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Maria Beatriz.



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En este blog rezamos por todos los cristianos perseguidos y asesinados

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NOTICIAS SOBRE S.S. FRANCISCO

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Hemos vuelto

Queridos hermanos en Cristo. Tras algunos años de ausencia por motivos personales. A día de hoy 24 de Marzo del 2023, con la ayuda de Dios Nuestro Señor retomamos el camino que empezamos hace ya algún tiempo. Poco a poco nos iremos poniendo al día, y trataremos de volver a ganarnos vuestra confianza.

Gracias de antemano y tenednos paciencia.
Dios os guarde a todos y muchas gracias a los que a pesar de todo habéis permanecido fieles a este blog, que con tanto cariño y tanta ilusión comenzó su andadura allá por el año 2009

Dios os bendiga y os guarde a todos.

CAMINATA DE LA ENCARNACIÓN

23 de septiembre de 2014

El Padre Pío y la Virgen María ( 23 de septiembre)

El 23 de septiembre la Iglesia celebra la fecha de San Pio de Pietrelcina (el padre Pio), que fue un devoto de la Virgen María y del Rosario, por eso traemos unos textos que relatan como el padre Pio expresa su amor y relación con María.
El Padre Tiberio Munari nos explica la Espiritualidad mariana de Padre Pío, en su libro, con las siguientes palabras:

 LA DEVOCIÓN DE SU INFANCIA
Un verdadero retrato de Padre Pío estaría incompleto si no se diera el debido realce a su devoción mariana.
Cuando niño, Francisco entraba en la iglesia de Pietrelcina a saludar a la Virgen de la “Libera”. En 1901, cuando tenía 14 años, fue a visitar el santuario de nuestra Señora del Rosario de Pompeya, con otros 7 compañeros de escuela y acompañados por el maestro Don Ángel. El 6 de mayo de 1913 escribe al P. Agustín, su director espiritual: “Esta Madre tan tierna, en su gran misericordia, sabiduría y bondad ha querido verter en mi corazón tantas y tales gracias que, cuando me hallo en su presencia y en la de Jesús, me siento estrechamente unido y ligado al Hijo por medio de esta Madre!”.

EL MES DE MAYO DEDICADO A MARÍA
El Padre Pío llamaba el mes de mayo: “el mes de la hermosa mamita”. El 1 de mayo de 1912, él escribía a su padre espiritual: “¡oh el hermoso mes de mayo! El más bonito del año. Si, padre mío ¡este mes nos recuerda muy bien las dulzuras y la belleza de María! Pensando en los muchos beneficios que me ha hecho esta querida Mamita, tengo vergüenza de mí mismo por no haberla amado y servido lo bastante: en cambio, a sus cuidados afectuosos he respuesto con ingratitudes”
“El mes de mayo para mí es el mes de las gracias y este año espero recibir dos: que me recoja consigo para no seguir viendo esas caras feas (demonios); la otra, usted la conoce. Quisiera tener una voz poderosa para invitar a todos los pecadores del mundo a amar a la Virgen”

Para mostrar su devoción a la Virgen y obtener más fácilmente sus gracias, él le ofrece sus sacrificios. El 21 de julio de 1913, escribe al padre espiritual:“Le pido el permiso de abstenerme de la fruta el miércoles en honor de la Virgen” y el 6 de enero de 1917 le pide el permiso de ayunar dos veces por mes, una vez en honor de la Virgen y la otra en honor de San Antonio.
“Su amor a la Virgen era muy grande -cuenta un sacerdote-. Recuerdo que una vez le pedimos a Padre Pío, en la fiesta de la Asunción, un pensamiento sobre la Virgen para ese día. Se le iluminó el rostro y sollozando nos dijo:”Hijos míos amemos a la Virgen. Ella (y aquí se emocionó) es nuestra Madre”. También nosotros nos pusimos a llorar, confundidos y humillados ante a tanto amor”.
Un día Cleonice Morcaldi, su hija espiritual, le preguntó a Padre Pío:
– Padre, ¿la Virgen viene uno que otro día a su celda?
-Mejor dile -contestó Padre Pío- si algún día no viene…
-¿Se le aparece como en Lourdes?- siguió preguntando atrevida Cleonice
-Eh, si. Allá se apareció, pero aquí nada.
-¡Oh qué paraíso, Padre” Dígame un pensamiento sobre la grandeza de María para que me anime a amarla.
-¿No te basta saber que es Madre de Dios? ¿Que todos los ángeles y santos no llegan a alabarla dignamente? Dios es el Padre del Verbo, María es la Madre del Verbo, hecho carne. Nada nos concede el Señor si no pasa por las manos de la Reina del Cielo. Si Dios es la fuente de agua viva, María es el acueducto que la lleva a nosotros. Ámala en la tierra y la contemplarás en el cielo.

