Santos: Eusebio I, Papa; Jacinto
de Cracovia, presbítero. Beato Ángel Agustín Mazinghi, presbítero. (Verde)
APÓSTOL DE LOS PAGANOS
Is 56, 1.6-7; Rm 11,13-15. 29-32; Mt 15,21-28
El hilo conductor entre las tres lecturas es la cuestión de
la admisión de los extranjeros al pueblo de Dios. El libro de Isaías insiste en
que toda persona que se done de corazón a Dios, podrá participar de su alianza
y será admitido en la Casa de Oración. Ya no habrá exclusión contra los que se
acerquen con corazón limpio, sean de la nación que sean. Sin embargo, esa
promesa se fue concretando con altibajos y retrocesos. El pasaje evangélico nos
muestra que el mismo Señor Jesús y toda su generación, seguía experimentando
dificultades para acoger a sus vecinos de Fenicia. La reflexión decisiva y
firme del apóstol san Pablo, abrió de par en par las puertas a los paganos en
la Iglesia. El antiguo perseguidor de cristianos redefinió su identidad: ya no
era un fariseo liberal, sino un apóstol de Jesucristo al servicio de los
paganos, dispuesto a defender ante los espíritus escrupulosos: la libertad del
Espíritu y la salvación gratuitamente alcanzada por la fe en Jesucristo.
ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 83, 10-11)
Dios,
protector nuestro, mira el rostro de tu Ungido. Un solo día en tu casa es más
valioso, que mil días en cualquier otra parte.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que has preparado bienes invisibles para los que
te aman, infunde en nuestros corazones el anhelo de amarte, para que, amándote
en todo y sobre todo, consigamos tus promesas, que superan todo deseo. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
Conduciré
a los extranjeros a mi monte santo.
Del libro del profeta Isaías: 56, 1. 6-7
Esto dice el Señor: "Velen por los derechos de los
demás, practiquen la justicia, porque mi salvación está a punto de llegar y mi
justicia a punto de manifestarse. A los extranjeros que se han adherido al
Señor para servirlo, amarlo y darle culto, a los que guardan el sábado sin
profanarlo y se mantienen fieles a mi alianza, los conduciré a mi monte santo y
los llenaré de alegría en mi casa de oración. Sus holocaustos y sacrificios
serán gratos en mi altar, porque mi templo será casa de oración para todos los
pueblos".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Excluidos de la Vida
La primera lectura nos presenta un modo de exclusión. Se
trata de los extranjeros. En la mentalidad del Antiguo Testamento lo que prima
es la idea de que hay un solo pueblo que es el pueblo elegido.
El sentido que Dios quería dar a esa elección era este: ser
elegido es servir de instrumento y guía de la salvación de los demás pueblos.
Sin embargo, un modo cómodo de interpretar las cosas, un modo egoísta pero
tentador, era decir que los demás pueblos ya habían sido "descartados."
El texto del profeta Isaías se opone a esa interpretación
miope y mundana de la elección divina. Isaías viene a afirmar que hay promesas
de vida y de felicidad para los extranjeros, es decir, para los de fuera. Con
eso también está relativizando lo que podía servir de orgullo fatuo a los
israelitas.
Del salmo 66 R/. Que te
alaben, Señor, todos los pueblos.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos
a nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora.
R/.
Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo
con justicia; con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las
naciones. R/.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te
aclamen todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo
entero. R/.
Dios
no se arrepiente de sus dones ni de su elección.
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 11, 13-15. 29-32
Hermanos: Tengo algo que
decirles a ustedes, los que no son judíos, y trato de desempeñar lo mejor
posible este ministerio. Pero esto lo hago también para ver si provoco los
celos de los de mi raza y logro salvar a algunos de ellos. Pues, si su rechazo
ha sido reconciliación para el mundo, ¿qué no será su reintegración, sino
resurrección de entre los muertos? Porque Dios no se arrepiente de sus dones ni
de su elección.
