el martirio los apóstoles Pedro y Pablo, la historia de la
Iglesia romana, por más de un siglo, se nos presenta envuelta en una densa
oscuridad, rota por uno que otro rayo de luz. En el último cuarto del siglo II
encontramos testimonios atendibles sobre los primeros doce obispos que ocuparon
sin interrupción la sede apostólica. San Ireneo, obispo de Lyon, que
seguramente estuvo alguna vez en Roma, es quien nos presenta esta lista en su
Adversus haereses: "Después de haber fundado y establecido la Iglesia (de
Roma), los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo, confiaron la administración
a Lino, de quien habla San Pablo en la carta a Timoteo. Le sucedió
Anacleto...".
La lista de Ireneo no es la única. Hacia el 160,
Egesipo, originario de Palestina, visitó las Iglesias más importantes con el
noble propósito de controlar allí la segura tradición de la predicación
apostólica. Después de su visita a Roma, escribe: "Elaboré el orden de
sucesión hasta Aniceto". Lino fue Papa durante doce años, aproximadamente
del 64 al 76, o del 67 al 76, si se coloca al martirio de San Pedro en el 67,
al final y no al principio de la persecución de Nerón. Estas cifras no tienen
valor absoluto, porque en las dos listas presentadas prevalece el interés
doctrinal, y sólo a comienzos del siglo III, con Julio Africano e Hipólito, se
empezó a tener en cuenta la cronología.
A más del dato cronológico, tenemos de los
sucesores inmediatos de los apóstoles y por tanto de San Lino, otra nota
interesante, que nos presenta San Clemente en la Carta de la Iglesia romana a
la Iglesia de Corinto. En ella San Clemente insiste en la unión que reina en la
Iglesia romana y que contrasta tan fuertemente con el cisma que aflige a la
comunidad de Corinto. Al recordar los orígenes de la jerarquía eclesiástica,
subraya: "Los apóstoles probaron en el espíritu sus primicias y
los instituyeron como obispos y como diáconos de los
futuros creyentes. Más tarde impusieron esta regla: que después de su muerte
hombres probados deberían sucederlos en el ministerio".
San Lino, originario de Tuscia, probablemente de
Volterra, es, pues, "el hombre probado" que, por santidad de vida y
capacidad de gobierno, fue elegido por el mismo San Pedro para que le
sucediera. Por tanto, fue un directo colaborador suyo y la estimación de que
gozó en la comunidad romana fue muy grande si fue nombrado para regir la suerte
de la Iglesia en un momento tan difícil.
Oración
Pastor eterno,
considerad con benevolencia a vuestro rebaño,
y guardadlo con protección constante
por vuestro bienaventurado mártir y Soberano pontífice Lino,
a quien constituisteis pastor de toda la Iglesia.
Por Jesucristo Nuestro Señor
Amén.
Pastor eterno,
considerad con benevolencia a vuestro rebaño,
y guardadlo con protección constante
por vuestro bienaventurado mártir y Soberano pontífice Lino,
a quien constituisteis pastor de toda la Iglesia.
Por Jesucristo Nuestro Señor
Amén.
Autor: magnificat.qc.ca
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