San Pio X, papa
Sucede con el reino de los cielos como con un rey que hizo un banquete para la boda de su hijo. (Mateo 22,2)
¿Qué significa prepararse para el banquete de bodas que habrá al final de los tiempos? ¿Qué tipo de “traje de gala” hemos de llevar cuando llegue el Reino de los cielos en toda su plenitud?
Antes que nada, tenemos que responder afirmativamente a la invitación de Jesús. No te equivoques, querido hermano: ¡Tu Padre celestial te ama sin medida y quiere que tú seas su invitado especial en el banquete final! Dios anhela que todos se salven y lleguen al conocimiento salvífico de su Hijo (1 Timoteo 2,4). Cuando el Espíritu Santo quiera actuar en tu corazón, especialmente al comienzo de tu caminar con Cristo, ¡dale la bienvenida! No permitas que ninguna distracción ni atractivo del mundo te impida responder a la gracia de la llamada de Dios. ¡Deja de lado cualquier cosa que te exija atención y entra al banquete de inmediato!
Segundo, cerciórate de estar bien preparado para la ocasión. No seas como el hombre que respondió a la invitación, pero sin llevar la vestimenta debida, es decir, sin dedicarse a seguir a Jesús día tras día. Mantente revestido de la sangre del Cordero y nutrido del alimento sacramental. Acércate a Jesús cada día en la oración y en la meditación de su Palabra. Pídele al Espíritu Santo que te ayude a examinar tus pensamientos y acciones en tu oración diaria. Cuídate de no ser solo oidor de la Palabra de Dios, sino hacedor también (Santiago 1,22).
El Espíritu Santo te está esperando todos los días para llenarte de su amor y su gracia hasta el día final, cuando tomes tu lugar en la mesa del banquete con Jesús. Cada día, el Padre te está invitando al banquete de bodas de su Hijo. ¡Ahora mismo, ya hay santos que están con Él en el banquete, y allí hay un lugar especial reservado para ti! ¡Qué espléndido festín va a ser aquél! Ese día, verás al Señor tal como es y estarás con Él para siempre en un banquete glorioso. ¡Responde ahora mismo! ¡Y no te olvides de vestirte adecuadamente!
“Señor, Espíritu Santo, haznos puros e irreprochables delante de Dios. ¡Ayúdanos, Señor, a estar bien vestidos y preparados para el banquete!”
Ezequiel 36,23-28;
Salmo 51,12-15.18-19;
Mateo 22:1-14;
No hay comentarios:
Publicar un comentario