Así como ustedes antes eran rebeldes contra Dios y ahora han
alcanzado su misericordia con ocasión de la rebeldía de los judíos, en la misma
forma, los judíos, que ahora son los rebeldes y que fueron la ocasión de que
ustedes alcanzaran la misericordia de Dios, también ellos la alcanzarán. En
efecto, Dios ha permitido que todos cayéramos en la rebeldía, para
manifestarnos a todos su misericordia.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Comentario:
Cuando los de afuera se adueñan de la casa
La segunda lectura da un paso más en esta misma línea.
Resulta que Dios es compasivo y abre la puerta de su misericordia a los pueblos
no judíos, es decir, a los que la Biblia llama "gentiles." Los que
estaban "lejos" ahora están "cerca" enseña san Pablo, por
ejemplo, en el capítulo primero de su carta a los Efesios. Pero ¡cuidado! Estar
cerca es empezar a estar "adentro" y existe siempre el peligro de
sentirse ya tan adentro que uno empiece a despreciar a los que ahora vinieron a
quedar afuera.
Pablo sale al paso de esta situación en la segunda lectura de
este domingo, mostrando que si es verdad que el orgullo de aquellos judíos no
condujo a nada, no podemos interpretar de ahí que ya ellos han quedado
"afuera" para siempre. Al contrario, temerosos de repetir nosotros
mismos el ciclo y anhelantes de la gracia y la salvación para todos, tomamos en
consideración las palabras de este apóstol: "Así como ustedes antes eran
rebeldes contra Dios y ahora han alcanzado su misericordia con ocasión de la
rebeldía de los judíos, en la misma forma, los judíos, que ahora son los
rebeldes y que fueron la ocasión de que ustedes alcanzaran la misericordia de
Dios, también ellos la alcanzarán. En efecto, Dios ha permitido que todos
cayéramos en la rebeldía, para manifestarnos a todos su misericordia."
ACLAMACIÓN (Cfr. Mt 4,
23) R/. Aleluya, aleluya.
Jesús predicaba la buena nueva del Reino y curaba a la gente
de toda enfermedad. R/.
Del santo Evangelio según san Mateo: 15, 21-28
En aquel tiempo, Jesús se
retiró a la comarca de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea le salió al
encuentro y se puso a gritar: "Señor, hijo de David, ten compasión de mí.
Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio". Jesús no le contestó
una sola palabra; pero los discípulos se acercaron y le rogaban:
"Atiéndela, porque viene gritando detrás de nosotros". Él les
contestó: "Yo no he sido enviado sino a las ovejas descarriadas de la casa
de Israel".
Ella se acercó entonces a Jesús y, postrada ante Él, le
dijo: "¡Señor, ayúdame!". Él le respondió: "No está bien
quitarles el pan a los hijos para echárselo a los perritos". Pero ella
replicó: "Es cierto, Señor; pero también los perritos se comen las migajas
que caen de la mesa de sus amos". Entonces Jesús le respondió:
"Mujer, ¡qué grande es tu fe! Que se cumpla lo que deseas". Y en
aquel mismo instante quedó curada su hija.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Un obstáculo: ¿Por qué Jesús trata así a aquella
extranjera?
El evangelio de hoy, en cambio, nos presenta un pasaje
bastante difícil sobre todo porque la actitud de Jesús resulta francamente
desconcertante: ¿por qué hace esperar tanto a esta pobre mujer que clamaba la
curación de su hijita? Y si luego va a curarla, ¿por qué con ese lenguaje tan
duro, diríamos tan humillante?
Para dar un poco de perspectiva a lo sucedido, conviene
recordar que Jesús tenía muy claro que su misión, por lo menos en el terreno de
lo inmediato, iba dirigida a los miembros del pueblo elegido. Él no se ve a sí
mismo como una especie de curandero o de hombre con poderes extraordinarios. A
menudo prefirió destacar el papel de la fe de quienes recibían sus milagros,
como quitando la atención de sí mismo y desplazándola hacia el acto de fe que
el enfermo hacía cuando se curaba.
