Y digo pero no hago, porque quiero pero no me pongo en búsqueda. Sin lugar a duda que el Reino de los Cielos será para aquellos que están inquietos y que buscan descansar. San Agustín pensaba así cuando dijo que nuestro corazón está inquieto y solo descansará cuando llegue a Ti, Señor.
Por eso, Señor, hoy quiero levantar mi súplica para rogarte que transformes mi corazón en un corazón inquieto, en constante búsqueda y deseos de felicidad. Que no me dé por satisfecho ni resignado, que aspire a lo máximo que Tú me has dado, una vida eterna y gozosa en tu presencia.
Y yo quiero buscarla como hizo Natanael. Quizás muchos amigos me hayan invitado a conocer a Jesús, pero he pensado que la Iglesia, como sucedió a Natanael con Jesús, no es el lugar para encontrar a nadie. Quizás piense que Jesús no puede estar en la Iglesia.
Estoy confuso, dubitativo, desconcertado. Ayúdame, Dios mío y dame la luz de acercarme a Ti y verte como le sucedió a Natanael. Al menos, dame la paciencia y perseverancia de no desfallecer y seguir en la lucha de cada día buscándote sin parar.
Amén.
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