SU ARMA PREFERIDA
Su amor a la Virgen se expresaba en particular por el rezo del Santo rosario que llevaba siempre enrollado en la mano o en el brazo, como si fuera un arma siempre empuñada.
Una tarde Padre Pío estaba en cama y lo asistía su sobrino Mario. El tío le dijo:
-Mario, tráeme el arma.
El sobrino buscó por aquí y por allá en la celda, sobre la mesa, en el cajón.
-Pero tío, no encuentro ninguna arma.
-Mira en el bolsillo de mi hábito.
El sobrino hurgó en el amplio bolsillo, y nada.
-Tío está sólo la corona del rosario.
-Tonto-, ¿no es esa el arma?
-”Toma esta arma”, le había dicho una vez en sueño la Virgen.
Sus cohermanos llamaban a Padre Pío “El rosario viviente” ¿hay oración mas bella -decía él- que aquella que nos enseñó Ella misma? Recen siempre el rosario”.

Y con el rosario en la mano, pronunciando dulcemente los nombres de Jesús y María, entregó su hermosa alma a Dios.
Le gustaba al Padre Pío contar ese sueño:
“Una noche soñé que estaba asomado a la ventana del coro y veía la plaza llena de gente. Les grité:
-¿Qué quieren?-La muerte de Padre Pío-contestaron
-Ah, entonces ustedes son comunistas! -les dije yo, y me metí al coro.
En aquel momento me viene al encuentro la Virgen y me dice:
-No le tengas miedo, aquí estoy yo. Toma esta arma, vuelve a la ventana y úsala.
Yo obedecí y todos se cayeron muertos.

