Santos: Esteban de Hungría, rey; Arsacio de Persia, anacoreta. Beato
Bartolomé Laurel y compañeros, mártires.
Vísperas I del domingo: 4a
semana del Salterio. Tomo IV: pp. 1076 y 88. Para los fieles: pp. 722 y 410.
Edición popular: pp. 289 y 475. Feria (Verde)
HACERSE COMO NIÑO
Ez 18,1-10. 13. 30-32; Mt
19,13-15
El capítulo décimo octavo del profeta Ezequiel es un
parteaguas en la revelación bíblica. Desde tiempos remotos había quedado
establecido el principio de la responsabilidad colectiva, según el cual, las
acciones reprobables o meritorias de una persona, afectarían para bien o para
mal a sus descendientes por muchas generaciones. Esa forma de implantar la
justicia divina tenía sus deficiencias. Por esa razón el Señor establece el
principio de la responsabilidad personal, cada ser humano se responsabilizará de
su propio proceder. La invitación final es esperanzadora: es posible recomenzar
renovándose interiormente con un espíritu y un corazón nuevo. En esa
perspectiva podemos interpretar el pasaje del Evangelio de san Mateo: es
necesario hacerse tan dócil como los niños, para acoger sin simulación ni
doblez alguno, el designio amoroso del Dios. Los niños pequeños confían
cabalmente en sus padres. Así tendrá que abandonarse el creyente en las manos
del Padre celestial.
MISA DE SANTA MARÍA EN SÁBADO
ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Hch
1, 14)
Los discípulos perseveraban
unánimes en la oración junto con María, la Madre de Jesús.
ORACIÓN COLECTA
Dios, Padre de misericordia, cuyo Unigénito, clavado en la
cruz, proclamó como Madre nuestra a su propia Madre, María santísima,
concédenos, por su cooperación amorosa, que tu Iglesia, siendo cada día más
fecunda, se alegre por la santidad de sus hijos y atraiga a su seno a todas las
familias de los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Yo juzgaré a cada uno según su
proceder.
Del libro del profeta Ezequiel:
18, 1-10. 13. 30-32
El Señor me habló y me dijo:
"¿Por qué andan repitiendo este refrán en Israel: 'Los padres fueron los
que comieron uvas verdes y son los hijos a quienes se les destemplan los
dientes'? Les juro por mi vida, dice el Señor Dios, que nadie volverá a repetir
ese refrán en Israel. Sépanlo: todas las vidas son mías, lo mismo la vida del
padre que la del hijo. Así pues, el hombre que peque, ése morirá.
El hombre que es justo y vive de acuerdo con el derecho y la
justicia; que no ofrece sacrificios a los ídolos ni los adora; que no deshonra
a la mujer de su prójimo; que no explota a sus semejantes y les devuelve la
prenda empeñada; que no roba, sino que da de comer al hambriento y viste al
desnudo; que no presta con usura ni acumula intereses; que no comete maldades y
juzga imparcialmente los delitos; que observa mis preceptos y cumple con
fidelidad mis mandamientos, ese hombre es justo y ciertamente vivirá, dice el
Señor Dios.
Si el hijo del justo es ladrón u homicida y quebranta alguno
de mis mandamientos, ciertamente morirá y será responsable de sus propios
crímenes.
Pues bien, pueblo de Israel, yo juzgaré a cada uno de ustedes
según su proceder, dice el Señor Dios. Arrepiéntanse de todos sus pecados,
apártense de ellos y no morirán. Arrepiéntanse de todas las infidelidades que
han cometido, estrenen un corazón nuevo y un espíritu nuevo y así no morirán,
pues yo no quiero que nadie muera, dice el Señor Dios. Arrepiéntanse y
vivirán".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Clases de Responsabilidad
Es evidente que los actos de los papás tienen consecuencias,
positivas o negativas, en los hijos. Según eso, hay una responsabilidad de los
papá que se transfiere a los hijos. Pero el proceso no es automático ni cobija
toda la complejidad de los actos humanos. Sobre esto quiere enseñarnos Ezequiel
en el día de hoy.
¿Qué tanto dependemos de lo que hayan hecho nuestros
antepasados? Es una pregunta difícil. En un extremo tenemos a quienes miran su
vida con fatalismo y le echan todas las culpas a sus padres. Es más o menos lo
que sucedía en tiempos de Ezequiel. Obrando así, aquellas personas condenaban
sin remedio a sus ancestros mientras de paso se declaraban inocentes a sí
mismas. Esto es algo muy perverso de ese fatalismo, entre otras cosas: exime de
la propia culpa; lo hace parecer a uno como una pobre "víctima inocente."