El enfoque de Jesús no es tanto que Él hace cosas sino que Él
es la ocasión de que Dios haga cosas en quienes vuelven hacia Dios. Esto es así
porque Jesús básicamente está anunciando que Dios reina, está anunciando el
Reinado de Dios como más potente que toda la iniquidad humana y también como
más fuerte que todo lo que aflige u oprime a los hombres.
En síntesis, Jesús quiere que el protagonista sea el poder de
Dios que se hace próximo y activo en nosotros cuando realmente creemos. Es
evidente que una curación "fácil" y un encuentro casi accidental con
una especie curandero itinerante no son el lugar para realmente reconocer que
es Dios el que reina.
Esto explica, por lo menos en parte, lo que al principio nos
parecía chocante: Jesús no quiere que sus milagros sean anécdotas, sino
mensajes que anuncian la llegada del Reino. En el fondo, la demora en conceder
esa sanación y el modo de hablarle a esta mujer son una especie de catequesis
que quiere mostrar por qué caminos le llega la salvación. Al decirle que esta
recibiendo migajas de la mesa del pueblo elegido le está mostrando que sólo hay
un Dios, que ese Dios se ha revelado al pueblo de la alianza, y que de Él y
sólo de Él viene todo bien
Se
dice Credo.
PLEGARIA UNIVERSAL
La mujer cananea del Evangelio pedía con
insistencia a Jesús que la ayudara. Oremos también nosotros, repitiendo su
petición.
Después de cada petición diremos: Ten compasión de nosotros,
Señor.
Por la Iglesia. Que sepa dedicar sus mejores energías a los
pobres, a los débiles, a los abandonados. Oremos.
Por los gobernantes de las naciones. Que sean dignos
instrumentos de Dios en el ejercicio del poder. Oremos.
Por el pueblo judío, el pueblo de la antigua alianza. Que
viva con autenticidad su fe y encuentre caminos de diálogo y de convivencia con
los otros pueblos y religiones. Oremos.
Por los padres y madres que sufren por las enfermedades y
tantos otros problemas de sus hijos. Que experimenten el amor y la compasión de
Dios que ofrece siempre consuelo y esperanza. Oremos.
Por todos aquellos que mañana inician un nuevo ciclo
escolar. Que sea oportunidad de crecimiento humano y espiritual. Oremos. Por
todos nosotros. Que esta celebración de la Eucaristía alimente nuestra vida de
fe y nos mueva a dar testimonio. Oremos.
Ten compasión, Señor, de nosotros, y atiende las oraciones que
con fe y confianza te hemos presentado. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe,
Señor, nuestros dones, con los que se realiza tan glorioso intercambio, para
que, al ofrecerte lo que tú nos diste, merezcamos recibirte a ti mismo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio
para los domingos del Tiempo Ordinario.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Sal 129, 7)
Con
el Señor viene la misericordia, y la abundancia de su redención.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Unidos a Cristo por este sacramento, suplicamos humildemente,
Señor, tu misericordia, para que, hechos semejantes a Él aquí en la tierra,
merezcamos gozar de su compañía en el cielo. Él, que vive y reina por los
siglos de los siglos.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- "Veo a la Iglesia como un hospital
de campaña tras una batalla", sentenció recientemente el Papa Francisco en
una entrevista, afirmando que la Iglesia está ahí para curar heridas, no para
abaratar ni encarecer las exigencias del camino cristiano, sino para animar a
las personas que sufren, ayudándoles en su proceso de curación. La mujer
cananea sufría demasiado porque su pequeña hija no encontraba la paz interior.
Estaba desesperada. En un primer momento Jesús pareció quedar encajonado en los
prejuicios raciales tan arraigados en el pueblo de Israel. La mujer se mantuvo
en su posición y lo desarmó. El Señor Jesús nos habrá de ayudar a compadecer
solidaria y dignamente a los excluidos, a todos aquellos que parecieran ser
"los perritos" del siglo XXI, por la manera inhumana en que la
sociedad los arrincona. Habrá que caminar en las fronteras humanas para acompañar
a las personas con misericordia.
Homilías de Fr. Nelson Medina,
O.P.
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