“EN NOMBRE DE LA VIRGEN TE CURARÁS”
Una joven enfermera de Bolonia fue hospitalizada en octubre de 1952 por una forma nefrítica muy grave, necesitando la operación. Una noche le apareció en sueño Padre Pío diciéndole.
”En nombre de la Virgen María tus riñones desde este momento, no sangrarán más” y la avisó que volvería. La mañana siguiente los médicos la encontraron clínicamente curada y la dieron de alta. Sin embargo ella dijo que los médicos la habían curado.
Se le apreció nuevamente Padre Pío, muy serio, reprochándole su mentira.“Ha sido la Virgen quien vino a curarte, recuérdate y repíteselo a todo el mundo, porque hay muchas jóvenes de tu edad que se están perdiendo, pero cuando sepan lo que te ocurrió, podrán rehabilitarse”.
“¿Quién no recuerda -escribe Curci- la oración de la “Visita de María Santísima” que Padre Pío rezaba todas la tardes, delante del Santísimo Sacramento? su corazón latía por Ella, y su alma se enternecía hasta las lágrimas cuando llegaba a aquella palabras “No me desampares mientras no me veas salvo en el cielo, bendiciéndote y cantando tus misericordias por toda la eternidad”.
Fuente: http://padrepiodepietrelcina.wordpress.com
 NO SE PUEDE IMAGINAR AL PADRE PIO SIN LA MADRE DE DIOS
Muchas veces la Madre de Dios manifestó a Él, hasta acompañándolo al altar durante la Santa Misa celebrada en la iglesia de Santa Ana.
La Virgen de la Libre, venerada en la iglesia parroquial de Pietrelcina, ha representado indudablemente la primera referencia de la devoción Mariana del pequeño Francesco Forgione. Un culto que ha ido cada vez más desarrollándose en los años hasta volverse expresión de un extraordinario cariño de hijo.
“La Madonnella nuestra”, así Padre Pio siempre llamará tiernamente a la protectora de Pietrelcina. Pero no está solo con este título que Maria es venerada por Padre Pio. También la Virgen del Rosario de Pompeya, y sucesivamente la Virgen de las Gracias de San Giovanni Rotondo y la Virgen de Fatima, serán al centro de un culto Mariano que reviste un papel peculiar en la espiritualidad del fraile franciscano.
Padre Pio siempre ha siguió con atención la Historia de las Apariciones de Fatima. Cuando la Madre de Dios apareció la primera vez a Lucia, Giacinta y Francesco a Cova da Iria, el joven fraile se encontró a Foggia. Él, luego, de S. Giovanni Rotondo siguió cuidadosamente el desarrollarse de las apariciones y sobre todo el mensaje que irradió de Fatima. Un hilo invisible unió Fatima con S.Giovanni Rotondo. La misma Armada Azul, movimiento internacional de ruego provocado por los mensajes Mariano de Fatima, se volverá, junto a su fundador, parte de la familia espiritual de Padre Pio.
En el 1959 llega a Italia, por un Peregrinatio Mariae organizado por el Comité Nacional Mariano, de que hacen parte entre los otros el cardenal Lercaro y don Gabriele Amorth, el famoso exorcista, ambos hijos espirituales de Padre Pio.
La estatua de la Virgen de Fatima llega directamente desde Cova de Iria y en Italia es llevada a visitar todas las capitales de provincia, en cada una de la que sería acogida y hospedada por un período que va de uno a tres días. S.Giovanni Rotondo parece por lo tanto predestinada a ser excluida por esta Visita privilegiada. Pero Justa la ciudad de Benevento, a través del arzobispo mons. Calabria, renuncia a un día para permitirle a Padre Pio de saludar la imagen de la Virgen de Fatima a que él es particularmente atado.
Misteriosamente, como por un Dibujo Divino, en cuanto el simulacro de la Bianca Señora de Fatima está sobre el suelo italiano, Padre Pio cae enfermo, golpeado por una grave pleuresía essudativa que, prolongándose a largo, del 5 de mayo le prohibe de celebrar la Santa Misa. La tarde del 27 de julio, él anuncia el principio de la novena “por la visita de la Mamá Celeste”, y exhorta todos los fieles a prepararse a esta visita con cristiana renovación. Por todas las tardes, vuelve a llamar la alegría, la suerte, y “la gracia toda especial” de esta visita invitando los fieles en acoger dignamente la imagen de Maria.
La tarde del 4 de agosto, Padre Pio anuncia que faltan pocas horas a la visita de la Madre de Dios, invitando una vez más los hijos espirituales y los fieles a prepararse dignamente a este gran acontecimiento Mariano.
Por fin, el día mismo de la llegada, expresa así su alegría incontenible:“Dentro de pocos minutos la Madre de Dios estará en nuestra casa… Ampliamos nuestros corazones.”
LA VIRGEN DE FATIMA LLEGA A SAN GIOVANNI ROTONDO
El 5 agosto del 1959 llega, a S.Giovanni Rotondo, la estatua de la Virgen de Fatima que es llevada en helicóptero en todas las capitales de provincia. Por S.Giovanni Rotondo es hecha una excepción. Preparada por una serie de breves catequesis desarrolladas justo de Padre Pio enfermo, la visita se revela carga de sugestión más allá de que de cariño hacia la Virgen.
Durante la mañana del 6 de agosto el Padre puede bajar a iglesia, deteniéndose más veces, sentado porque agotado y en serio enfermo, delante de la imagen de la Virgen de Fatima. Y, cuál gesto cariñoso de ternura filial ofrece, al blanco simulacro de Maria, la corona del rosario.
Es el momento tópico de la visita del simulacro de la Virgen a S.Giovanni Rotondo. La estatua de la Virgen es bajada hasta la cara del Padre que puede besarla por fin tiernamente. Es el mismo hombre, el mismo enamorado de Maria, el sacerdote, que quarantaquattro años antes, escribiéndole a padre Agostino tuvo tan exprés sus tiernos sentimientos hacia lo inmaculada:
“Querría tener una voz él fuerte para invitar a los pecadores de todo el mundo a querer a la Virgen. Pero ya que eso no está en mi poder, he rogado, y rogaré mi angelito para cumplir, por mí, esta misión” (a Padre Agostino, el 1° de mayo de 1912, Epistolario pág. 277).
