Hay un corazón que ama en la Soledad del Sagrario.
Un Corazón que late desmedidamente anhelando corazones que le amen… que le dejen amarlos.
Hay un Corazón abandonado que gime con gemidos desgarradores… llamando por sus nombres a los íntimos, a los de confianza, a los alejados, a los que les maltratan con el olvido.
Hay un Corazón enriquecido que desean regalar sus dones, sus riquezas… que toca a las puertas buscando refugio, buscando amigos, buscando consuelo… pero nadie le escucha porque todos están en sus cosas…
Corazón divino… Corazón amable… Corazón solitario… Corazón abandonado… aquí tienes un corazón roto, pequeño, enlodado… que viene a quedarse contigo… y en el silencio te dice…”No estás solo… yo estoy contigo… Vengo a llorar contigo… vengo a llamar los corazones contigo… vengo gemir y tocar las puertas contigo… No…no estás solo… aquí estoy contigo… aunque pequeño, roto y enlodado mi pobre corazoncito… aun así… aquí… a tus pies… estoy contigo… mi Señor…”
Desde la Soledad del Sagrario
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