En el otro extremo tenemos a la persona que se considera
creadora de su destino "desde cero." Actúa como si no le debiera nada
a nadie, como si cada persona obrara en un vacío que puede y debe ser llenado
solamente por las propias decisiones. Aunque este extremo parezca atractivo
para las películas de Hollywood y sus héroes que se baten en solitario contra
el mundo entero, los peligros aquí son la ingratitud y la soberbia.
Es decir que frente al pasado nos amenazan esos dos extremos:
fatalismo y engañosa inocencia de un lado; soberbia e ingratitud por el otro.
En el centro hay una actitud sana y razonable, que admite que debemos mucho a
los que nos han precedido pero que también nosotros tenemos nuestra propia e
intransferible responsabilidad.
Del salmo 50 R/. Crea en mí, Señor, un corazón puro.
Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para
cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti ni retires de mí tu
santo espíritu. R/.
Devuélveme tu salvación, que regocija, mantén en mí un alma
generosa. Enseñaré a los descarriados tus caminos y volverán a ti los
pecadores. R/.
Tú, Señor, no te complaces en los sacrificios, y si te
ofreciera un holocausto, no te agradaría. Un corazón contrito te presento, y a
un corazón contrito, tú nunca lo desprecias. R/.
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque
has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla. R/.
Del santo Evangelio según san
Mateo: 19, 13-15
En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que
les impusiera las manos y orase por ellos. Los discípulos regañaron a la gente;
pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a
mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos". Después
les impuso las manos y continuó su camino.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
No impidas que los niños se acerquen a Jesús
Al niño abortado se le impidió pronunciar el nombre de Jesús.
Al niño maltratado se le ocultó el rostro bondadoso de su
Redentor.
Al que padece la ignorancia de la Palabra se le frenó el
acceso a su Buen Pastor.
Al que fue abusado se le pretendió alejar la dulce bondad del
Corazón de Cristo.
Al que se le saturó de regalos se le quiso esconder el regalo
de la gracia.
Al que se le llenó de pornografía la mente o de violencia el
corazón se le quiso impermeabilizar en contra del rocío bienhechor del Hijo de
Dios.
Al que se le gritó con amargura o se le reprochó con
injusticia se le alejó la paz del Santo de Dios.
Al que nunca se escuchó, se le predicó un Dios ajeno y
opuesto a lo que es Jesucristo.
El que no recibió abrazos tardará más en comprender el
mensaje del Evangelio.
Y el que nunca fue corregido aprendió con ello a reírse del
mensaje de su Salvador.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, nuestras ofrendas y conviértelas en sacramento
de salvación, por cuya eficacia y por la intervención amorosa de la santísima
Virgen María, Madre de la Iglesia, nos llenemos de santo fervor y merezcamos
quedar más íntimamente asociados, con ella, a la obra de la redención. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
En verdad es justo y
necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, y alabarte en esta
conmemoración de la Virgen María.
Porque ella, al aceptar tu Palabra en su corazón inmaculado,
mereció concebirla en su seno virginal y, al dar a luz a su Creador, preparó el
nacimiento de la Iglesia.
Porque ella, al aceptar junto a la cruz el encargo de tu
amor, recibió como hijos a todos los hombres, redimidos por la sangre de Cristo.
Porque ella, al unirse a las oraciones de los Apóstoles y de
los discípulos, que esperaban la venida del Espíritu Santo prometido, se
convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante. Y, desde su asunción gloriosa
al cielo, sigue mostrando su amor a la Iglesia peregrina, y protege sus pasos
hacia la patria del cielo, hasta que venga el Señor, lleno de gloria. Por eso,
con todos los ángeles y santos, te alabamos sin cesar, diciendo: Santo, Santo,
Santo...
Desde la cruz, Cristo dijo al
discípulo amado: He ahí a tu Madre.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido esta prenda de redención y vida, te
suplicamos, Señor, que tu Iglesia, por la ayuda maternal de la santísima
Virgen, instruya a todas las naciones, anunciándoles el Evangelio, y llene al
mundo entero con la efusión de tu Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Dios nuestro, por intercesión del beato Bartolomé
Laurel, cuyo glorioso martirio celebramos hoy, que, imitando su ejemplo, te
agrademos por nuestra humildad y nuestra constancia en la fe. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Al recordar el martirio del beato Bartolomé Laurel, traemos,
Señor, a tu altar nuestros dones, y te pedimos que quienes celebramos los
misterios de la pasión del Señor, imitemos lo que realizamos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Ya que hemos celebrado el banquete celestial, te pedimos,
Señor, que el recuerdo del martirio del beato Bartolomé Laurel y nuestra
oración fervorosa, nos alienten a seguir el ejemplo generoso de su fe. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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