A las horas 3 acerca de de la tarde, el helicóptero con la estatua de la Virgen de Fatima se levanta en vuelo de la terraza de la Casa Alivio del sufrimiento.
Delante de Padre Pio que se encuentra asomado a la ventana del coro de la Iglesia, el helicóptero cumple tres vueltas alrededor de la plaza repleta de fieles. Luego se aleja en dirección de Sicilia.
A este punto, con los ojos humedecidos por la conmoción, padre Pio le dirige a Maria un breve quejido empapado de abandono filial: “Virgen, Madre mía, llegaste a Italia y  yo me enfermé; ahora vas y todavía me dejas enfermo”.
En este mismo instante Padre Pio advierte un escalofrío como correr por toda la persona y cura milagrosamente del mal que los médicos le diagnosticaron: un tumor a la pleura.
Es el mismo Padre Agostino, amigo y director espiritual de Padre Pio desde los años de seminario, a confirmar la curación inmediata del fraile estigmatizado: “En un momento el Padre se oyó como una fuerza misteriosa en su cuerpo y les dijo a los cofrades: Soy curado! “.
Para dar plenitud a la narración de lo que ocurrido, hace falta reconducir el testimonio del doctor Giuseppe Sala, el que precisa que “en aquel tiempo, el Padre ya fue clínicamente curado por la pleuresía; se previo una convalecencia, que se habría podido dilatar por meses y meses, salvo complicaciones, ignorando de ello el resultado y obligando el paciente a suspender la usual actividad. Sin embargo, el doctor Sala, reconoce que Padre Pio ha tenido una curación imprevista.
Un grupo de médicos tiene la ocasión de visitar a Padre Pio y hacerse plenamente consciente de una curación instantánea y rápida.
Fuente: página de Donato Calabrese
 EL PADRE PÍO DE PIETRELCINA Y EL SANTO ROSARIO
Desde muy pequeñito el Beato P Pío experimenta un amor muy grande por la Santísima Virgen María, su “mammusia”, como cariñosamente la llamaba, que significa en dialecto “mamita”. Su primer peregrinaje siendo un niño de 8 años fue a la Virgen de Pompey, la Virgen del Rosario, cerca de Nápoles.
En su casa de Pietralcina, como en todas las familias italianas de la época, el rosario era la oración familiar. Se encontraban alrededor del fuego todas las noches antes de ir a dormir rezando el Rosario. Pero cuando la Virgen apareció en Fátima como la Virgen del Rosario y recomendó el rosario como oración potente para obtener todo bien y alejar todo mal, Padre Pío hizo del rosario su oración incesante e incansable de día a día. Decía el Beato Padre Pío: “¿si la Virgen Santa lo ha siempre calurosamente recomendado donde quiera que ha aparecido, no nos parece que deba ser por un motivo especial?”.
Entre más crecía su clientela mundial, como la llamó el Papa Pablo VI, de sus hijos espirituales, más él aumentaba las coronas del Rosario de recitar. Era su secreto, con esta cadena que lo unía al Corazón de Jesús a través del Corazón Inmaculado de María, él alejaba los males y obtenía las gracias para sus hijos. Llegó a recitar, en el curso de un día un número incalculable de rosarios. Su oración asidua lo hizo un “Hombre hecho Rosario” o como podría ser llamado el “Santo del Rosario”.
Una vez lo oyeron decir: “quisiera que los días tuvieran 48 horas para poder redoblar los Rosarios”. Todo los dones y prodigios para las almas los obtenía a través del Santo Rosario.
Un día le pidieron sus hijos espirituales les dejara su herencia espiritual. Padre Pío respondió inmediatamente sin pensar siquiera: “El Rosario”.
Y poco antes de la muerte a su amigo y hermano Fray Modestino le dijo:“¡Amen a la Virgen y háganla amar. Reciten siempre el Rosario!”. El Padre Pío vivió su vida del altar al confesionario. Siempre con el rosario en la mano, unido al Corazón Inmaculado de María, quien lo formó imagen encarnada de la misericordia del Corazón Eucarístico de Jesús para con el siglo XX. Este siglo de tantos pecados y desafíos a los derechos de Dios como nuestro creador y de ataques horrendos a la dignidad del Hombre.
UNA HISTORIA SOBRE SU AMOR AL ROSARIO
Nos narra P. Stefano Manelli, uno de sus hijos espirituales y gran conocedor de su espiritualidad, una historia de cuando aún era un seminarista capuchino:
“P. Pío oraba mucho aún fuera de las horas de oración comunitaria. Encontrarlo en el coro (lugar donde rezan los religiosos en las iglesias), o en su cuarto haciendo oración, era una cosa normal. Le gustaba mucho ya entonces la oración del Santo Rosario. En sus propósitos espirituales escribió de rezar cada día quince rosarios.
Llegó a comprometerse en una competencia (maravilloso y santo deporte) con un compañero Fray Anastasio, a ver quien rezaba un mayor numero de rosarios. Una noche sintió un ruido y alguien que se movía en el cuarto cerca del suyo. Se despertó y pensó que los ruidos eran causados por fray Anastasio que estaba todavía despierto para hacer rosarios, siempre en competencia (santa competencia) con este hermano capuchino.
Un cierto momento, desde la ventana, llamó a fray Anastasio y cual fue su sorpresa cuando de la ventana no se asomó su compañero sino un enorme perro negro con los ojos de fuego. Fray Pío se quedó como piedra, y el horrible perro, con un salto formidable, desapareció. Fray Pío apenas pudo llegar a la cama casi desmayado. Al día siguiente supo que a su hermano Fray Anastasio lo habían cambiado de cuarto la noche anterior.”
Su batalla contra Satanás, el mundo y la carne las libró en modo eficaz a través de la recitación del Santo Rosario.
Fuente: P. Berardo María

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